La inteligencia canina

El perro es un mamífero carnívoro de la familia de los cánidos, que constituye una especie del género Canis. Su tamaño, forma y pelaje es muy diverso y varía según la raza. Posee un oído y un olfato muy desarrollados, y este último es su principal órgano sensorial. Su longevidad media es de diez a catorce años, dependiendo de la raza.

El perro doméstico proviene de un grupo ancestral común que data de hace aproximadamente treinta mil años, y desde entonces se ha extendido a todas partes del mundo. Tienen una gran relación con los humanos, entre las que se incluyen servir como animales de compañía, de guardia, perros de trabajo, de caza, galgos de carrera, perros guía, perros pastores…

Los perros son muy apreciados por su inteligencia, que es la habilidad de un perro para procesar la información que recibe o la enseñanza a través de sus sentidos para aprender, y sobre todo para adaptarse y resolver problemas y conflictos. La etología cognitiva es la disciplina encargada de estudiarla dentro de la cognición animal.

Algunos estudios de antropología evolutiva se centran también en la identificación de las capacidades cognitivas especiales que el perro posee y que ha desarrollado debido a su estrecho contacto con el ser humano, como la habilidad de reconocer un vocabulario extenso. En un ejercicio para observar su nivel de comprensión pasivo del vocabulario humano, se le pidió a un humano sentado detrás de una barrera transparente que sostuviera un juguete y con voz monótona le diera al perro la orden “trae” o “dámelo”. El perro se dirigió a un círculo donde estaban dispersos diferentes objetos, desde un juguete exactamente igual al que el humano solicitó hasta otro tipo de cosas con texturas y olores diferentes. El animal observó por un momento el círculo de objetos, para dirigirse a por el juguete exacto que se le había pedido y después llevárselo al humano. El estudio fue complementado con dos condiciones de control adicionales para evitar que el animal actuara por preferencias preestablecidas. Actualmente existen ejemplares capaces de reconocer 200 palabras de vocabulario humano.

Ciertas razas han sido seleccionadas a lo largo de cientos o miles de años por su capacidad de rápido aprendizaje, mientras que en otras esta cualidad ha sido relegada en favor de otras características como la habilidad de correr, perseguir, cazar o pelear con otros animales. Sin embargo, la capacidad de aprender, obediencia básica y eventualmente comportamientos complejos es ingénito en todos los perros. Aun el perro más tímido responde más fácilmente al entrenamiento que, por ejemplo, un felino. Al igual que los lobos, los perros son animales gregarios.

La habilidad de aprender rápido ha sido utilizada como uno de los parámetros para medir la inteligencia entre las razas caninas. Otras pruebas tienen que ver con el deseo y la habilidad de responder ante diversas situaciones. Los perros guías, por ejemplo, deben aprender un número enorme de órdenes, entender cómo comportarse en una gran variedad de situaciones y reconocer riesgos o peligros a su compañero humano, actuando incluso bajo el comportamiento conocido como “desobediencia inteligente”, que significa que el animal irá en contra del deseo de su dueño para evitar una decisión equivocada.

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