El cachorro



RUTH GONZÁLEZ LIRIA
Adiestradora y Psicóloga Canina


Cuando llega a nuestra casa un cachorro, comienza una etapa de aventura en la que los dueños de animales de compañía tenemos que dedicarnos a educarlos para que aprendan diferentes pautas de comportamiento que nos ayuden a la futura convivencia en el hogar.

Una de estas pautas es la de realizar sus necesidades. Biológicamente, es la propia madre del cachorro la que le guía en su aprendizaje y le enseña la importancia de la higiene. Las primeras semanas es pronto para sacarlos a la calle, ya que esto se realiza con todas las vacunas para su propia protección sanitaria, así que tendremos que asumir la tarea de enseñarle en casa el sitio correcto para realizar sus necesidades.(orinar y defecar). La clave está en la constancia y la perseverancia de la enseñanza en el sitio habilitado para tal fin. No debemos olvidar que es un camino lento todo el proceso hasta llegar a nuestro objetivo.

  1. Identificación del lugar

Lo primero será destinar un lugar específico para que el cachorro realice sus necesidades. Este sitio es temporal hasta que podamos sacarlo a la calle. El espacio debe ser fácilmente identificable por el animal para que su asociación sea sencilla.

  1. Vigilancia del cachorro

Para que el perro vaya aprendiendo el lugar, le pondremos cada cierto tiempo en el sitio destinado, ya que los cachorros, al igual que duermen mucho, también orinan y defecan mucho los primeros meses de vida. Debemos utilizar la palabra o palabras que queramos cuando le pongamos en el lugar, como “pis”, “pipí”, etc., para ir asociando la palabra con el lugar.

  1. Restringir la zona del cachorro

Delimitaremos su “zona de necesidades” y colocaremos la cama, comedero y bebedero cerca de ella para que sea más fácil el acceso al lugar después de dormir, comer, o jugar.

  1. Trasladar el lugar a la calle

Éste es el paso más complicado. En él sacaremos al perro a la calle muy a menudo, más de tres veces al día por lo menos. Llevaremos al principio un trozo de papel impregnado en un poco de su orín, lo depositaremos en el suelo y lo rodearemos, intentando no alejarnos demasiado de la zona donde lo hemos colocado para que el animal, tras la estimulación por parte de su olfato, realice sus necesidades. Una vez lo realice en el sitio correcto, reforzaremos este comportamiento con un excesivo cariño y por supuesto con un superpremio. Esto es básico e imprescindible para que el cachorro asocie su actitud con el lugar adecuado.

Nunca le castiguemos cuando no lo consiga: está aprendiendo y no siempre lo hará en la calle, no nos desesperemos. A veces no hacen nada, y al subir a casa lo hacen allí: esto es normal, ya que la enseñanza inicial de donde está su WC es en casa. En este caso le diremos un “no” enérgico, pero pausado desde la tranquilidad. Poco a poco ira identificando el lugar en la calle para tal fin: la rapidez en ello depende del perro y de nuestra enseñanza desde la calma. Es un proceso complejo, ya que es la enseñanza de un hábito. Los castigos pueden tener un efecto contrario al que buscamos.

Como truco, os diré que después de una larga siesta, de comer y beber agua suelen hacer sus necesidades, así que después de estos actos nos adelantaremos al error y le sacaremos rápido a la calle para aprovechar ese momento y así premiarlo y felicitarlo al hacerlo por asociar el lugar.

Por último, pensad que todo lleva su tiempo y que a nosotros también nos enseñaron de pequeños a realizar nuestras necesidades. Es todo un proceso de la vida, tanto en los humanos como en los perros. ¡Suerte! ¡Guauuuuu!

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