C.S. PUERTA BONITA
Lo que habitualmente llamamos “alergia al polen” se define generalmente como unos síntomas de nariz y ojos por exponerse a un alérgeno: el polen. También se denomina “rinoconjuntivitis alérgica”. En el siglo XIX se denominaba “fiebre del heno”, aunque actualmente este término no se utiliza porque es poco apropiado.
El polen, al ponerse en contacto con unos anticuerpos del organismo, produce síntomas de nariz (rinitis), ojos (conjuntivitis) y, en ocasiones, en bronquios (asma). Hay personas que tienen los tres tipos de síntomas a la vez, y otras solo uno o dos de ellos.
El polen está en la atmósfera para cumplir una función reproductora en el mundo vegetal, pero puede producir procesos alérgicos en las personas sensibles. La rinoconjuntivitis alérgica es una enfermedad muy común a escala mundial, que afecta, por lo menos, a un 10-25% de la población. Altera la vida social de los pacientes, y afecta al rendimiento escolar y a la productividad laboral.
La alergia al polen suele darse en época de primavera. En la Comunidad de Madrid suele darse, sobre todo, en mayo y junio, pero puede aparecer desde finales de enero hasta octubre, por arizónicas, plátano, cenizos, artemisa… Pólenes diferentes a los que causan más alergias. Cuando los síntomas de alergia son perennes, es decir, todo el año, o fuera de la primavera, hay que sospechar otras alergias como a ácaros del polvo, a animales (gatos, perros, caballos, aves...) o a hongos.
La intensidad de los síntomas puede variar de un año a otro debido a las diferentes condiciones meteorológicas que se producen (lluvias antes o durante la primavera, tormentas de principio de verano, viento, temperaturas, etc.).
Los síntomas típicos de rinoconjuntivitis estacional o alérgica son congestión nasal, picor de nariz y secreción de mucosidad por la nariz, que suele ser acuosa. Suele haber estornudos, que, en ocasiones, son en salvas: uno detrás de otro. No se suele alterar el olfato, como sí sucede en los catarros. Los ojos suelen llorar y picar.
Hay personas que, como síntoma de alergia, tienen asma: tosen, tienen “pitos” al respirar y se fatigan. El tratamiento de estas personas será distinto: necesitarán además inhaladores. El tratamiento en general de las alergias consiste en evitar la exposición al alérgeno (lo que produce la alergia), el tratamiento farmacológico sintomático (medicamentos que alivian los síntomas) y, en algunos casos, la inmunoterapia (las vacunas).
Como medidas para evitar los alérgenos se recomienda:
— Restringir las salidas al campo y evitar cruzar parques o zonas verdes en épocas de polinización.
— Viajar en coche con las ventanillas cerradas. Evitar desplazamientos en moto o bicicleta.
— Mantener las ventanas cerradas en el domicilio y airear a primera hora de la mañana. Si es posible, usar aire acondicionado con filtros.
— Utilizar gafas de sol en el exterior.
— No ingerir preparados de polen.
La concentración de polen es siempre menor en el interior de los edificios y las zonas costeras, y es mayor en los días de viento, secos y soleados.
Para saber el nivel de polen de la Comunidad de Madrid, la dirección de internet www.madrid.org/polen nos indica el nivel de pólenes más alergénicos presentes en la atmósfera. La información de esta página de internet es diaria durante los meses de enero a junio: nos informa sobre los niveles y la predicción a corto plazo de los tipos de polen.
Los medicamentos que solemos usar para tratar la rinoconjuntivitis alérgica son los antihistamínicos orales, los tópicos (para nariz, en inhaladores nasales, y para los ojos, en colirios), y a veces se usan corticoides nasales y otros fármacos. Los antihistamínicos mejoran los síntomas de estornudos, picor y congestión nasal. Antiguamente producían sueño, sequedad de boca y otros efectos secundarios, pero actualmente disponemos de los antihistamínicos de segunda generación, que causan menos efectos secundarios. Aunque producen menos somnolencia, se aconseja evitar la conducción si los antihistamínicos causan al paciente tendencia al sueño.
En otras ocasiones, para pacientes que no mejoran con los medicamentos y las medidas de evitación, hay quien aconseja la vacunación, pero no siempre se ha visto que esto sea mejor, porque es costosa, requiere muchas visitas y un cumplimiento perfecto del paciente.
Por lo tanto, si sospecha que tiene algún síntoma como los que hemos comentado en la época primaveral, y no sabe si tiene una alergia u otra enfermedad, no dude en consultar a su médico.