Recuperación del ‘Jardín Romántico’

 En torno a la Finca de Vista Alegre 

Carabanchel está de enhorabuena. Después de una larga espera, y pese a que el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997 cataloga a la Quinta de Vista Alegre como “jardín histórico”, junto con Casa de Campo, Parque del Retiro, Parque del Oeste, Quinta de la Fuente del Berro, Parque del Capricho de la Alameda de Osuna, Quinta de los Molinos, Jardines del Campo del Moro y Jardín Botánico, y después de ser declarado Bien de interés Cultural (BIC) en el año 2018, no ha sido hasta el pasado 8 de mayo cuando hemos empezado a disfrutar de este impresionante espacio verde en el que se mezclan modelos franceses, italianos y árabes de jardinería.

El Cedrus libani, comúnmente conocido como "cedro del Líbano" o "cedro de Salomón".

 

La Quinta es un claro exponente de la evolución de nuestra ciudad que, llena de huertas, conventos y grandes quintas de recreo, formaba el gran Madrid de principios del siglo XX, todavía a salvo de sus últimas y desgraciadas transformaciones urbanas de una jardinería falta de contenido.

“Siempre hemos creído que es necesario volver a las antiguas fuentes del jardín madrileño para no perder nuestros verdaderos valores tradicionales (históricos, literarios, populares…), los que han formado la imagen de un Madrid de jardinería elegante y sencilla, cortesana y popular…. y contrarrestar esa corriente impulsada por meros motivos económicos que impone el mismo jardín en toda Europa, y nos conduce a una jardinería falta de contenido y significado, privada de sus más hondas raíces populares” (Villa de Madrid, 1981).

Situada en el corazón del distrito de Carabanchel, es muy desconocida en gran parte debido a la tapia que impedía ver su interior. Los jardines han pasado por varias etapas, una primera muy importante, cuando en 1832 adquiere la quinta la Reina Dña. Maria Cristina de Borbón, a la que llamará “Posesión de Vista Alegre”. Lo más relevante de esta etapa son las conducciones de agua y la infraestructura del jardín (parterres de vivaces, cenadores, estatuas, la ría con su noria y un embarcadero) siguiendo el modelo de jardín romántico de la época.

La segunda se produce cuando compra la posesión el marqués de Salamanca, revitaliza la quinta, se reforma el jardín romántico, termina la construcción del Palacio Nuevo, se coloca la Puerta Bonita, y destaca un gran jardín oval donde predominan las rosaledas. Pero la novedad más importante es el jardín delantero del Palacio Nuevo con fuentes de mármol, parterres con setos y arbustos y el gran cedro, que aún hoy se conserva, presidiendo la entrada (es uno de los 35 árboles singulares con que cuenta la Quinta). En esta etapa, el marqués aumenta notablemente el arbolado con más de mil ejemplares, donde destacan las especies exóticas: palmeras datileras de África, plataneras de Canarias, piñas de América, amén de más de mil variedades de rosas. Restaura la ría y planta sauces llorones, cipreses, tuyas, arces y acacias, sin olvidarnos de los arbustos: moreras, laureles, lilos, celindas, palmitos, etcétera.

La Guerra Civil marca un antes y un después: Carabanchel es frente de guerra y se pierde mucho arbolado y zona de cultivos. En los años cuarenta se “urbanizan” de forma ordenada los antiguos campos de cultivo por parte de la Dirección General de Regiones Devastadas y se construyen bellos jardines tanto en los patios interiores como en las zonas libres entre los edificios. El pintor y paisajista sevillano Xavier Winthuysen realizó algunos de estilo árabe, de los que casi no se conservan restos. Se implantan, por así decirlo, sobre un trazado original del s. XIX edificios y jardines del s. XX.

Pese a que fue declarado BIC en 2018, no ha sido hasta el pasado 8 de mayo cuando hemos empezado a disfrutar de este impresionante
espacio verde en el que se mezclan modelos franceses, italianos y árabes de jardinería.

 

Llegados al s. XXI nos hemos encontrado con los jardines muy mermados: se han perdido los columpios y juegos, una miniatura de castillo, mesitas, bancos, merenderos y el propio alumbrado, y quedan pocas de sus fuentes y estatuas. La ría es la gran joya perdida: su embarcadero se encontraba donde se construyó el Colegio de Santiago, y solo queda un tramo detrás del Palacio Viejo.

Aunque la Quinta ocupa 45 ha, gracias a la retirada de muros que tabicaban el espacio en 13 zonas que impedían que se pudiera pasear por el conjunto de ella, solo se abrirán 11. En ellas se concentra la mayor parte del jardín romántico y es donde podemos disfrutar de su trazado sinuoso, parterres de vivaces, la plaza de las estatuas, la ría, el parterre de estilo neoclásico y el giardino de tradición napolitana.

Ahora se inicia una segunda fase, en la que se contemplan trabajos tan importantes como los de rehabilitación de los palacios y edificaciones y darles un uso público y adecuado para el distrito de Carabanchel. De la “sostenibilidad” del proyecto no hablamos, lo dejamos para otro momento; ahora disfrutemos de “La Posesión de Vista Alegre”.


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