El estrés cotidiano, un asesino silencioso

El estrés
Cada día vamos por la vida sin apenas darnos cuenta de nuestros estados internos. Corremos de un lado para otro, siempre con prisas, angustiados con el reloj y las mil tareas que aún nos quedan por delante, sin pararnos ni un solo minuto a preguntarnos si cabría la posibilidad de encontrar una forma distinta de vivir. “Es lo normal”, te dices un día tras otro... pero realmente poco o nada conocemos acerca de las consecuencias que una vida y una mente constantemente estresada tiene en tu cuerpo y en tu salud, no solo física sino también psicológica.
Actualmente se definen dos tipos de estrés, el distrés y el eustrés. El distrés se refiere a las consecuencias perjudiciales y dañinas por un estrés excesivo, y el eustrés se aplica al estrés mínimo, y es hasta cierto punto benéfico, ya que dicho estrés se genera ante una situación en particular y nos ayuda a huir del teórico peligro que nuestro cerebro ha detectado. Sin embargo, cuando nuestra mente, de manera automática, aprende a reaccionar ante todo de forma estresada y hacemos un mundo de un grano de arena, el distrés se alarga en el tiempo y químicamente tiene consecuencias insanas: cada vez que experimentamos estrés, nuestro cuerpo liberan al torrente sanguíneo hormonas (adrenalina y cortisol) que, en exceso, acidifican el organismo y nos oxidan, es decir, nos envejecen. Pero no solo eso: nuestro sistema nervioso también se sobrecarga y llega un momento en el que colapsamos. Es entonces cuando pueden aparecer trastornos como la ansiedad, la depresión, el agotamiento crónico, la fibromialgia, la pérdida del cabello, la úlcera de estómago, la menstruación irregular, insomnio, enfermedades cardiacas y un largo etcétera de patologías.
Y ante eso, ¿qué podemos hacer? Algunas personas tienden a decir: “Es que yo soy así”. Esa afirmación no solo no nos da ninguna solución, sino que nos ancla en seguir mal, viviendo víctimas de nosotros mismos.
Diversos estudios apoyan la evidencia de que la práctica de yoga es la mejor arma en la lucha contra esta enfermedad silenciosa que es el estrés. A través de la práctica de asanas (posturas físicas), pranayama (técnicas de respiración) y relajación sanamos poco a poco el cuerpo, liberándolo de sus tensiones, y a través de las técnicas de meditación aprendemos a encontrar la paz en nosotros mismos, no como algo excepcional, sino como algo natural. La práctica meditativa nos enseña a regular nuestro mundo mental y emocional, y educamos a nuestra mente para aprender a tomar la vida desde un punto de equilibrio. Centrados en lo verdaderamente importante. Los dramas terminan por fin, y se produce un sereno encuentro con nuestra interioridad. Desarrollamos nuestra inteligencia intuitiva.
Si sufres de esta dolencia, no lo dudes y busca tu centro de yoga más cercano.
Omshanti-Paz.

Lakshmi Devi / Ruth Sáez

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