Perros de ayuda a mujeres víctimas de violencia de género

Actualmente nuestra sociedad sufre un verdadero infierno hacia las mujeres con la violencia de género. En 2021, 38.715 mujeres se inscribieron como víctimas de este tipo de violencia, cantidad superior a 2020; en 2022, 48 mujeres fueron asesinadas por sus maltratadores, ascendiendo la cifra a 1.186 desde el año 2003, y 87.508 denuncias; en 2023, son ya diez las mujeres asesinadas (datos hasta el 6 de marzo), dejando en la mayoría de los casos niños huérfanos, algo inconcebible en esta sociedad, convirtiéndose en uno de los problemas y lacras más importantes de nuestro país. Actualmente la ley de violencia de género va avanzando, y así podremos detener el infierno y la desprotección que sufren todas estas mujeres y sus hijos.

A raíz de esto, diversas fundaciones y asociaciones pusieron en marcha perros protectores de mujeres de violencia de genero para acompañarlas, protegerlas y, en definitiva, ayudarlas con su gran inseguridad y sobre todo con el miedo constante que sufren hacia su agresor, que las sumerge en un verdadero infierno.

Existen empresas especializadas; éstas a su vez han de estar homologadas por el Ministerio del Interior, que, en colaboración con asociaciones de mujeres, ofrecen a víctimas de maltrato la posibilidad de hacerse con un perro de defensa con el fin de mejorar su calidad de vida. Estos “perros amigos” contribuyen a paliar su sensación de desprotección, y el simple hecho de obligarlas a salir a la calle ayuda a normalizar su vida. 

Para acceder a un programa de este tipo es necesario que exista una orden de alejamiento, realizar un curso previo y pasar un examen psicológico, proceso durante el cual las mujeres cuentan con el asesoramiento legal y apoyo psicológico necesario. Después es cuando se empieza a establecer la verdadera relación entre el perro y su guía. Se ceden los perros de forma desinteresada a las mujeres que acuden en busca de protección. En ningún caso se busca una agresión. El objetivo es principalmente disuadir al agresor, pero en caso de ataque la misión del perro es servir de barrera entre víctima y atacante para que aquélla tenga un margen para pedir ayuda. Para cumplir con la normativa vigente, la equipación consta de un bozal especial de impacto para respetar el principio de proporcionalidad que exige la ley: no son perros agresivos, sino de protección y disuasión.

Los perros han sido entrenados desde cachorros. Para este cometido concreto “han de ser animales equilibrados y estables” y poder empezar junto a ellas y sus hijos una vida de verdad sin miedos, y sobre todo protegidas y felices. Una vez más, gracias, amigos perrunos.

 

Ruth González Liria.
Adiestradora y psicóloga canina profesional.
Perito judicial cinológico nº 777. Juez CCE ANACP

elperrofelizderuthgonzalez.blogspot.com.es


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