LA ONU PROPONE LA CREACIÓN DE UN “BONO CONTRA EL HAMBRE” EN AMÉRICA LATINA PARA PALIAR LOS EFECTOS DE LA CRISIS SANITARIA DEL COVID-19

El hambre en América Latina y el Caribe sigue. Suman ya 42,5 millones de personas, el 6,5% de la población regional.

La Organización de las Naciones Unidas advierte a través del nuevo informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que el esfuerzo de dos décadas para eliminar la pobreza extrema puede perderse en cuestión de meses y millones de personas más pasarán hambre debido a la crisis del COVID-19.

Estas dos agencias de la Naciones Unidas proponen un “bono contra el Hambre” además de un ingreso mínimo de emergencia para evitar que la crisis sanitaria del COVID-19 se convierta en una crisis alimentaria que haga retroceder a la región 20 años de desarrollo y empuje a millones más al hambre y la pobreza.

El informe de las agencias sostiene que América Latina necesita medidas urgentes para evitar que la actual crisis de salud causada por el coronavirus se transforme en una crisis alimentaria. La crisis sanitaria ha producido una mayor caída del PIB regional en un siglo, estimada en un -5.3%, aproximadamente.

Por otra parte revela que 16 millones de latinoamericanos caerán en la pobreza extrema hasta un total de 83,4 millones de personas, lo que hará que muchos de ellos tengan dificultades para acceder a comida. Entre 2016 y 2018 ya había 53,7 millones de personas en inseguridad alimentaria severa en América Latina.

Según Alicia Bárcena de la CEPAL , y el director regional de FAO, Julio Berdegué, los efectos de la crisis ya son visibles en los sistemas alimentarios: la vulnerabilidad de los trabajadores ha crecido y los precios internos de los alimentos están subiendo más que el precio de otros productos de la canasta básica, según el Índice de precios al consumidor.

Además, debido al aumento del desempleo y la caída en los ingresos, millones de personas no pueden comprar suficientes alimentos, y muchas otras están teniendo que optar por alimentos más baratos y de menor calidad nutricional. Bárcena explica que “vemos que hay un aumento en la posibilidad de una crisis alimentaria. Nuestra región acumula siete años de muy bajo crecimiento. A partir de 2014 ha aumentado la pobreza. Con esta crisis que será la más grande en la historia de la región, sin duda va a haber un aumento de la pobreza extrema y el hambre”.

Este bono contra el hambre para los más vulnerables podría materializarse en la forma de transferencias monetarias, canastas o cupones de alimentos a toda la población en situación de pobreza extrema por un período de seis meses, equivalente al 70% de la línea de pobreza extrema regional, que se sitúa en el valor de 47 dólares del año 2010.

Su costo equivaldría al 0,06% del PIB regional, si se entrega únicamente a la población en pobreza extrema mayor de 65 años, o al 0,45% del PIB si se da cobertura a toda la población en pobreza extrema. La CEPAL y la FAO recomiendan la segunda opción, lo que tendría un costo estimado de 23.500 millones de dólares.

En Europa y España en particular tenemos experiencias similares. El ingreso Mínimo Vital intenta paliar los índices de las familias en riesgo de pobreza, los estados deben buscar formulas adecuadas para que esta pandemia –la del hambre-  no siga creciendo, el hambre desespera, el hambre cero debe ser un objetivo prioritario de los gobiernos del mundo, un objetivo global, erradicarla es un deber ineludible.


  Votar:  
Resultado:0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos
  0 votos

Deje un comentario

Su e-mail no será publicado.

*

*

*