Una victoria frustrante

Pese a ganar las elecciones municipales, Carmena no obtiene una mayoría que le permita gobernar
ROBERTO BLANCO TOMÁS

De alguna manera, las municipales del 26M han sido “crónica de una muerte anunciada” para Manuela Carmena, alcaldesa en funciones, que probablemente acabará aquí su carrera política, a no ser que sus oponentes no logren ponerse de acuerdo. Si en 2015 ya necesitó un pacto para llegar al Ayuntamiento, el lógico desgaste de estos cuatro años y la división de Ahora Madrid han propiciado un retroceso en los comicios, que le han supuesto la pérdida de un concejal (de 20 en 2015 a los 19 obtenidos el día 26), lo justo para que, sumado al que ha perdido el PSOE (de 9 a 8), se hagan trizas sus posibilidades de repetir mandato ante la previsible unidad de los partidos de derechas.


Y es que esto del fin del bipartidismo ha abierto todo un universo nuevo de posibilidades, cálculos y alianzas. Vean si no el caso del Partido Popular, que pese a caer de 21 concejales a solo 15 (un “cebollazo” en toda regla), se siente “ganador” de las elecciones por ser la formación con más escaños de las tres destinadas a entenderse, todas ellas de derechas, lo que significa que, imprevistos poco probables aparte, es bastante posible que su candidato, José Luis Martínez-Almeida, se convierta en el próximo alcalde.


Sí, es cierto: aún queda bastante que negociar, limar y pulir entre los tres presuntos “partidos pactantes”, pero como digo todo apunta a que así será: ya lo hemos visto en Andalucía, y no parece haber nada que lo impida aquí en Madrid. Ni los supuestos escrúpulos que ha mostrado Ciudadanos ante la idea de pactar con Vox, que al final y en la práctica se han quedado en eso, en “supuestos”.


Solo nos queda comprobar cuánto se hace de rogar la formación naranja para rentabilizar sus 11 concejales (4 más que en 2015) y para marcar alguna diferencia, algo fundamental para un partido que pretende a medio plazo llegar a liderar la derecha y ganar elecciones. También tendremos que ver el partido que Vox saca a sus 4, totalmente necesarios para que Martínez-Almeida sea alcalde. Pero vamos, al final se entenderán todos, ya lo verán.


En cuanto a nuestro distrito, podemos encontrar algunas variaciones en el reparto de votos con respecto a los generales de toda la ciudad, como los resultados algo mejores de las formaciones “progresistas” entre los votantes carabancheleros, que implicaron resultados algo peores de las derechas por estos lares.


Más Madrid obtuvo aquí 35.108 votos (un 33,29%, tres puntos por encima del resultado general, un 30,94%). Le siguió el Partido Popular, con 21.002 votos (19,92%, mientras que en toda la ciudad alcanzó un 24,23%). En Carabanchel el PSOE, con 18.739 votos (17,77%, cuatro puntos por encima del 13,72% logrado en toda la ciudad), arrebató el tercer puesto a Cs, con 17.538 votos (un 16,63% en el Distrito, y un 19,13% en todo Madrid). Vox consiguió aquí 7.672 votos (un 7,28%, algunas décimas menos que en la ciudad, donde sacó un 7,63%).


Como curiosidad, la abstención en Madrid ha sido similar a las anteriores elecciones municipales, 31,77% esta vez frente a 31,09% hace cuatro años, pero lo que ha bajado a la mitad han sido los votos en blanco: 0,43%, frente al 0,97% de 2015.


Y en la Comunidad, otro tanto

En las elecciones a la Comunidad de Madrid celebradas el mismo 26 de mayo ha pasado algo parecido a lo descrito sobre nuestra ciudad. En este caso, ha sido el PSOE el partido vencedor, con 37 escaños en la Asamblea regional (los mismos que en 2015), pero esta vez parece que tampoco va a conseguir recuperar la presidencia madrileña, pues no le llega con su alianza más probable. Una posible suma de los escaños de Más Madrid (20) y Unidas Podemos + IU + Madrid en Pie (7), que tras el fraccionamiento obtienen esta vez los mismos que hace cuatro años todos juntos, se quedaría a tres de la mayoría absoluta.


Nuevamente, la coalición más posible será la de la derecha: los 30 escaños del PP (18 menos que en 2015: con todo, otra caída espectacular), sumados a los 26 de Cs (9 más que en 2015) y a los 12 de Vox. En cualquier caso, en política nunca hay que descartar sorpresas. “Veremos”, dijo un ciego…


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