En el Distrito se abre camino el Servicio de Mediación Social

Una coordinadora, tres mediadoras, dos dinamizadores y una trabajadora social son las encargadas de llevar adelante un complejo programa de mediación social en el sector del Alto de San Isidro, distrito de Carabanchel. A Voces de Carabanchel habló con la mediadora social y pedagoga María Ángeles Enríquez y con la mediadora Ana Catalán Alba, trabajadoras de esta entidad patrocinada por el Ayuntamiento de Madrid a través de JC Madrid, la empresa privada que ganó el concurso convocado por el área de Servicios Sociales el año pasado para la prestación de este servicio.

María Ángeles Enríquez, mediadora social y pedagoga. Foto: Arturo Prado Lima

Además de la alfabetización digital y el desarrollo de diferentes talleres, muchos de ellos propuestos por los mismos vecinos de San Isidro, como el de salud mental, ahorro energético, alimentación saludable o salud sexual para mujeres, la tarea primordial del Servicio de Mediación Social es, precisamente, desarrollar un método alternativo de resolver conflictos en el que las partes implicadas, de forma voluntaria, accedan a un proceso de diálogo pacífico buscando soluciones y llegando a acuerdos, evitando así llegar a instancias judiciales.

De esta manera se evita la profundización de los conflictos entre los vecinos, auspiciando la construcción de una solución entre las partes no solamente como práctica de solidaridad, sino también de ahorro económico.

Ana Catalán Alba, mediadora. Foto: Arturo Prado Lima

El servicio de trámites lo prestan a través de la trabajadora social, quien orienta a los usuarios que no saben presentar un curriculum vitae, por ejemplo, o solicitar una cita en la Seguridad Social, siempre teniendo en cuenta que de lo que se trata es de que aprendan a hacer las cosas y que el servicio no se preste para que las personas se vuelvan dependientes del Servicio de Mediación Social.

Dentro de los programas llevados a cabo, con la colaboración de los vecinos, destacan uno: Tejiendo Con Salomé. Ella es una habitante de San Isidro, y dicta el curso a mujeres que, además de aprender a tejer, aprenden a convivir en comunidad y con distintas formas de pensamiento. Los cursos de los talleres se programan cada tres meses de acuerdo a las necesidades y propuestas del público. De allí han salido iniciativas como la de aprender a interpretar las facturas de los servicios públicos, el trato a mascotas o programas para derrotar la soledad en los mayores. En la medida de lo posible, sobre todo en las áreas del deporte o la cultura, se trata de que sea intergeneracional para una mayor integración social.



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