HABLANDO DE URBANISMO. Un admirador, un esclavo, un amigo, un siervo

¿Que estamos inmersos en la era dorada para la especulación inmobiliaria en Madrid? Nadie lo duda. Afortunadamente, medios de comunicación, que no el portal de trasparencia municipal, destapan diariamente un nuevo caso o su avance.

Así, vemos como una familia de la nobleza española, multi-propietaria, es beneficiada con inspecciones inmediatas a uno de sus edificios, lo que casualmente ayuda a su desalojo para así iniciar un nuevo negocio. Todo legal.

También asistimos a una batalla entre los tribunales y el Ayuntamiento, donde el juez enmienda el intento del Consistorio por considerar como “de interés general” al parking que un exitoso empresario nacional pretende construir en la Castellana. ¿Todo legal?

Tampoco nuestra bienamada Iglesia se queda atrás. Después de “ganar” el concurso para un equipamiento religioso en Valdebebas, quiere construir una iglesia, claro. Pero también con torres, equipamientos y hasta un nuevo colegio privado. Todo… religiosamente legal.

Por terminar, porque podríamos seguir, un grupo empresarial inmobiliario extranjero se hace con una propiedad. Casualmente, al poco, se realiza una modificación exprés del PGOU Madrid que permite el cambio de uso y, lo mejor, sacar muchísimo más beneficio. Descubiertas las “casualidades” de la operación, el Ayuntamiento le “obliga” a perder un pedacito de la enorme futura ganancia, alegando que ha escuchado a la vecindad y ha conseguido “un nuevo entorno más sostenible y amigable”.  Todo descaradamente legal.

Unos pocos sacan provecho en este enorme banco de oportunidades económicas que es Madrid. Unos pocos; el resto, casi todos, a quejarse.

Tan solo las leyes pueden poner coto al interés desaforado. Pero ay, en Madrid el mayor benefactor interesado de esta merienda es el que maneja las leyes, el lobo cuidando al rebaño de ovejas.

Y ovejas debemos parecerles, a tenor de cómo nos manejan o pretenden. Así, crean “foros de participación” donde las entidades vecinales, siempre bien preparadas y molestas, son sustituidas por encuestas vecinales. Vamos, la estrategia de libro: permitir la expresión de la individualidad, siempre una y débil, ahogando la de los grupos, plurales y con proyección social. La maniobra les va bien, reconozcámoslo.

Y en ocasiones, hasta parece que escucha. Así, la ampliación de la línea 11 de metro se ha debido al clamor y las reclamaciones vecinales. Puede que haya sido así… en parte. Pero el proyecto ha vuelto a arrancar (con la máxima prioridad) en el momento que se realizó una profunda modificación del proyecto para conectar con el flamante nuevo barrio de Valdebebas.

En conclusión, la actitud de “nuestro” Ayuntamiento no parece estar distante de la del servicial empleado de banca de la película Atraco a las 3. Cada vez que leo o escucho algo sobre un nuevo y prioritario proyecto urbanístico para Madrid, no puedo evitar imaginarles doblado el espinazo al son de: “… un admirador, un esclavo, un amigo, un siervo”.

Si quieres que comentemos sobre algún hecho urbanístico que te afecta, escribe a pupu2129@yahoo.es, a la atención de nuestra columna.


  Votar:  
Resultado:0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos
  0 votos