CENTRO DE SALUD GENERAL RICARDOS
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El 1 de diciembre se celebra el Día Mundial de la Lucha Contra el VIH-SIDA. En España existen en la actualidad unas 150.000 personas diagnosticadas de VIH, y cada año se detectan unos 4.000 nuevos casos. Tres de cada diez personas están infectadas por el virus y no lo saben, lo que facilita su transmisión y contribuye al aumento de casos y a la detección tardía, generalmente ya en fase avanzada de la enfermedad
Existe la creencia, sobre todo entre la gente más joven que no conoció la epidemia de los años 80, de que el SIDA es una enfermedad del pasado y apenas se producen nuevos casos. Nada más alejado de la realidad, ya que el 35% de los contagios por VIH en el año 2013 se produjeron en menores de 29 años. Ante la ausencia por el momento de una vacuna eficaz o un tratamiento curativo, la prevención y el diagnóstico precoz son fundamentales para evitar su desarrollo.
Diferencia entre VIH y SIDA
El Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) infecta a las células del sistema de defensa de nuestro cuerpo, alterando o anulando su función y provocando la “inmunodeficiencia”. Se considera que el sistema de defensa es deficiente cuando deja de cumplir su función de lucha contra infecciones y enfermedades.
El Síndrome de InmunoDeficiencia Adquirida (SIDA) es un término que se aplica a las fases más avanzadas de la infección por VIH, caracterizadas por la presencia de alguna de las más de 20 infecciones oportunistas o de cánceres relacionados con el VIH.
¿Cómo se transmite?
1. Por vía sexual, a través de semen o de secreciones vaginales que contengan el virus. El 80% de los contagios por VIH se producen por vía sexual.
2. Por vía sanguínea, a través de jeringuillas u otros materiales de inyección contaminados con sangre infectada.
3. De la madre al hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia, cuando la madre está infectada. Actualmente este modo tiende a cero gracias a los tratamientos farmacológicos.
¿Cómo no se transmite?
1. Mediante besos, caricias, tos, estornudos…
2. Por compartir cubiertos, vasos, platos...
3. Por el uso de lavabos, duchas o piscinas públicas.
4. Por picaduras de insectos o el contacto con animales domésticos.
5. Al donar sangre, en países donde esté adecuadamente controlado.
Formas de prevención más importantes
— Usar preservativo (masculino o femenino) es la medida más eficaz para evitar la transmisión del VIH, así como otras infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados. Es fundamental usarlo desde el inicio hasta el final de la penetración (anal, vaginal u oral). No usar vaselinas, aceites o cremas, ya que pueden romper el preservativo: usar lubricantes específicos. El consumo de alcohol y drogas puede bajar la alerta ante el uso del preservativo.
— La presencia de otras enfermedades de transmisión sexual favorece la transmisión y la infección por el VIH.
— Si te haces tatuajes, piercings, etc., asegúrate de que el material utilizado esté correctamente esterilizado o que sea de un solo uso.
— Nunca uses agujas o jeringuillas que haya utilizado otra persona. Si consumes drogas, utiliza otra vía que no sea la sanguínea.
— No compartas el cepillo de dientes ni la cuchilla de afeitar.
— La posibilidad de infectarse a través de una transfusión es absolutamente excepcional, ya que la sangre que se transfunde en nuestro país ha sido sometida a rigurosos controles. También es extremadamente difícil que se transmita por contacto accidental con sangre de una persona con VIH (al curar una herida, limpiar restos de sangre...). Cubriremos las heridas con apósitos y utilizaremos guantes cuando vayamos a tener contacto con sangre de cualquier persona.
— Si una mujer embarazada tiene VIH puede seguir un tratamiento que reduzca el riesgo de transmisión a su hijo.
Pruebas de detección
Hay 3 tipos:
— Análisis de sangre: los resultados están en pocos días.
— Prueba rápida de sangre: mediante un pequeño pinchazo en el dedo.
— Prueba rápida de saliva: tomando una muestra de la boca.
Además, la solicitud de pruebas suele acompañarse con un servicio de asesoramiento sobre cómo prevenir la infección o cómo actuar una vez detectada.
¿Cuándo es necesario hacerse la prueba?
— Si el sexo no ha sido seguro.
— Si deseas abandonar el uso del preservativo con tu pareja.
— Si estás embarazada.
— Si has compartido jeringuillas para inyectarte drogas, hormonas o cualquier otra sustancia.
— Si has compartido algún objeto punzante que haya estado en contacto con sangre (acupuntura, tatuajes, piercings...).
— Si has padecido alguna otra infección de transmisión sexual, o hepatitis B y C, o tuberculosis.
El “periodo ventana” es el tiempo que transcurre desde la práctica de riesgo hasta que se detecta la presencia del virus en sangre. Se establece un promedio de tres meses. No obstante, se suele realizar la prueba antes para descartar infecciones previas, y posteriormente se repetirá tras el periodo ventana.
Fases y tratamiento de la enfermedad
1. Síndrome agudo: normalmente en los primeros 30 días después del contagio. Los síntomas principales son fiebre, ganglios inflamados, faringitis, dolores musculares y articulares, diarrea, elevación de las transaminasas, erupción cutánea, etc. Esta fase se corresponde con la diseminación del virus y es muy contagiosa. El organismo genera anticuerpos que serán detectados tras el período ventana, produciéndose lo que se conoce como “seroconversión”.
2. Fase crónica: suele ser asintomática. Persiste la multiplicación del virus y siguen disminuyendo las defensas. Sin el tratamiento adecuado, el 80% de los pacientes desarrollarán SIDA entre 3 y 10 años.
3. Fase final o de crisis: el virus sigue aumentando y las defensas cada vez son más bajas. Comienzan a aparecer infecciones, tumores y complicaciones neurológicas. En esta fase, la esperanza de vida es de 1,3 años, y la supervivencia a los 3 años es del 15-30%.
Tratamiento
El Tratamiento Antirretroviral de Gran Actividad (TARGA) se basa en combinaciones de varios fármacos que impiden la multiplicación del virus, permitiendo que el sistema de defensa pueda ir recuperándose paulatinamente, evitando o retrasando lo más posible la aparición del SIDA.
Desde que se instauró este tratamiento en 1996, ha cambiado el pronóstico de la infección por VIH de forma radical, aumentando la supervivencia y evitándose la mayoría de infecciones oportunistas y tumores.
Sin embargo, los fármacos actuales no pueden eliminar por completo el virus del cuerpo. Por eso se han de tomar de por vida y de forma adecuada. Los efectos secundarios más comunes son: elevación del colesterol con el consiguiente aumento del riesgo cardiovascular, problemas neurológicos, renales, hepáticos, etc. No obstante, la gran mayoría de las personas pueden llevar una vida normal.
Acceso a los tratamientos, discriminación y estigmatización
El VIH/SIDA sigue siendo uno de los más graves problemas de salud pública del mundo, sobre todo en los países más pobres. ONUSIDA resalta la necesidad de brindar un acceso igualitario a servicios asistenciales de calidad para personas VIH positivas como una obligación tanto desde el punto de vista de los derechos humanos como de la salud pública.
A partir de la Iniciativa ACCESS —firmada en 1997 por ONUSIDA, cinco compañías farmacéuticas transnacionales y los Gobiernos de los países interesados— una veintena de países de África subsahariana tiene acceso barato a los tratamientos, que luego se distribuyen mediante la participación de los sistemas estatales de sanidad, las organizaciones no gubernamentales locales e internacionales y la sociedad civil. No obstante, la cobertura del tratamiento en estos países solo alcanza a un 37% de las personas que viven con el virus.
Igualmente, a través de su estrategia “Getting to Zero”, esta entidad se marca una hoja de ruta cuyo objetivo es llegar a 2030 con “Cero nuevas infecciones por el VIH. Cero discriminaciones. Cero muertes relacionadas con el sida”.
También hay que hacer mención a la estigmatización social que lleva arrastrando esta enfermedad desde sus comienzos. Hoy en día, la discriminación a personas que padecen VIH sigue estando a la orden del día. Sigue existiendo la discriminación laboral, sexual, el rechazo, el miedo y desconocimiento hacia la enfermedad, lo que hace más duro todavía el camino para estas personas.
Pero no olvidemos que el VIH no entiende de edad, género, etnia, religión, orientación sexual… Tener VIH no depende de “quién eres”, sino de “cómo te proteges”. Detengamos el SIDA. Hazte la prueba. ¡Consulta a tu enfermera!