Memorias viajeras

Todavía recuerdo con añoranzas, después de muchos años, mi última visita a la querida tierra manchega, que esconde al sureste unos lugares salvajes de grandiosa belleza.

Se trata de la Sierra Morena secreta, allá por Fuencaliente. Es aquí donde el viajero atónito se puede perder entre montes bravíos que superan los 13.000 m, en un entorno de robledales y saltos de agua como el río Robledillo, río Cerceda y otros (debo informar que hay minas abandonadas en las inmediaciones). Por estos lugares perdidos habita toda la fauna de la península ibérica, menos el oso, ¡menudo cazadero!

Por lo demás, aquí perdura la más dulce soledad que apenas altera la presencia humana, pues no hay ni pueblos ni carreteras cercanas. Es la zona como Dios la creó, sin componendas. Ni que decir que esto sí es reserva de la biosfera y otras mercedes semejantes.

Por todo este atractivo montaraz, creo que si el montañero es andarín y se adentra en lo curioso, llegará a la Peña de Don Rodrigo, que aislada, misteriosa y cuajada de leyendas, surge de la espesura a 1.288 m. También, si se patea los alrededores de Fuencaliente, encontrará pinturas rupestres en Peña Escrita muy sugerentes, que decoran enigmáticas un paraíso terrenal escondido e ignoto.

 


  Votar:  
Resultado:0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos
  0 votos