HABLANDO DE URBANISMO. Una osa en nuestra glorieta, ningún ascensor

Nuestro vecino Jesús Rodríguez se duele de que el Ayuntamiento haya perdido una nueva oportunidad en la reforma urbana de la glorieta del Ejército y su entorno. Han ampliado aceras, sí, pero sin crear nuevas áreas verdes. Y no le falta razón.

En una zona despejada, donde la solana de verano funde los carteles de Metro, renunciamos a la sombra, y en vez de ampliar la familia de los siete pinos actuales, “plantamos”, aunque temporalmente, la escultura de un árbol azul cielo… y una osa. Volveremos con esto, pero ahora toca hablar de una nueva ocasión desaprovechada, no solo para la mejora ambiental de este cruce.

La remodelación de este espacio surge de los presupuestos participativos de 2017, y las obras acaban de finalizar. Y sin valorar más allá el resultado, parecen mostrar la sempiterna desconexión en la planificación de obras, cuando se trata de poner de acuerdo a diferentes Administraciones.

Otra vez, han dejado escapar la oportunidad de incluir en estos trabajos a la más antigua de las demandas vecinales. Hablamos de la mejora de la accesibilidad de la estación de Metro, y con ello nos referimos a la instalación de un ascensor. Resulta frustrante que la estación de Metro de referencia para el Hospital Militar Gómez Ulla siga siendo una de las peores en accesibilidad de todo Madrid.

El nuevo plan regional (el que sustituye al anterior ya incumplido) prevé que la línea 5 dispondrá de ascensores para cinco estaciones… en 2026. ¿Pero tan difícil era adelantar la instalación al tiempo que la remodelación? Sabemos que no es sencillo disponer un acceso vertical del andén a la calle, pero más complicado será cuando se pretenda hacer... O no, porque al fin y al cabo, ¿qué más da volver a romper lo que se acaba de poner? Es solo dinero público.

Mientras tanto, da igual que seas una persona joven o anciana, sana o enferma, que vuelvas a casa o debas acudir a un tratamiento al centro médico. Para todos solo hay escaleras, muchas escaleras.

Retomando el tema de la escultura, la obra artística forma parte de un conjunto de reproducciones en serie de la osa y el madroño, repartidas por toda la metrópoli en homenaje a los héroes de la COVID-19. Cada réplica está personalizada a partir de propuestas creativas, y ésta, además del color característico, incluye el pintado de una escalera de mano en el tronco del árbol. Para completar la alegoría, su autor quiso llamar a esta réplica La escalera.

Ignoro si el artista o la promotora eran conscientes de que su obra, pensada como una alegoría a la heroicidad, al colocarse ahí podría tener otro significado, y bien si lo tiene. Hablando de escaleras y peldaños, lo único que parece recordarnos es que los héroes y heroínas de la vida cotidiana y simple del vecindario deben seguir escalando y descendiendo de una estación de metro inaccesible, y que una osa carabanchelera no iba a ser menos.

Al final, la glorieta del Ejército está acabada y tenemos unas aceras ampliadas, unas barandillas y mobiliario nuevos, una osa en nuestra glorieta, pero ningún ascensor.

Foto: Jesús Rodríguez

Si quieres que comentemos sobre algún hecho urbanístico que te afecta, escribe a pupu2129@yahoo.es, a la atención de nuestra columna.


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