Incontinencia urinaria, algo de lo que evitamos hablar

La pérdida involuntaria de orina es uno de los síntomas que acontecen con más frecuencia en la población. Aunque las mujeres son las más afectadas (una de cada 4), no es algo infrecuente en los hombres (uno de cada 9). Es un problema que padecen más de tres millones de personas en España, y suele aumentar con la edad.

Es una dolencia que afecta de manera importante a la calidad de vida de la persona tanto a nivel emocional como social y económica, sin dejar de lado el aspecto higiénico. Es una problemática para la persona que se ve afectada, pero también para el entorno familiar y/o cuidadores.

En muchas ocasiones se ha banalizado este problema bajo la presentación en medios de comunicación como que “es algo normal”, invitando a poner “compresas” como única solución. Más allá de este remedio, es importante entender por qué se produce esta situación y cómo podemos atajarla.

La vejiga (órgano que recoge la orina de nuestro organismo) está situada en la pelvis junto a la uretra y el recto. Además, en el caso de las mujeres también la vagina y el útero, y en el caso de los hombres la próstata. Estas partes del cuerpo están rodeadas y sostenidas por un conjunto de músculos y ligamentos que logran una posición adecuada, y de ello depende su normal funcionamiento. A esta estructura se le llama “suelo pélvico”, y uno de sus músculos más potentes es el músculo detrusor. Todo está coordinado por el cerebro, que manda el estímulo de la micción o de la contención según sea la situación. Cualquier alteración de este engranaje puede ser la causa de la incontinencia urinaria.

Clasificación de la incontinencia urinaria

Las pérdidas se pueden clasificar:

Según la intensidad, en:

  • a) Leves (menos de 600 ml/día).
  • b) Moderadas (de 600 a 900 ml /día).
  • c) Graves (más de 900 ml /día).

Según la duración:

  • a) Menos de cuatro semanas, incontinencia transitoria. Puede ser ocasionada por fármacos, infecciones, inflamaciones, alteraciones psicológicas, problemas endocrinos, retención urinaria o por estreñimiento importante.
  • b) Más de cuatro semanas. Ya hablamos de incontinencia crónica,  que a su vez puede ser:

De esfuerzo. Aparece con esfuerzos como reír, toser, estornudar, cargar peso. Estas acciones aumentan la presión en el abdomen. Es la más frecuente, suele aparecer en mujeres menores de 75 años y tiene mucho que ver con la debilidad del suelo pélvico (parto vaginal, fórceps, obesidad, edad, cirugías…).

De urgencia. Hay un deseo apremiante de orinar y suele acompañarse de pérdida involuntaria  de orina, desde gotas hasta mayores cantidades. Es más frecuente en mayores de 75 años, a veces por una mayor actividad en el músculo detrusor cuando la vejiga se llena. Puede darse en  infecciones, trastornos neurológicos de fondo o anomalías de la vejiga.

Mixta. Es la que combina síntomas de las dos anteriores. Se observa en el 30-40% de las mujeres con infecciones de orina.

Por rebosamiento. Cuando hay un vaciamiento incompleto de la orina que se acumula en la vejiga, con goteo. Se puede producir por obstrucción a la salida de tipo mecánico como ocurre en el prolapso (descenso) del útero o estrechamientos en la uretra, por problemas neurológicos que provocan una disminución de la actividad del músculo detrusor como podemos ver en diabetes, deficiencias de alguna vitamina, enfermedad de Parkinson, alcoholismo o sífilis. También puede producirse por algunos medicamentos, en cuyo caso cabe la posibilidad de que sea reversible.

¿Cómo sospechar que podemos tener este problema?

Podemos hacernos algunas preguntas, como:

— ¿Se me escapa la orina al toser, reír, levantar peso, estornudar?

— ¿Alguna vez se me escapa la orina cuando noto una sensación repentina e incontrolable de ganas de orinar?

— ¿Tengo la sensación de que no vacío la vejiga por completo?

— ¿Se me escapan gotas? ¿Me mojo mucho?

— ¿Utilizo algún sistema de protección para la incontinencia urinaria? ¿Cuál? ¿Cuántas veces me cambio al día?

Si la respuesta a alguna de estas preguntas es “Sí”, no dudes en consultar con tu  profesional sanitario de referencia (medicina, enfermería, matrona, fisioterapeuta).

Los músculos de la pelvis controlan la salida de la orina. Imagen: National Cancer Institute

 

¿Cómo se suele tratar?

Se recomienda empezar por tratamientos conservadores como:

  • Modificar los estilos de vida: intentar bajar de peso, dieta en la que se disminuyan las bebidas carbonatadas o que contengan alcohol o cafeína, regular la ingesta de líquidos según avanza el día, programación de la micción de manera ordenada, evitar el estreñimiento y dejar de fumar.
  • Ejercicios de Kegel o de suelo pélvico, sobre todo en la incontinencia de esfuerzo. Consiste en contraer el suelo pélvico durante 8-10 segundos (simulando que cortamos un chorro de orina) y una relajación a continuación del mismo tiempo. Se aconseja repetir de 8 a 12 veces, tres veces al día, y se puede notar mejoría en 3-6 meses. (más información)
  • Entrenamiento de la vejiga. Se trata de programar micciones con intervalos ajustados que se van graduando. Muy útil en la incontinencia de urgencia.

A veces hay que añadir tratamientos farmacológicos con recomendación y bajo supervisión del profesional médico. Y si lo demás falla, se puede valorar la cirugía y la estimulación eléctrica.

En definitiva, la incontinencia urinaria es una situación muy frecuente que afecta a personas de diversa edad y sexo. Es una patología ampliamente estigmatizada cuya normalización no debe pasar por la resignación, sino por el conocimiento y estudio de qué condiciones la provocan y de todas las herramientas con las que contamos hoy en día para intentar reducirla, eliminarla o aprender a sobrellevarla.

No lo ocultes, ¡consúltalo!

Puedes ampliar información en https://observatoriodelaincontinencia.es



  Votar:  
Resultado:0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos
  0 votos