El conflicto armado en Ucrania está afectando de manera directa a las remesas hacia Latinoamérica. En efecto, A Voces de Carabanchel pudo comprobar que de las 20 a 30 remesas diarias que se enviaban de una forma sostenida y con un flujo regular en cuanto a la cantidad de euros, hoy, tres meses después del estallido del enfrentamiento armado, el número de personas que transfieren dinero se mantiene igual, pero la cantidad ha disminuido considerablemente.
Esas personas, que de promedio enviaban 300 euros, ahora han bajado a 200 y hasta 150 mensuales. Esto se debe a que, con el aumento del precio de la energía y los cereales debido a las sanciones de Europa a la Federación Rusa, los precios de los artículos de primera necesidad, como la gasolina, los aceites de cocina y los arrendamientos, han subido en los dos últimos meses, y los inmigrantes ya no cuentan con el dinero necesario para ayudar a sus familias en sus países de origen.
Otro de los factores que altera el bajón de las remesas, que se habían incrementado mucho durante la pandemia por las ayudas gubernamentales, es la subida del precio del euro debido a la alta demanda para paliar las necesidades básicas de los inmigrantes en los países donde residen. Y esto se nota en la realidad diaria. Las familias más vulnerables de América Latina reciben un 15% menos en concepto de trasferencias desde Europa y Estados Unidos que hace tan solo tres meses.
Las comisiones no han variado considerablemente. Lo que está alterando es la subida de la moneda europea. Se estima que con la prolongación de este conflicto, y en la medida en que las sanciones a Rusia se vayan materializando, el precio del dinero seguirá subiendo y sus efectos se sentirán con fuerza en el cambio de divisas y la reducción de beneficios por parte de las familias que viven en Latinoamérica de las remesas que les llegan de Europa y Estados Unidos.
