06. GUÍA DEL PATRIMONIO CULTURAL DE CARABANCHEL

06. El Cementerio Británico de Carabanchel

Después de años de negociación entre el Gobierno británico y el Ayuntamiento de Madrid, en 1854 se situó el Cementerio Británico en Carabanchel, en la calle que ahora se conoce como Comandante Fontanes.

El objetivo fue el crear un lugar en el que los cristianos no católicos pudieran ser enterrados, ya que no eran admitidos en otros cementerios existentes en aquel entonces.

El cementerio lo gestionaban un grupo de residentes pertenecientes a la creciente comunidad británica que se había establecido en Madrid por diversas cuestiones.

Según fue transcurriendo el tiempo, se comenzó también a dar sepultura en el cementerio a creyentes no británicos de otras religiones, como luteranos, miembros de la Iglesia ortodoxa rusa y griega, a judíos, así como a quienes de igual manera había que facilitar un lugar de enterramiento y ello no era permitido por la legislación española.

Incluso después de que las autoridades españolas permitieran dichos enterramientos en cementerios civiles, las comunidades extranjeras de cristianos no católicos continuaron eligiendo el Cementerio Británico por su característico estilo inglés, sus lápidas y su aire rural. Unas características que marcan el pequeño cementerio como un lugar evocador de jardines y tradición inglesa.

Entre las personalidades enterradas en el Cementerio Británico, cabe citar al propietario del Circo Price, el fundador del Restaurante Lhardy, la familia Loewe (artículos de cuero y accesorios), la familia Brooking (joyerías), industriales tan conocidos como Boetticher y Girod, la dinastía Bagration (casa regente de Georgia), la familia Bauer del sector de la banca, y el fotógrafo Charles Clifford. El Cementerio Británico en Madrid ha sobrevivido a los disturbios del siglo XIX en España, la Guerra Civil Española y las dos guerras mundiales.

En la actualidad rara vez se celebran actos funerarios, pero el espacio disponible permite enterrar cenizas. El Comité, presidido por el Consulado Británico en Madrid, organiza actos para la comunidad británica y otras personas interesadas sobre la historia social y desarrollo de Madrid en los siglos XIX y XX.

Uno de los principales objetivos ha sido recaudar fondos para continuar y mejorar el cementerio. Muchas de las familias fundadoras han fallecido y ya han dejado de tener descendientes en Madrid, por lo que no aportan fondos para su mantenimiento.

 Arthur Thorold 

Está conmemorado por la piedra tallada a ras del suelo, diseño muy característico de las sepulturas de la época. Lo que lo distingue de otras tumbas es el diseño personalizado, ya que nos recuerda a la mitología británica del rey Arturo, en boga en los primeros años del siglo diecinueve, la época del nacimiento del joven Arthur. Los viajeros siempre tenían mucho interés en España, y gracias al ferrocarril los más curiosos llegaron de Francia con cierta facilidad, ayudados por una cultura católica común y las dinastías reinantes en ambos países. Los británicos, al contrario, aparte de la mayor distancia antes de los ferrocarriles, se encontrarían con una cultura muy diferente de la suya. La del joven Arturo era una familia de la nobleza, y su padre un reverendo de la Iglesia anglicana proclamado como tal en la inscripción, todo en latín, acorde con el alto nivel cultural de la familia.

 Gustavo Witenburg 

La sepultura de estilo gótico florido, muy conocido en España por San Juan de los Reyes en Toledo y otros muchos edificios de la época de los monarcas Habsburgo, refleja la nacionalidad alemana de la persona enterrada. Witenburg falleció en 1900, oriundo de Hamburgo, posiblemente judío, hombre de negocios y banquero establecido en Madrid, gozaba de la amistad de miembros de la familia real de España, especialmente de la Infanta Isabel “La Chata”. El tipo de letra de la inscripción es una adaptación del estilo gótico alemán para dar énfasis al toque germánico. En la parte superior de la estela a la izquierda se pueden ver esculpidas violetas, flor con cierto significado emotivo para don Gustavo, señor muy fino y galán, cuya mujer se rumoreaba era nieta secreta de un rey de Italia, pero faltan datos.

 William Parish 

El monumento de la familia Parish, de origen inglés, refleja el mundo del espectáculo y corresponde al negocio fundado por William Parish, empresario de circo, cuyo monumento ostenta espléndidas antorchas esculpidas de piedra y un panel de fotografías de familia esmaltadas hechas por la empresa Monerris de la calle Montera, que antes aparecía en el panel vertical donde ahora hay un espacio vacío debido a algún admirador sin escrúpulos deseoso de guardarlo en su casa.

El monumento ha perdido también, a manos quizás de otro "anticuario" sin escrúpulos, la guirnalda tallada en piedra que antes ocupaba la parte horizontal a mano derecha, la que probablemente ha llegado a formar parte de la decoración de una chimenea o un porche de la casa de alguien que no se da cuenta de su historia como adorno de la sepultura de una familia admirada y querida por el gran público madrileño de todas las clases sociales desde mediados del siglo diecinueve. La inscripción donde antes reposaba la guirnalda de piedra proclama la fundación del Circo Parish en 1880, denominación o nombre de marca importante para el negocio de la familia Parish, ya que en aquel año tuvo lugar la fusión o traspaso del negocio circense de Thomas Price, de origen irlandés, fallecido en 1877. Curiosamente era el nombre Circo Price y no Circo Parish el que la familia Parish adoptó para la publicidad y que aún ahora prevalece para este histórico circo, hoy propiedad del Ayuntamiento de Madrid y que ocupa un edificio entero en la Ronda de Valencia.

 Alice Bache Gould 

Miss Gould nació en Nueva Inglaterra (EE UU), y fue de las primeras en graduarse en la Universidad de Bryn Mawr. Se entusiasmó por viejos manuscritos entonces infravalorados y olvidados, fechados en la época de los viajes de Colón. Las experiencias vividas allí revelaron su capacidad de paciencia y atención al detalle. Sus investigaciones la llevaron a establecerse en España, y en 1952 llegó a recibir la Orden de Alfonso X el Sabio por sus investigaciones. Hay una placa conmemorativa en el puente levadizo que da acceso al Archivo Nacional en el castillo de Simancas, colocado por investigadores que querían recordar su trabajo, admirado por el enfoque metódico en su investigación.

El monumento está en consonancia con su actitud innovadora y la época moderna de su entorno. No está completo, ya que la parte superior, que era un bloque de granito, es visible, pero detrás de la parte inscrita por haber caído en algún momento de su historia. Esa circunstancia prueba cómo el Cementerio Británico ha pasado lamentablemente una época de abandono, ahora en parte rectificado. El estilo modernista, tirando a brutalista, representa las características de Alice Gould y los aspectos austeros de su enfoque intelectual ante la investigación histórica y también el apoyo que dio a la enseñanza de jóvenes al fundar una escuela de niños según los preceptos novedosos de la Institución Libre de Enseñanza. La foto nos muestra un trozo de piedra esculpida casi pegado a la estructura del monumento, que es un contraste sorprendente al estilo, pero no es del monumento de Alice Gould. Más bien es un trozo intruso, parte de otro monumento de otro estilo artístico y ciertamente dañado o incluso desaparecido por los avatares del tiempo.

 Charles Clifford 

Según la inscripción falleció el 1 de enero de 1863, pero según otras fuentes murió el 31 de diciembre del año 1862. Está representado por este fragmento colgado en la pared del pasillo de entrada al recinto y desprendido de un monumento grande que, según un plano del cementerio delineado antes del año 1880, ocupó un espacio de tres por tres. Por razones y bajo circunstancias desconocidas, el monumento fue eliminado a causa de una reordenación de determinadas zonas y las sepulturas desplazadas, contraria a la política del cementerio y un gran misterio. El gran monumento de Clifford figura en el plano original del coronel Fitch, pero se desmanteló, aunque se desconoce por qué y dónde fueron a parar sus restos. El Cementerio Británico de Madrid sigue la tradición no escrita de no reutilizar los espacios de las sepulturas, excepto para miembros de la misma familia. Sin embargo, la tumba de Charles Clifford se fragmentó, los escombros tirados a la basura y sus restos removidos.

Mientras que los ferrocarriles y la telegrafía eran los símbolos de la nueva era por excelencia, otra clave de modernidad fue la fotografía. El negocio de la fotografía principalmente se dedicaba a retratar a la gente distinguida que surgía de la nueva burguesía y de las clases pudientes, producto de la creciente industrialización en España. El talento y el entusiasmo de Charles Clifford era fotografiar lugares históricos, edificios y paisajes urbanos por todo el país. Los álbumes de fotografías de edificios históricos en España que realizó Charles Clifford se vendían por toda Europa y ayudaron a despejar algo la nebulosa información que tenían los más pudientes europeos que les gustaba viajar. Tras la Guerra de Independencia, se empezó a tener conocimiento en Europa de la riqueza artística y paisajística que poseía España, igualable a las maravillas del Grand Tour, probablemente por los relatos que contaban los oficiales y las tropas a su regreso a casa. La empresa del Canal de Isabel II le encargó fotografiar todas las obras de ingeniería que se estuvieran desarrollando. Estas fotos son extraordinarias por su calidad informativa y técnica. Además, son notables por el gran número de obreros que aparecen trabajando y que eran en realidad presos en trabajos forzosos, vigilados por los guardas armados que se ven en las imágenes.

 Émile Huguenin 

La sepultura lleva líquenes y variedades de musgo que la dan patina y categoría equiparable al estilo del negocio del, fallecido en 1887, propietario del exitoso restaurante Lhardy. Emil no se apellidaba Lhardy: lo adoptó por admiración o gratitud por su formación como cocinero siguiendo las más altas tradiciones de la haute cuisine francesa en Paris chez Cafe Hardy. Antes de la fundación de Lhardy en Madrid en 1839 por Émile abundaban las casas de comidas, pero ninguna donde llevar a una dama. A su llegada a Madrid, Émile empezó con una pâtisserie y pronto pasó a preparar platos y comidas completas, llevándolas a casa de la gente distinguida y acomodada con sus grandes reuniones de familiares, empresarios y conocidos. Una importante contribución que hizo a la sociedad madrileña fue que se lanzó a aceptar reservas de grupos de señoras que podían reunirse sin la compañía de los hombres, hito en la historia social de España. Fue la misma Isabel II quien le propuso incluir en su carta el plato tradicional de Madrid, el cocido madrileño, que todavía hoy es el plato estrella del restaurante. Tras su muerte, su hijo Agustín heredó el negocio, tomando también el apellido Lhardy (aunque su patronímico era Huguenin), gestionando el catering y el restaurante de manera muy competente, siendo además un artista muy conocido. En su testamento aseguró la continuación de sus empleados, y el negocio aún sigue a día de hoy, aunque su constitución mercantil fue transformada.

 Charles Loftus Otway 

Se expone la parte superior del monumento imponente, ya que al trasladar los restos en 1878, 17 años después de su fallecimiento en Madrid, demolieron la base del panteón pero dejaron la parte superior del monumento, aunque no en su lugar original. Charles Loftus Otway fue un diplomático británico nombrado encargado de negocios en la embajada británica en Madrid y fue uno de los que firmaron el documento de compra del terreno en Carabanchel para el cementerio en 1853. A continuación de su puesto de encargado de negocios en Madrid, Charles Loftus Otway fue ministro plenipotenciario en Méjico, pero fue retirado in 1858, muy criticado por una serie de acciones equivocadas por haber contravenido la estricta neutralidad de Gran Bretaña en los asuntos de Méjico, todo ello en gran parte debido a la influencia de su joven y bella esposa española, Tula. Después del fiasco de Méjico, Charles Loftus Otway tuvo que aceptar un puesto consular en Europa y falleció poco después.

Años después del traslado de los restos de Charles Loftus Otway a Londres, surgió la anécdota de la familia Loftus tomando el té los domingos con todo el esplendor que correspondía a los de su clase social, con una vajilla de exquisita porcelana y tetera y utensilios y cubertería de plata, servido por las criadas que los acompañaban, todo lo cual se veía desde el camino que bordeaba el lado del mausoleo con su tejado de cristal. Parece ser que esto inspiró al joven autor irlandés Bram Stoker, a finales del siglo diecinueve, a escribir sobre el conde Drácula confraternizando con los restos de sus antecesores.

 Margaret Taylor 

La sepultura de la fundadora en 1931 del salón de té Embassy es austera como la decoración modernista del local, rechazando el estilo aterciopelado belle époque tan favorecido por los cafés de lujo en Madrid. Embassy era un lugar de encuentro, de cocteles, del té a las cinco, novedoso y actual como su misma dueña, moderna y extranjera. La lápida de granito y la inscripción, con excepción de la fecha de su muerte, fue preparada antes de su fallecimiento, ya que Margaret no quería causar molestias a los que quedasen después de ella. Su hija, que en el momento del fallecimiento de su madre vivía en Inglaterra, se encargó de añadir la fecha: 1982.

Al igual que Lhardy había ayudado a liberar a la sociedad femenina, también lo hizo Embassy, donde las señoras podían reunirse lejos de los cafés llenos de humo donde se reunían los hombres en sus tertulias literarias y políticas o simplemente para cotillear. El paseo de la Castellana 12, donde estaba situado el negocio de Margaret Taylor, fue una de las claves de su éxito: estaba rodeado de los palacetes de la alta alcurnia y de las embajadas de las grandes potencias, y por ello Margaret eligió Embassy como su nombre de marca. Detrás había una mente aguda y privilegiada y otros factores que hoy son difíciles de confirmar, porque no se sabía en la vida de Margaret Taylor nada de la operación encubierta dirigida por la embajada británica y llevada a cabo por ella. Esta operación era secreta hasta el año 2002, cuando el misterioso descubrimiento de unos papeles sacó a la luz el asunto, que fue investigado y estudiado. Fue una gran operación de rescate a nivel europeo de las personas dispersas por toda Europa desplazadas por la guerra mundial. Muchas habían llegado a España sin identidad, sin papeles y, para aprovechar la información llevada por los mismos fugitivos, la embajada británica les ayudaba proporcionándoles nuevas identidades con los papeles correspondientes. Las actividades de Margaret Taylor eran peligrosas y arriesgadas, pero se mantuvieron en secreto hasta el final de sus días. El negocio, encabezado por nuevos intereses del mundo del catering, instalado en nuevos emplazamientos, sigue en activo a día de hoy.

 

  • CONSERVACIÓN: Buena
  • PROTECCIÓN: Ninguna
  • LOCALIZACIÓN: C/ Comandante Fontanes, 7, 28019 Madrid
  • FOTOGRAFÍA 3D digital: sketchfab.com/3studio59
  • VISITA: Martes, jueves y sábado (excepto fiestas nacionales y locales), de 10:30 a 13:00, y 1 de noviembre en la mañana.
    La visita puede realizarse mediante la audioguía para teléfonos móviles y tabletas, en español e inglés, que puede conseguirse en la entrada gracias a un donativo.

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EQUIPO REDACTOR

DAVID J. BUTLER M.B.E. Diplomado en Filología Hispánica y diplomado en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria. Miembro del Comité del Cementerio Británico.
britishcementerymadrid@fco.gov.uk

 

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BIBLIOGRAFÍA

  • Histórical Account of the British Cementery Madrid (2001). Asociación de Diplomados en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria.
  • El Cementerio Británico de Madrid (1999), separata de Anales del Instituto de Estudios Madrileños, tomo XXXIX.
  • Relatos del Cementerio Británico de Madrid (2022), Editorial Círculo Rojo (primeramente, editado en inglés).

Mas bibliografía en la web: britishcementeriesspain.org

 

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APLICACIÓN

Con cada publicación, actualizaremos la misma información y más, en nuestra Audioguía: Guía del patrimonio Cultural de Carabanchel, de la aplicación AUDIOGUIDESAPP

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