Ocio y descanso para las clases acomodadas (III)

Serie de artículos sobre la Historia de Carabanchel

[dropcap]E[/dropcap]l clima de los Carabancheles, más fresco que el de la capital, y su proximidad a la misma, propició la construcción de quintas residenciales y de recreo. Entre ellas destacan la Finca de Vista Alegre, la Finca de los Padres Marianistas en Carabanchel, la Quinta de Santa Rita, el Palacio de Eugenia de Montijo, las villas de Ceriola, la quinta del Marqués de Mortara, la quinta del Sordo, la finca “Buenos Aires” de Miguel Nájera, la finca “Las Delicias Cubanas” de la Marquesa de Montesclaros, la villa de González Bravo y la villa de Jaime Girona. Tan importante era el trasiego de gentes entre Carabanchel y la capital, que la frecuencia de la diligencia se triplicó entre 1825 y 1840.

goyaEn 1819, Goya adquiere una finca, conocida como “la quinta del Sordo”, cerca del puente de Segovia y en el camino a la pradera de San Isidro. De esa época son sus famosas Pinturas negras, obras murales a óleo al seco sobre la superficie de revoco de las paredes de la casa. La quinta perteneció a Goya y sus descendientes desde 1819 hasta 1859, y en 1909 fue derribada a causa de su estado de ruina. Las Pinturas negras se pasaron a lienzo antes del derribo.

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La Finca de Vista Alegre


En 1823 el matrimonio al matrimonio Pablo Cabrero y Josefa Martínez Arto adquiere un gran terreno en Carabanchel Bajo, donde construyen una finca de recreo a la que llaman Finca de Vista Alegre, por las buenas vistas que desde ella se tenían. Fue inaugurada el 28 de abril de 1825, y tal fue el éxito de las fiestas que allí se celebraban, que permanecía abierta hasta en invierno y era el lugar de veraneo para los vecinos de la capital. La Finca de Vista Alegre fue en esta época el espacio de ocio y recreo más importante de Madrid.

Se cree que a partir de 1831 o 1832 el negocio de la Vista Alegre pasó a ser ruinoso. Debió de ser en el invierno de 1832 cuando la finca pasó a denominarse “Real”, es decir, pasó a formar parte de la Casa Real, propiedad de la reina María Cristina de Borbón, quien inmediatamente comenzaría su engrandecimiento, comprando fincas adyacentes hasta alcanzar 50 hectáreas cercadas.

opera carmenEl casino se transformó en palacio representativo, complementado con otras construcciones, como la contigua Estufa Grande; la antaño magnífica casa de Bella Vista, destinada a exposición de aves disecadas y biblioteca; las casas de Dependientes, Administración, Oficios, Caballerizas, de Vacas, de Gusanos de Seda, la Capilla, la de Juegos, la Codornicera, la Faisanera; el Castillo Viejo escondido en el bosque; o la Ría Navegable de 587 metros de longitud por 2,5 metros de profundidad con su isla, su lago de 218 metros de perímetro y su cascada. Tenía además muchos árboles: 2 olivares; 4 fanegas de parras, naranjos plantados en círculo con pajarera en su centro, columpios, laberintos, 4 norias, 4 fuentes, 2 invernaderos enanos y otros 3 normales.

Dentro de la finca se encontraban las casas-palacio de Vista Alegre, con 37 habitaciones y una gran plaza flanqueada con 10 estatuas de mármol. Este palacio será conocido después como Palacio Viejo, al que se añadió un curioso baño circular bajo una cúpula con linterna y un invernadero, excelente muestra de la llamada arquitectura fernandina. La Casa de Navarro, con 11 habitaciones y un mirador desde el que se veía todo Carabanchel Bajo; el Palacio de Bella Vista y el del duque de Rianzares, con 66 habitaciones. Según Madoz, en el Palacio Viejo había más de 900 cuadros repartidos en 161 habitaciones. La ampliación y mejoras terminarían sobre 1836, fecha en la que se rodea de una tapia de ladrillo con siete puertas.

InfantaEn Vista Alegre vivió la regente María Cristina, quien la tomó tanto afecto que en su exilio de París se hace llamar Marquesa de Vista Alegre. En 1846, María Cristina de Borbón donó a sus hijas Isabel II y Luisa Fernanda la Real Posesión, si bien al resultar imposible su división quedó en manos de la segunda y de su marido el duque de Montpensier, quienes no muestran el interés que su madre había tenido por la finca y deciden venderla en 1858.

En 1859 el célebre banquero malagueño José de Salamanca compró Vista Alegre, llevándola a su máximo esplendor. Renovará el sistema de riego y construirá para sí un palacio propio. Conocido como el Palacio Nuevo, llegó a albergar 652 cuadros de los mejores pintores.

La Finca de los Montijo


 

La de los Montijo es la finca más antigua de los Carabancheles, pues procede del siglo XV. La recibieron en herencia los abuelos de la emperatriz Eugenia de Montijo en 1834, y la mejoraron embelleciendo el palacete medieval y modernizando la finca con nuevas construcciones, baños y un teatro. La Finca de los MontijoEn el jardín se reutilizaron las piedras procedentes de la “casa de los Salvajes” de los Condes de Miranda y que decoró Prosper Mérimée hacia 1840. Eugenia, por influencia de su madre y de Prosper Mérimée, acabó casándose el 15 de enero de 1853 con Carlos Luis Napoleón en la catedral de Notre Dame. La que fue Emperatriz de los franceses se retiraba a la Finca de los Montijo siempre que podía, pues allí tenía hermosos recuerdos, y tras su viudedad regresó a Madrid, muriendo el 11 de julio de 1920.

El Mapa Topográfico Nacional


En 1875, Carabanchel Bajo figura en la primera hoja del Mapa Topográfico Nacional, como un reducido núcleo de casas bajas, agrupadas junto al camino que une Madrid con Fuenlabrada. El resto del territorio que lo rodea son tierras de labor, generalmente dedicadas a cultivos de viñedo y cereales. Pero destaca una gran mancha verde, que representa la finca cerrada de los Montijo.

Detalle_Plano_Madrid_1900Por lo que respecta a Carabanchel de Arriba, o Carabanchel Alto, tiene un paisaje más amable en cuanto a expansión de la naturaleza se refiere. A partir de la segunda década del siglo XIX se convierte en una eminente zona residencial, de solar  y esparcimiento para la nobleza y la burguesía, que construye fincas de recreo en las que generalmente pasa los duros meses del estío.

Los Carabancheles tenían peculiaridades topográficas bien distintas: aunque en la parte de Arriba (Carabanchel Alto) los habitantes seguían manteniendo su carácter campesino hasta la última década del siglo XIX, los de Abajo (Carabanchel Bajo) gozaban ya de una industrialización incipiente, quizá debido a su cercanía con la capital. Así, se habla de la existencia de un almacén de pólvora, dos fábricas de velas de sebo, una de jabón y otra de licores.

 


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