Y llegó mayo. En Madrid, como en otros municipios, se celebran las fiestas de su patrón, San Isidro Labrador. Con una tradición asociada a un lugar concreto, la pradera de San Isidro. Para quien no conozca Madrid, este lugar está situado en el actual distrito de Carabanchel, antiguamente pueblo de Carabanchel Bajo.
No creo necesario hacer referencia al contenido de las citadas fiestas, porque son suficientemente conocidas. La alegría de compartir el espacio abierto y sus diferentes actividades y atracciones en un entorno que rodea la colegiata de San Isidro y su ermita. Sí creo necesario decir que es una fiesta no solo madrileña, sino identificativa de carabancheleros y carabancheleras. No es posible su celebración sin asociarlo a Carabanchel.
La situación que llevamos viviendo algo más de un año hizo que, en 2020, como en otros muchos lugares, las medidas preventivas en relación con la COVID-19 suspendieran su celebración. Este año, habiendo aprendido algo al respecto de mayor control de contagio y contando con una nueva situación favorecida por la vacunación que se está llevando a cabo, es posible programar una celebración diferente. Por ello, en principio, hay que alegrarse de contar con dicha programación. ¿Pero cuál es la gran sorpresa que nos depara la misma? Podemos decir que: ¡a Carabanchel le han usurpado sus fiestas!
Si reparamos en el programa elaborado por el Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, veremos que se han trasladado las fiestas fundamentalmente a otros distritos: Chamberí (Centro Cultural Conde Duque), Arganzuela (Matadero) y Puente de Vallecas (Parque de Entrevías). Otros cuentan con actividad menor programada.
Para el distrito de Carabanchel (que ni siquiera aparece en la programación de la web de las fiestas, pero sí en los eventos de su Junta Municipal) se han reservado tres y solo tres actuaciones, que bien pueden formar parte de una programación ordinaria de los centros culturales. A saber: actuación de Mari Pepa de Chamberí, que se presenta como “homenaje a nuestros mayores” en el Centro Cultural San Francisco La Prensa; un espectáculo de magia y malabares para todos los públicos en el Centro Sociocultural Blasco Ibáñez; y por último, un repertorio de canciones de diversos estilos y épocas con Madrid como protagonista, interpretado por un grupo en el Centro Cultural Oporto. Las dos primeras actividades, programadas para el día 14 de mayo, y la última para el día 15. Por supuesto, los actos religiosos en torno a la colegiata de San Isidro.
Carabanchel dispone de espacios abiertos, centros culturales y un sinfín de diferentes espacios asociados a la música, la danza, el teatro y la cultura, que hacen posible que se puedan concentrar mayores eventos y celebrar su gran fiesta de manera diferente, adaptándola a las nuevas necesidades, pero sin alejarla de su zona. Cuenta con un bagaje cultural importante que está pendiente de ponerse en valor, y ésta podía haber sido una gran oportunidad.
Oportunidad perdida para dar el impulso que necesita nuestro distrito y oportunidad ganada para usurpar las Fiestas de San Isidro a su lugar de origen y tradición: Carabanchel.