La otra cara del tanatorio

La otra cara del tanatorio

[caption id="attachment_1137" align="alignleft" width="300"]Detras tanatorio Vanessa Agustín Detras tanatorio Vanessa Agustín[/caption]

Las asociaciones vecinales Alto de San Isidro y Tercio Terol llevan años reclamando una solución para la escombrera en que se ha convertido el solar existente detrás de la instalación funeraria del barrio
ROBERTO BLANCO TOMÁS
El tanatorio de San Isidro tiene dos caras. La más conocida, cómo no, es la “bonita”, que corresponde a su fachada principal, bien cuidada, orientada hacia el parque homónimo, en la que incluso se han realizado rodajes audiovisuales. Pero, como todo, la instalación funeraria tiene más facetas, no necesariamente tan atractivas.
Hoy vamos a hablar de su cara “fea”: la que podríamos contemplar si nos diéramos una vuelta por la parte de atrás de la instalación, la que mira hacia la calle Caronte. Lo que encontramos allí es un solar horrible —y no es metáfora— que, según nos cuenta Carmen, presidenta de la Asociación Vecinal Alto de San Isidro, “era propiedad de la Junta Municipal. La Junta se lo cedió a la Comunidad de Madrid para construir allí un centro de día para mayores. Pero el centro de mayores nunca se construyó, y hoy existe lo que podéis ver: la escombrera”, explica.
Pueden verlo en la foto, pero se lo cuento: el solar es hoy un auténtico vertedero, lleno de escombros, chatarra, basura de todo tipo, cristales rotos por doquier. Se antoja un lugar realmente peligroso, sobre todo para los niños, pues las opciones para hacerse todo tipo de cortes, contusiones o algo peor pueden equipararse a las de gastar dinero en un casino de Las Vegas. Pero la cosa no acaba ahí: según nos cuentan Carmen y otros vecinos que nos acompañan en el paseo, el ambiente en verano es irrespirable, no solo en el solar, sino también en las viviendas que se encuentran justo al lado. “Aquí hay animales muertos —gatos, ratas…—, y la gente no puede abrir la ventana en verano por los olores. Los mayores perjudicados son los que viven enfrente”, se queja Carmen.
“Ha habido muchas denuncias y muchas promesas —continúa la presidenta—. Esto lleva así ocho años, y desde las asociaciones vecinales del Alto de San Isidro y del Tercio Terol hemos denunciado el problema al Ayuntamiento repetidamente, cada dos por tres... Incluso yo, cuando han venido al barrio, les he traído a la escombrera para que la vieran, pero al final nada... La escombrera sigue y no se hace nada… Nos dicen que si vemos a alguien que esté tirando escombros, que cojamos la matrícula, pero eso no es un trabajo de los vecinos”.
Las asociaciones vecinales han propuesto que la Administración competente limpie el solar y que lo habilite para los vecinos como aparcamiento de coches, temporalmente, mientras no se construya el centro de mayores previsto. “Les pareció bien —nos dice Carmen—, pero al final ni se ha limpiado, ni nada. Nuestra propuesta era una forma de hacer un bien para los vecinos y que este espacio estuviera limpio y cuidado, mientras no se hace otra cosa con él. Así, de momento, al menos los vecinos lo podrían utilizar”. Preguntamos al resto de personas del barrio que nos acompañan, y a ellos también les parece la mejor solución. “Esto es un vertedero, si lo pusieran como aparcamiento temporal no habría lo que hay hoy aquí”, confirman.
Terminamos nuestro paseo, comprobando cómo, aunque ésta es la muestra de abandono más llamativa, todo el barrio en general se encuentra bastante dejado: suciedad, socavones, elementos de mobiliario urbano deteriorados o ausentes y sin reponer, carestía de contenedores para la basura… Es un panorama habitual desde hace tiempo en bastantes zonas del Distrito, especialmente las más deprimidas. La crisis no parece una excusa aceptable para la existencia de barrios “de primera” y “de segunda”: el buen sentido dice que, si de verdad falta, debería faltar para todos igual. Y en problemas tan urgentes como el que hoy traemos a estas páginas, en términos de salud pública, la intervención debería ser urgente y prioritaria. Estos vecinos necesitan una solución ya.

INFORMACIÓN DE APOYO
WC público ‘de facto’
R.B.T.
En nuestro paseo por este barrio pudimos encontrar otro problema, tan llamativo como molesto, que no podíamos dejar en el tintero. Se trata de la entrada, a través de unas escaleras, a un paso entre bloques que comunica la calle Caronte con Alto de San Isidro. Probablemente el pudor nos ha llevado a denominarlo en el titular con la aséptica expresión “WC”, pero lo que allí pudimos ver queda mucho mejor definido con el término “cagadero”.
Según nos cuenta la presidenta de la A.V. Alto de San Isidro, de un tiempo a esta parte, personas que vienen a jugar a las canchas deportivas anexas al solar mencionado en el artículo principal, y que permanecen allí prácticamente todo el fin de semana, han tomado por costumbre utilizar esa entrada —que por lo que se ve, y sorprendentemente, les debe de parecer lo suficientemente íntima— para hacer sus necesidades fisiológicas, tanto las “menores” como las “mayores”. “Ahora está algo menos sucio —nos cuenta la presidenta—, porque lo han limpiado hace poco unos vecinos, pero suele haber mierda y de todo”. La solución que proponen los vecinos “es que lo cierren para que no pueda entrar gente”. Lo llevan pidiendo desde hace tiempo, e incluso, ante la falta de respuesta por parte de la Administración, los vecinos llegaron a plantearse costear entre todos una reja, “pero el nivel económico de la gente que vive aquí es muy bajo. La mayoría son desempleados, pensionistas… y no tienen dinero para eso. Quien debería hacerlo es el IVIMA”, concluye Carmen.

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