OPINION: EL FRAUDE ELECTORAL QUE PREPARA LA DERECHA INTERNACIONAL, LA OEA Y LA OLIGARQUIA LOCAL EN BOLIVIA

FOTO PRESSENZA
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 Fernando López Lugo, el ministro de Defensa de Bolivia, dijo la semana pasada que todos los venezolanos, los argentinos, los de cualquier parte del mundo que pisen tierra boliviana y sospechosos de apoyar a los indígenas, se encontrarán con la muerte. Y agregó que ahora hay unas Fuerzas Armadas cohesionadas, unidas, listas a actuar para defender la “democracia”. Lo hizo como una amenaza evidente y de intimidación al pueblo boliviano al acercarse las elecciones.

Los agraviados de la igualdad, como los ha calificado el ex vicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera, quienes dirigieron el golpe de Estado contra el presidente Evo Morales en noviembre pasado, con la ayuda de la embajada norteamericana en La Paz, la Organización de Estado Americanos, OEA, las Fuerzas Armadas, el Fondo Monetario Internación y las élites financieras y políticas locales, han tenido tiempo de organizarse.

La pandemia les dio el pretexto necesario para ir posponiendo las elecciones fecha tras fecha e ir perfilando, según lo han denunciado algunos organismos internacionales, un fraude masivo, en complicidad con la Junta Electoral. Saben, de sobra, que el MAS (Movimiento al Socialismo), el partido mayoritario que hizo de la empobrecida Bolivia el Estado Plurinacional más próspero de Latinoamérica y que le dio es status que se merece a los indígenas, que son la mayoría racial del país, ganará las elecciones. Y los golpistas, una vez saboreado las mieles del poder, no van a dejar fácilmente que los indígenas vuelvan.

Quieren seguir el camino trazado por los jefes nacionales e internacionales. En los once meses de gobierno golpista, se han hecho muchos intentos por privatizar las empresas públicas, por volver a endeudarse con los organismos financieros internacionales, y los escándalos de corrupción son ya muchos. De allí la necesidad de conservar el poder. Y lo defenderán con todo la influencia que se tiene cuando se está al frente de un gobierno. Para empezar, han elegido a los mismos veedores de la OEA que supervisaron y falsearon las elecciones pasadas; a los mismos policías y militares que custodiaron las urnas en noviembre pasado, y han declarado Estado de Excepción  y un toque de queda de seis días para controlar a la población sin ningún impedimento legal.

Esto con el respaldo de la Derecha internacional encabezada por Donald Trumd, Iván Duque, Sebastián Piñera y Jair Bolsonaro, quienes desde sus respectivas presidencias promueven sendas argucias para que este domingo el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia manipule los resultados. Santacruz de Bolivia y Miami son en centro de operaciones. Es desde estos dos centros desde donde se observa, se controla y se decide.

Los esfuerzos por revertir los logros de Evo Morales es la motivación más grande de los golpistas. Por eso no le han puesto cuidado a otros temas cruciales como el manejo de la pandemia, el control del gasto público y las necesidades democráticas del pueblo boliviano. El descontento evidente de la población ha sido silenciado por una brutal represión con la fuerza pública y hasta con grupos ilegales de paramilitares auspiciados por las élites de Santacruz.

También está de por medio el miedo a que cuando dejen el poder, si no pueden retenerlo, al juicio internacional por delitos de lesa humanidad, denuncias que pesan ya en la Corte Internacional de Justicia por el asesinato de casi 50 personas, todas indígenas y pertenecientes al MAS durante el derrocamiento por la fuerza del presidente democrático del Estado Plurinacional de Bolivia. Por estas y otras razones, es difícil el retorno al poder del MAS, aunque no imposible. Las encuestas dan como ganador a Lucho Arce, el ex ministro de economía de Evo Morales, que hizo posible el avance de Bolivia hacia la descolonización de la política, la economía y la cultura, seguido de Carlos Mesa, pero no alcanzaría a ganar y es en la segunda vuelta donde el fraude está cantado.

Y sí que lo pueden hacer si el pueblo afloja su presión sobre los golpistas. La región vive una gran convulsión de movimientos sociales. En Chile, en Colombia, el Perú, en Ecuador, incluso en los mismos Estados Unidos de América, y eso facilita la anarquía y la maniobra de los asaltantes a la Casa Quemada, la sede del gobierno boliviano. Europa, como siempre, espera las órdenes de Washington para tomar partido.

Las fuerzas democráticas del continente toman nota. Ya han visto cómo se esfuerza el gobierno boliviano por interrumpir el único proceso democrático revolucionario de América Latina. La semana pasada, en un acto de rendición de honores a los soldados caídos durante el combate donde fue capturado el CHE, la presidenta Golpista dijo que los comunistas criminales no regresarán al poder, he hizo alarde de fuerza.

En la segunda vuelta hay que volver a la calle para denunciar el golpe. El Estado Plurinacional de Bolivia debe prevalecer como ejemplo para la humanidad de que las clases indígenas con el apoyo de los marginados de siempre, son capaces de gobernarse a sí mismas sin la dirección de la nefasta de las políticas neoliberales hoy en marcha. Y para que todos los que queramos visitar Bolivia lo podamos hacer sin temor a las amenazas de Fernando López Lugo, de encontrarnos con la muerte.

 

 

 


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1 comentarios

  1. juan carlos | 18/10/2020 16:53h. Avisar al moderador
    Ya nadie quiere a los gobiernos de izquierdas perroflautas antisistemas, es normal que en Bolivia gane la derecha.   

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