El machismo mata literalmente a las mujeres y la sociedad remata sin paliativos

Reflexión: donde la restauración de la supremacía masculina a la subordinación de las mujeres en la cultura y sociedad, que deben poner en valor el principio de reparación de los efectos tan negativos del machismo en la vida de los seres humanos, con la necesidad de honrar la memoria intergeneracional de la herida y daño producido a la mujer, hijas, hijos, el ambiente más inmediato y en definitiva a toda la comunidad.

Los datos sobre la violencia machista en España siguen siendo sobrecogedores; es perturbador para conciliar el sueño reparador tras un duro día de trabajo porque una de cada tres mujeres sufre violencia en cualquiera de sus formas.

Según información de la Plataforma de Afectadas por la Violencia de Género, se han registrado más de 1.200 mujeres asesinadas a causa de la violencia machista. De estas muertes, el 68% fueron ocasionadas por parejas o ex-parejas. El 32% restante fueron cometidas por familiares, conocidos o desconocidos. Además, se produjeron más de 70.000 denuncias por violencia de género en España. La violencia psicológica fue la forma más común de violencia machista (el 56% de las denuncias), seguido de la violencia física (el 34%). En cuanto a la violencia sexual, se registraron más de 1.000 denuncias. El número de mujeres víctimas de violación fue de más de 461. Otra forma de violencia machista que se registró fue la violencia económica, con más de 8.000 denuncias. Además, la Plataforma de Afectadas por la Violencia de Género también informó que el número de menores que sufren violencia de género es cada vez mayor. Según el informe, se registraron más de 4.000 casos de violencia de género contra menores de 18 años.

Los informes verificados destacan que la violencia de género también tiene un gran impacto en la salud mental de las mujeres. Según los datos, más del 43% de las mujeres que sufrieron violencia de género también padecían problemas de salud mental.

Imaginemos por un momento lo que supondría, además de un verdadero escándalo, y sobre todo un problemón de seguridad pública con graves consecuencias, si en los medios futbolísticos, musicales, deportes profesionales y amateur, si solo diez de ellos fueran asesinados y violentados.

En cambio, los seguidores de Tina Turner o Whitney Houston hemos asistido al maltrato y abuso físico y mental mediático televisado sobre sus personas, con una vara de medir injusta, traicionera y patriarcal. A pesar de estar en la elite y vanguardia de la fama con mayúscula, ellas han sufrido el escarnio injusto de ver cómo se airea el maltrato sin ninguna o poca repercusión

El poder real del cambio en la sociedad del siglo XXI sería trasladar a la ciudadanía con honestidad y comunicación pedagógica que el principio de equidad o igualdad entre los seres humanos constituye elaborar el decálogo más básico de convivencia que debe implantarse definitivamente, para que dicha condición  sea quien acompañe diariamente el orden natural por entender que esa indeseable barbarie de matar por matar sea solo un mal sueño de una noche de oscuro invierno y que nada ni nadie comprometa el futuro de la civilización humana, porque en todo el planeta la violencia machista está desbocada.

El detonante es el hecho de tener la condición de mujer, para que vea solo con sus gafas distorsionadas, minusvalorando y avergonzando al siempre sumiso ser inferior que cuida con amor el hogar, prepara el alimento, educa a la prole, pero en su propia cabeza visceral desde una percepción de ser superior miope pague con la acción perversa utilizando cualquiera de sus formas violentas y rematando sin pudor.

Menos mal que la masculinidad bien entendida como rol y elemento biológico per se no siempre responde atacando. Tenemos compañeros de viaje a ninguna parte que están presentes, utilizan parámetros de corresponsabilidad y coeducación bien aprendidos e interiorizados. Ellos sí ponen el interés en ayudar a sentar equilibrios sin dominancia de poder, estableciendo sintonía feminista, permitiendo que la sororidad sea un capítulo de crecimiento para enriquecernos las mujeres y forjar alianzas, para que la equidad no se convierta en quimera lejana sin capacidad de alcanzar paz de consciencias.

Como ciudadanía de una sociedad libre, de un distrito de población heterogénea pero inclusivo, debemos proteger a nuestras mujeres de su entorno violento, no dejarlas solas ante el mas mínimo signo de que pueda estar viviendo con su torturador en un ambiente sórdido y peligroso.

Debemos estar presentes con los ojos bien abiertos, alerta, para no permitir cruzar líneas moradas. Salvaguardar nuestra dignidad ante cualquier ataque por muy sutil que sea: ningún micromachismo cabe en el día a día. Mantener a raya al macho alfa dominante es nuestra escucha activa. El machismo debería ser abordado desde diferentes aspectos para erradicar asesinatos, heridas difíciles de curar para avanzar.

Económicamente tantas medidas integrales a gestionar el Estado democrático y social de derecho debe asumirlas en el deber de proteger, tutelar y reparar por no haber velado en tiempo y forma por la integridad física, mental, económica, sexual de las mujeres, niñas y niños de nuestro entorno.


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