Retos del patrimonio cultural madrileño para 2021

Recientemente, la Dirección General de Patrimonio ha publicado en su web el informe La percepción social del patrimonio cultural en la Comunidad de Madrid. Se trata de un documento elaborado a partir de unas encuestas realizadas antes de la pandemia, que como bien dicen sus promotores, arroja unos datos muy interesantes sobre hábitos, percepciones y puntos de vista anteriores a estos meses que lo han cambiado todo. Es decir, se trataría de una “foto fija” que nos devuelve la imagen de cómo era nuestra actitud hacia el patrimonio en la “antigua normalidad”. Con todo lo que de positivo pueda tener esto con vistas a revertir tendencias o situaciones a futuro.

Sin duda, el hecho más relevante aportado por este trabajo ha sido la constatación de que existe una brecha, no pequeña precisamente, entre la ciudadanía que valora el patrimonio y la que le interesa entre poco o prácticamente nada. Una brecha que tiene un origen perfectamente identificado: el nivel de estudios y el económico, o dicho de otro modo, la percepción del patrimonio que tienen los madrileños y madrileñas depende en buena medida de su nivel socioeconómico.

Efectivamente, en las encuestas realizadas se ha podido segmentar a los diferentes grupos encuestados y los datos no dejan lugar a dudas: el sector de población que más valora el patrimonio cultural madrileño (y por “cultural” entendemos desde lo material a lo natural e incluso inmaterial) es aquel que tiene una mayor formación. Mientras que, en términos generales, aquellos con bajos niveles educativos se ubican en el polo opuesto, mostrando mucho menor aprecio por el mismo (dentro del 14% de la población que muestra poco o ningún interés, el 40% no tiene estudios).

Se cumple aquello de “no se puede amar lo que no se conoce”, algo que para el patrimonio cultural tiene consecuencias dramáticas, pues la desafección al mismo lleva a su degradación e incluso a su destrucción. Un ejemplo de esto lo tenemos no muy lejos, en el edificio más antiguo de la ciudad de Madrid, la ermita de Santa María de la Antigua, cuya fachada mudéjar aparece de tanto en tanto con grafitis o restos de botellón en sus inmediaciones. En la raíz de tales comportamientos, sin duda, se encuentra el desconocimiento de su valor histórico, artístico e identitario. De ahí que cobren un especial protagonismo los programas de difusión de patrimonio, ya sean institucionales o a cargo de asociaciones o grupos vecinales comprometidos con la defensa del mismo. En el informe vemos cómo estas iniciativas son una necesidad demandada por la ciudadanía (con un 4,1 sobre 5), y también cómo el reconocimiento hacia estas asociaciones va ganando ascendente entre la sociedad.

Estos programas deben ser la piedra angular sobre la que se asienten los retos a futuro del patrimonio cultural madrileño. Unos programas que sean inclusivos y busquen salvar esa brecha, poniendo el foco en aquellos que hoy no reconocen la importancia del patrimonio simplemente por no haber tenido una formación suficiente o porque se encuentren en una situación social vulnerable. En ese sentido, sería muy interesante comenzar a educar en esa sensibilidad incluso en la propia etapa escolar. Vemos, pues, cómo en cualquier caso urge hacer más “pedagogía del patrimonio”.

Otra tarea pendiente es la accesibilidad física. Y ahí emerge otro grupo especialmente vulnerable: la tercera edad. Los resultados de la encuesta vuelven a ser contundentes, la valoración del patrimonio decae a partir de los 65 años, debido en parte a las dificultades para acceder a espacios y seguir las actividades culturales.

El patrimonio cultural madrileño interesa, y mucho, a la luz de la encuesta (más del 60% muestra interés), de ahí que los retos inmediatos sean seguir avanzando en esa labor de difusión y concienciación para reforzar los sectores que ya lo valoran, pero sobre todo, para atraer a los que se están quedando atrás. El nivel formativo y el económico nunca pueden ser barreras para el disfrute de lo que nos han legado quienes nos precedieron.

De ahí la importancia de que las diferentes Administraciones, instituciones, medios de comunicación, así como las asociaciones ciudadanas en defensa del patrimonio (cada vez más numerosas) sigan difundiéndolo y haciéndolo más accesible mediante jornadas de puertas abiertas, horarios conciliables, charlas, visitas guiadas, publicaciones, reportajes, etc. Porque otro de los aspectos que señala este informe es, precisamente, la creciente demanda de la sociedad de ser tenida en cuenta en las cuestiones patrimoniales (un 55% de los encuestados así lo manifiestan).

Se impone, pues, seguir avanzando en la concienciación y valoración del patrimonio no solo como un elemento de disfrute y un activo para el turismo, sino como algo que nos concierne a todos, en tanto que no deja de ser un preciado y frágil espejo que nos devuelve continuamente el reflejo de quiénes somos y nos estimula a que pensemos en qué imagen de nosotros queremos transmitir a las generaciones futuras.

Antonio J. Antequera, doctor arquitecto. CHyP

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El informe se encuentra disponible para su consulta en:
https://www.comunidad.madrid cultura/ patrimonio-cultural/percepcion-social-patrimonio-cultural-comunidad-madrid


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