‘¡No a la tala, no a la tuneladora!’

Siguen las protestas contra los efectos de las obras de ampliación de la línea 11 de metro

Madrid continúa gritando “¡No a la tala, no a la tuneladora!”. Y en todas las concentraciones Carabanchel participa, por su espíritu inconformista, luchador, característico de su historia. Numerosas asociaciones vecinales afectadas, Mesa del Árbol de Carabanchel, A.V. de Comillas, siguen visibilizando la deriva suicida medioambiental que Ayuntamiento y Comunidad de Madrid mantienen.

Con la construcción de la línea 11 de metro, la Comunidad de Madrid con Isabel Díaz Ayuso a la cabeza corrió a presentar el proyecto al B.E.I. (Banco Europeo de Inversiones), comprometido con la mejora del medio ambiente y la lucha por el cambio climático. El proyecto fue impecable, cumpliendo todos los requisitos que el banco requiere a este respecto, pero luego, una vez concedidos los fondos, desveló sus cartas y el proyecto fue totalmente distinto e indiferente con las zonas verdes de Madrid, tengan o no historia, singularidad, o estén catalogadas como patrimonio mundial.

El pasado 13 de enero, la concentración tuvo lugar en el Parque de Comillas. Desolador: para los que hemos conocido ese parque, verlo deforestado fue como asistir a un funeral. El daño al arbolado está hecho, pero aquí la A.V. de Comillas y la AFA de CEIP Perú siguen luchando por que esta zona no sea el túnel de ataque de la ampliación de la línea 11 de metro, que sumirá a este antiguo barrio de Comillas en cuatro años de polvo, ruido y contaminación. ¿En qué cabeza cabe poner esta obra en la pared de un colegio, en un barrio con casas antiguas que no tienen la capacidad aislante térmica y sonora que las nuevas construcciones tienen? Aumentarán los problemas respiratorios, dificultará el ruido la concentración de los estudiantes. Por ello, los vecinos siguen gritando “¡No a la tuneladora!”.

El pasado 10 de enero, en las obras aparecieron restos óseos humanos. Los vecinos estudian pedir medidas cautelares, lo que supondría la paralización del proyecto, hasta que una comisión judicial, a través de un estudio forense, analice el alcance del hallazgo.


 

La zona formó parte del frente durante la Guerra Civil. Podría tratarse de restos pertenecientes a combatientes o a fusilados del franquismo. Ya en las obras de construcción de una urbanización ubicada enfrente del parque se hallaron restos humanos que provocaron la paralización de la obra durante un tiempo.

A nuestro Gobierno madrileño no le importa la historia ni la naturaleza. Tristes tiempos recorren nuestra ciudad y nuestro barrio.

El domingo 14 acompañamos a los vecinos del Barrio de las Letras en la defensa del poco verde que queda en el centro de Madrid, en su casco histórico. Allí, en la plaza de Santa Ana, donde el Ayuntamiento pretende reflotar el parking público a través de la gestión privada y con una reforma para el aumento de plazas que arrasará con el 80%, se dice pronto, el 80% de su arbolado.        

¡Ay, amigos! ¿No cacarean Ayuntamiento y Comunidad que el sacrificio del arbolado por la construcción de la línea 11 de metro es para aumentar la infraestructura de transporte público urbano, para que en Madrid necesitemos usar menos el coche? ¡Entonces! ¿Por qué en una zona como la plaza de Santa Ana, que está dentro del anillo central, zona principalmente peatonal, donde no se quiere que pasen muchos coches, presionada por un turismo mal entendido, se quieren meter más coches? Está claro: a sus amigos que gestionaran ese parking no les interesa su tamaño actual. Qué vergüenza: parking público, cuya explotación debería redundar en nuestras arcas, en manos privadas y además cargándose el poco arbolado existente. ¡Manos sucias nos gobiernan!

Marisa Paredes Bartolomé, actriz española con una destacada trayectoria teatral y cinematográfica, nació aquí, en la plaza de Santa Ana. Nos contó cómo jugaba de niña al pilla-pilla en la plaza y la estatua de Calderón de la Barca le salvaba. Poco verde queda desde entonces, y el poco verde que hay se lo quieren cargar. Apoyó la concentración, pafraseando a Federico García Lorca, cuya escultura también domina la plaza: “La queremos verde, verde. / Verde, que te quiero verde. / Verde viento. Verdes ramas. / El barco sobre la mar / y el caballo en la montaña. / Así queremos esta plaza, que pertenece al barrio, / al pueblo de Madrid. / Por eso los árboles de Santa Ana / ¡ni se tocan, ni se talan!”.        

No paramos: la lucha vecinal sigue, la visualización del “arboricidio” continúa. El domingo 21 de enero, Carabanchel siguió apoyando estas concentraciones, esta vez en Atocha, en el número 13 de la calle Infanta Isabel, donde la locura ya es tremenda: por no perder temporalmente el carril bus nos cargamos el Jardín de Jimena Quirós, dedicado a la científica española (1877-1985). Estudió Ciencias, y en 1920, mientras terminaba sus estudios, comenzó a trabajar en el Instituto Español de Oceanografía. Se licenció con premio extraordinario y seguidamente se convertiría en la primera mujer en España en embarcar en una campaña oceanográfica. A la vuelta de su expedición por el Mediterráneo opositó y, con solo 22 años, se incorporó al Instituto Español de Oceanografía como la primera científica de la historia de la institución.

Este espacio forma parte del Paisaje de la Luz, declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO, y por tanto cuenta con una protección especial. Aquí Isabel Díaz Ayuso, más temerosa, le pasa la pelota a Almeida: deja en sus manos salvar los árboles de Atocha. El pasado miércoles 17 de enero la Consejería de Vivienda, Transportes e Infraestructuras se reunió con los vecinos del paseo de la Infanta Isabel para abordar la tala de 51 árboles y trasplante de otros 14. La Consejería se mostró dispuesta a cambiar los planes de obra, trasladando la salida de la rampa de obra de la acera, al asfalto, afectando parcialmente al tráfico, y por ello la decisión final será del Ayuntamiento.

Los árboles afectados por la salida de la rampa se salvarán, pero esto es poco, esto no nos contenta, por ello hay que seguir luchando. ¡No a la tala! ¡Metro sí, pero no así! ¡Vergüenza!

Las talas están cercanas. ¡Madrid verde queremos; por Madrid, desde Carabanchel, siempre lucharemos!

Fotos: Mesa del Árbol Carabanchel


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