
La realidad es otra: el estudio de presiones puede indicar en qué zona del pie surgen fuerzas más elevadas, siendo una herramienta más para añadir al estudio de la pisada. ¡¡¡Ojo!!! No es el estudio de la pisada sino una herramienta más.
Por otro lado, una persona no necesita un tipo de zapatilla u otro por cómo pise, sino por la patología que tenga. Hablamos de “patología” cuando existe dolor en una región del miembro inferior, no cuando pronas o supinas, y en esos casos lo recomendable es la valoración de un experto. Igual que cuando tenemos problemas visuales no nos compramos unas gafas de miopía generales, sino que vamos a un especialista en óptica y optometría y nos realiza unas lentes adaptadas a nuestra visión, para patologías en el pie o la pisada debemos ir a un especialista en podología, el cual nos realizará un estudio personalizado y un tratamiento individualizado.
Por esa razón, la recomendación es la zapatilla “neutra”, la de toda la vida, y deberíamos fijarnos más en la amortiguación de la zapatilla que en que nos digan en una tienda si pronamos o supinamos con un estudio que lo único que nos va a sacar es el dinero.
Con esto no quiero decir que el estudio de las presiones del pie no sirva para nada. Al contrario: sabiendo visualizarlo y centrándonos en todas las posiciones y movimientos articulares del pie nos puede dar un dato muy importante a la hora de seleccionar el tratamiento de una patología.
También avisaros de que el 60-70% de la población son pronadores, por tanto las zapatillas pronadoras son un negocio asegurado y caro. Dejaos guiar por la razón: siempre existió el deporte y las modas.
Ricardo Cervilla, podólogo en Clínica Matrice Salud