HABLANDO DE URBANISMO. Un simple paso de peatones

De nuevo una vecina, esta vez del casco viejo de Carabanchel Alto, nos ha planteado una cuestión que no hemos podido aclararle.

En la calle Chirimoya ha existido, desde siempre, la necesidad de un paso de peatones en el encuentro con el callejón de la Rosa, un pequeño camino vital para conectar dos partes del casco viejo con la estación de metro de Carabanchel Alto.

Una vez ejecutado, junto con el arreglo de un tramo de la acera, se ha solucionado una necesidad importante que, además, evita las prisas de los vehículos que aprovechaban ese tramo de vía de 350 m sin obstáculos para acelerar, ahorrándose… unos segundos.

Más de 40 años y muchas peticiones después.

Hasta aquí nada que cualquiera no esté viviendo todos los días. Pero ahora viene lo patético.

Doblando la esquina recién rehabilitada, entramos en la calle Baltanás y, avanzando unos 15 metros, encontramos los rebajes de otro cruce iniciado hace muchos, muchos años, también para conectar otras dos zonas. Pero alguien se olvidó de pintar y señalizar el paso de peatones. Y ahí sigue.

Bien, pongamos que estamos siendo un poco melindrosos con un hecho fortuito y aislado. Pues sentimos decir que...

A 100 m, saliendo de la estación de metro Carabanchel Alto, giramos y nos dirigimos a la plaza de la Emperatriz cruzando una pequeña vía sin salida, donde en una acera existe la rampa y los bolardos (recién terminada hace poco), en la otra acera nada, y en medio no hay paso de cebra. ¿Otra casualidad?

A 650 m, en el cruce de la calle Gómez de Arteche con Marianistas, justo en la esquina, se mejoró el paso de peatones de esta última, dotándolo de las rampas y señalización adecuados. A solo 5 m, el paso de Gómez de Arteche lleva lustros pintado, pero sin los rebajes de acera accesibles.

Por tanto, no sería erróneo concluir que la repetición caso a caso sugiere una pauta, un patrón de actuación, que no parece ser otro que la total descoordinación de las labores de actualización, rehabilitación y mantenimiento en las calles de los barrios.

Esto en cuanto a los pasos a medio hacer, donde la obra de una acera no implica necesariamente que se aborde la obra en la acera de enfrente, y muchísimo menos el conectar ambas orillas con el rayado blanco. De locos. ¿Pero qué debemos pensar de la demora de soluciones tan simples como la de un par de pasos, necesarios desde los inicios de la línea 11 de Metro? Una vez más, a cualquiera le tienta recurrir al habitual argumento del “abandono de las periferias”.

Se podría pensar que estas frecuentes situaciones son el resultado del desinterés administrativo por las áreas urbanas menos interesantes en términos electorales, combinado posiblemente con la limitación de medios e inversiones y el sistemático “borrón y cuenta nueva” de cada legislatura, sea del color político que sea.

Quién sabe, a lo mejor leen esta columna, se ruborizan, toman nota y, con suerte, en unos años y después del preceptivo informe técnico favorable y la inclusión en los presupuestos de obras, nuestros descendientes podrán cruzar por un simple paso de peatones.

Si quieres que comentemos sobre algún hecho urbanístico que te afecta, escribe a pupu2129@yahoo.es, a la atención de nuestra columna.


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