En el corazón de nuestro barrio de Abrantes hay algo más que edificios, calles y plazas. Hay vida. Hay vecinos y vecinas con historias que merecen ser escuchadas, con ganas de cuidarse, de compartir, de seguir activos y de vivir plenamente. Y desde hace unos meses, esa vida se mueve —literalmente— al ritmo de unos paseos muy especiales.
Seis enfermeras del Centro de Salud Abrantes decidimos dar un paso más allá de la consulta. Un paso, luego otro, y así nació esta actividad tan sencilla como poderosa: paseos saludables semanales con personas mayores de 65 años.
Lo que comenzó como una propuesta modesta, casi una idea entre compañeras, ha terminado convirtiéndose en una de las actividades más esperadas, queridas y valoradas tanto por los participantes como por nosotras. Y no es para menos. Cada martes y miércoles, entre pasos tranquilos, conversaciones improvisadas y muchas sonrisas, se ha tejido una red de confianza, motivación y bienestar que va creciendo semana a semana.
Una idea que nace del cuidado
Caminar es una de las formas más completas y accesibles de mantener la salud. Ayuda a conservar la movilidad, mejora la circulación, fortalece el corazón, regula el azúcar en sangre, mejora el equilibrio y reduce el riesgo de caídas. Pero más allá de los beneficios físicos, caminar tiene un efecto directo sobre el ánimo. Ayuda a liberar tensiones, a respirar mejor, a estar presentes.
Sin embargo, muchas personas mayores dejan de hacerlo por miedo, por sentirse vulnerables o por la falta de compañía. La soledad no deseada es una realidad que afecta a miles de personas, y que influye negativamente en su salud física y emocional.
Desde nuestro compromiso como enfermeras, sabíamos que podíamos ofrecer algo más que atención clínica. Queríamos acompañar. Queríamos escuchar. Queríamos estar cerca también fuera de las paredes del centro de salud. Así surgió esta iniciativa: caminar junto a nuestros pacientes para cuidar también su bienestar emocional, su autoestima y su derecho a seguir participando de la vida social de su barrio.
Movimiento y vínculo
Cada paseo tiene una duración aproximada de una hora y media. Comenzamos con unos estiramientos suaves, respiramos hondo y nos preparamos con gorra, botella de agua y ropa cómoda. El ritmo es tranquilo, pensado para disfrutar, no para competir. Las rutas están escogidas cuidadosamente: son accesibles, con sombra, zonas verdes y lugares para sentarse si hace falta.
Lo que ocurre en ese rato es mucho más que ejercicio físico. Es una excusa para conversar, para compartir recuerdos, para conocer nuevas amistades. A veces se habla de recetas, otras de nietos, de películas, de dolores... o simplemente se camina en silencio, pero en compañía.
Una paciente nos decía el otro día: “Hace mucho que no venía a pasear a este parque, me da miedo venir sola. Me habéis hecho ilusionarme otra vez”, contaba mientras miraba los árboles con emoción. Son frases como ésa las que nos confirman que esta actividad está tocando algo profundo, algo necesario.
Enfermeras fuera de la consulta
Para nosotras, este proyecto también está siendo transformador. Escuchar a nuestros pacientes en otro contexto, en un entorno relajado y sin la presión del tiempo nos permite conocerlos mejor, entender sus necesidades y fortalecer la relación de confianza.
Durante los paseos aprovechamos para resolver dudas, recordar pautas de salud, hablar sobre la alimentación, el uso correcto de la medicación, la importancia del descanso o incluso la gestión de emociones. Todo de forma natural, como parte de una conversación entre personas que caminan juntas hacia el mismo objetivo: sentirse mejor.
Este tipo de intervención, aunque sencilla, tiene un gran impacto en la salud real. Es prevención, es promoción de hábitos saludables, es comunidad. Y todo ello con un coste mínimo, pero con un valor incalculable.
Queremos destacar y agradecer el apoyo de nuestro centro de salud, C.S. Abrantes, que ha respaldado esta propuesta desde el principio y ha facilitado que podamos ponerla en marcha con la flexibilidad y el entusiasmo necesarios.
Gracias por caminar con nosotras
Queremos agradecer de corazón a todas las personas que cada semana salen a caminar con energía, con curiosidad y con una sonrisa. Son ellas quienes hacen posible esta actividad. Gracias a su constancia, a su participación activa y a su espíritu de grupo, los paseos no solo se mantienen, sino que crecen.
Porque caminar juntos es mucho más que moverse: es cuidarnos, es compartir, es volver a sentirnos parte de algo, es construir comunidad.
En Abrantes se camina. Y se camina con paso firme hacia una vida más saludable, más activa y más conectada. Porque la salud no solo se mide en cifras o diagnósticos. La salud también se construye en los parques, en las plazas, en la conversación espontánea, en la mano que se ofrece y en el tiempo compartido.
Gracias por caminar con nosotras. El camino sigue, y queda mucho por recorrer.