Ermita de La Antigua en Carabanchel. El grito de auxilio
Ermita de la antigua. Hay un lugar en Carabanchel que esconde el edificio más antiguo de Madrid. Un lugar donde uno parece viajar, nada más y nada menos, hasta aquellos tiempos inmemoriales, en los que Carabanchel
La Ermita el edificio más antiguo de Madrid. Un lugar donde uno parece viajar a otro tiempo
A.V. CARABANCHEL ALTO / ECOLOGISTAS EN ACCIÓN / SALVEMOS CARABANCHEL
Hay un lugar en Carabanchel que esconde el edificio más antiguo de Madrid. Un lugar donde uno parece viajar, nada más y nada menos, hasta aquellos tiempos inmemoriales, en los que Carabanchel era una tierra de labriegos y gentes del campo; un lugar donde cerrando los ojos no es difícil imaginar en el ambiente, y confundidas con el viento, las canciones que entonaban aquellas gentes mientras trabajaban los campos de labor en torno al lugar más singular de su antigua aldea.
Una pequeña ermita, de materiales humildes, como sus artífices, pero con un perfil airoso e incluso exótico. Una arquitectura de mestizaje, en tiempos en los que en pueblos como Carabanchel se narraban romances de frontera entre caballeros cristianos y hermosas princesas de los diferentes reinos de Al-Ándalus, tan cerca y a la vez tan lejos de aquellos parajes carabancheleros.
Pues bien, ese testigo en piedra de la historia, el elemento más longevo del barrio podríamos decir, hoy sufre más que nunca los achaques del tiempo, y no son unos achaques leves, sino que requiere de una intervención, más que necesaria para que al menos aguante otros 800 años, que es lo que lleva entre sus vecinos esta auténtica joya de la corona de la historia y el arte del barrio, pero lugar también clave para el imaginario y la memoria de sus gentes.
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L a Emita de la antigua Carabanchel[/caption]
En efecto, la ermita de la Antigua presenta unas alarmantes grietas, que si bien no comprometen a día de hoy su estructura de forma inminente, sí merecen ser objeto de una actuación a la mayor brevedad para no tener que evitar lamentar en el medio plazo algo que ya no tenga arreglo.
Y es que la ermita, podríamos decir que por su ubicación, tiene una “bendición”, pero también y en cierta medida una “maldición”. La primera es el hecho de haber quedado a lo largo de la historia aislada de los núcleos urbanos de ambos Carabancheles, hasta quedar relegada a capilla del cementerio parroquial, hecho que le confirió un cierto “manto de invisibilidad”, podríamos decir, que ha permitido que llegue hasta nosotros. También, y de forma paradójica, el hecho de haberse levantado frente a ella la mole de la cárcel, la dejó en un solar abandonado, una “tierra de nadie”, a salvo de la especulación inmobiliaria.
Sin embargo, su reverso negativo es que el lugar en el que se asienta es abundante en aguas subterráneas (sin ir más lejos, dentro alberga el llamado “pozo de San Isidro”), algo que estaba muy bien cuando había campos de labor, pero que ahora, con esas aguas acumulándose a modo de bolsas en sus cimientos, al no dárseles salida, está haciendo que literalmente las humedades devoren sus muros.
Estas grietas han hecho incluso que los técnicos de patrimonio de la Comunidad de Madrid retiren, por precaución, una pintura mural tras una hornacina, ante el riesgo de desprendimiento. Por no hablar de que la mayor parte de los testigos, puestos hace unos años por los mismos técnicos, se encuentran actualmente sobrepasados, y las paredes muestran desconchones donde se observa cómo los ladrillos inferiores se deshacen prácticamente entre las manos.
Desde Patrimonio de la Comunidad nos han hecho saber que el nuevo proyecto de Rehabilitación Integral ya está redactado y la licencia de obras se está tramitando en el Ayuntamiento. También que la partida económica necesaria para las obras está incluida en los presupuestos del año que viene. En definitiva, en 2019 se debería obtener la licencia de obras, se tendrán que contratar los trabajos de rehabilitación y se habrán de realizar dichos trabajos.
Esperamos que sea así. Ésta es una actuación que debería empezar a ponerse en marcha cuanto antes, pues las paredes de la ermita cada día que pasa van a peor, y la llegada de las lluvias no hace más que agravar su estado.
A su vez, se hace necesario que la actuación que se realice no se quede entre los cuatro muros de la ermita (tal y como ahora está previsto), sino que debería ponerse en marcha un plan más ambicioso que incorpore también el entorno de la misma. No parece comprensible que el edificio más antiguo de Madrid tenga a su lado una torre eléctrica con cables de alta tensión suspendidos junto a un edificio que alberga en su interior un coro elevado de madera con algunas de las muestras más interesantes de pintura medieval de Madrid.
Tampoco parece de recibo que actualmente la zona sea inaccesible y funcione como aparcamiento al aire libre, con vehículos erosionando las paredes del ábside (hace unos años, en plena noche, un coche se empotró contra la torre tras saltarse un alto de la policía que patrullaba la zona).
Y que una cañada de origen medieval (y por tanto un camino protegido) sea hoy una vía de servicio que orilla una suerte de escombrera en el entorno de la ermita, solo mejorada por el ajardinamiento desinteresado de los vecinos.
El mismo lugar que frecuentara el mismísimo San Isidro, quien según parece fue feligrés de este lugar y uno de aquellos labriegos que trabajaban a diario en los campos aledaños.
Urge pues que cuanto antes puedan iniciarse las obras de rehabilitación, para que la ermita de La Antigua puedan seguir disfrutándola las generaciones futuras, y por qué no, en un entorno recuperado y adecentado, acorde con el excepcional valor patrimonial de este auténtico monumento, único en la ciudad de Madrid y fundamental para entender la historia y los mismos orígenes de Carabanchel.
Desde la Asociación de Vecinos de Carabanchel Alto, Ecologistas en Acción y Salvemos Carabachel seguiremos atentos al proceso hasta su finalización y hacemos un llamamiento a la vecindad y otras entidades para que participen.
Ermita de la antigua
Hay un lugar en Carabanchel que esconde el edificio más antiguo de Madrid. Un lugar donde uno parece viajar, nada más y nada menos, hasta aquellos tiempos inmemoriales, en los que Carabanchel era una tierra de labriegos y gentes del campo; un lugar donde cerrando los ojos no es difícil imaginar en el ambiente, y confundidas con el viento, las canciones que entonaban aquellas gentes mientras trabajaban los campos de labor en torno al lugar más singular de su antigua aldea.
Historia de la Ermita
Una pequeña ermita, de materiales humildes, como sus artífices, pero con un perfil airoso e incluso exótico. Una arquitectura de mestizaje, en tiempos en los que en pueblos como Carabanchel se narraban romances de frontera entre caballeros cristianos y hermosas princesas de los diferentes reinos de Al-Ándalus, tan cerca y a la vez tan lejos de aquellos parajes carabancheleros.
Porque estamos alarmados
Pues bien, ese testigo en piedra de la historia, el elemento más longevo del barrio podríamos decir, hoy sufre más que nunca los achaques del tiempo, y no son unos achaques leves, sino que requiere de una intervención, más que necesaria para que al menos aguante otros 800 años, que es lo que lleva entre sus vecinos esta auténtica joya de la corona de la historia y el arte del barrio, pero lugar también clave para el imaginario y la memoria de sus gentes.
La Ermita y las grietas preocupantes
[caption id="attachment_9376" align="alignleft" width="225"]
L a Emita de la antigua Carabanchel[/caption]En efecto, la ermita de la Antigua presenta unas alarmantes grietas, que si bien no comprometen a día de hoy su estructura de forma inminente, sí merecen ser objeto de una actuación a la mayor brevedad para no tener que evitar lamentar en el medio plazo algo que ya no tenga arreglo.
Y es que la ermita, podríamos decir que por su ubicación, tiene una “bendición”, pero también y en cierta medida una “maldición”. La primera es el hecho de haber quedado a lo largo de la historia aislada de los núcleos urbanos de ambos Carabancheles, hasta quedar relegada a capilla del cementerio parroquial, hecho que le confirió un cierto “manto de invisibilidad”, podríamos decir, que ha permitido que llegue hasta nosotros. También, y de forma paradójica, el hecho de haberse levantado frente a ella la mole de la cárcel, la dejó en un solar abandonado, una “tierra de nadie”, a salvo de la especulación inmobiliaria.
Que hay de negativo en su entorno.
Sin embargo, su reverso negativo es que el lugar en el que se asienta es abundante en aguas subterráneas (sin ir más lejos, dentro alberga el llamado “pozo de San Isidro”), algo que estaba muy bien cuando había campos de labor, pero que ahora, con esas aguas acumulándose a modo de bolsas en sus cimientos, al no dárseles salida, está haciendo que literalmente las humedades devoren sus muros.
Estas grietas han hecho incluso que los técnicos de patrimonio de la Comunidad de Madrid retiren, por precaución, una pintura mural tras una hornacina, ante el riesgo de desprendimiento. Por no hablar de que la mayor parte de los testigos, puestos hace unos años por los mismos técnicos, se encuentran actualmente sobrepasados, y las paredes muestran desconchones donde se observa cómo los ladrillos inferiores se deshacen prácticamente entre las manos.
Que dice patrimonio
Desde Patrimonio de la Comunidad nos han hecho saber que el nuevo proyecto de Rehabilitación Integral ya está redactado y la licencia de obras se está tramitando en el Ayuntamiento. También que la partida económica necesaria para las obras está incluida en los presupuestos del año que viene. En definitiva, en 2019 se debería obtener la licencia de obras, se tendrán que contratar los trabajos de rehabilitación y se habrán de realizar dichos trabajos.
Urge la actuación de las administraciones
Esperamos que sea así. Ésta es una actuación que debería empezar a ponerse en marcha cuanto antes, pues las paredes de la ermita cada día que pasa van a peor, y la llegada de las lluvias no hace más que agravar su estado.
A su vez, se hace necesario que la actuación que se realice no se quede entre los cuatro muros de la ermita (tal y como ahora está previsto), sino que debería ponerse en marcha un plan más ambicioso que incorpore también el entorno de la misma. No parece comprensible que el edificio más antiguo de Madrid tenga a su lado una torre eléctrica con cables de alta tensión suspendidos junto a un edificio que alberga en su interior un coro elevado de madera con algunas de las muestras más interesantes de pintura medieval de Madrid.
Tampoco se ha cuidado el entorno
Tampoco parece de recibo que actualmente la zona sea inaccesible y funcione como aparcamiento al aire libre, con vehículos erosionando las paredes del ábside (hace unos años, en plena noche, un coche se empotró contra la torre tras saltarse un alto de la policía que patrullaba la zona).
Y que una cañada de origen medieval (y por tanto un camino protegido) sea hoy una vía de servicio que orilla una suerte de escombrera en el entorno de la ermita, solo mejorada por el ajardinamiento desinteresado de los vecinos.
El mismo lugar que frecuentara el mismísimo San Isidro, quien según parece fue feligrés de este lugar y uno de aquellos labriegos que trabajaban a diario en los campos aledaños.
Urge pues que cuanto antes puedan iniciarse las obras de rehabilitación, para que la ermita de La Antigua puedan seguir disfrutándola las generaciones futuras, y por qué no, en un entorno recuperado y adecentado, acorde con el excepcional valor patrimonial de este auténtico monumento, único en la ciudad de Madrid y fundamental para entender la historia y los mismos orígenes de Carabanchel.
Desde la Asociación de Vecinos de Carabanchel Alto, Ecologistas en Acción y Salvemos Carabachel seguiremos atentos al proceso hasta su finalización y hacemos un llamamiento a la vecindad y otras entidades para que participen.
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