HABLANDO DE URBANISMO. Rehabilita, que algo seguro que quedará

Un vecino consultó en relación a la rehabilitación energética de viviendas y al nuevo plan del Gobierno. Pero no acudía por información: se lo sabía todo. Buscaba desahogarse por la negativa de sus vecinos del bloque. Y no es que la comunidad no quisiera viviendas mejores. Simplemente, o no podían o no querían invertir en mejorar sus viviendas.

Nuestro “Juan Cuesta” no se quejaba de aquellas personas que están en una situación económicamente precaria. Se dolía porque los nuevos propietarios residentes o los caseros de los pisos en alquiler se negaban en su mayoría. ¿Para qué más gasto? La mayoría había dejado las viviendas de los 60, 70 y 80 “como nuevas”. Habían cambiado el papel pintado por gotelé, sin aumentar el aislamiento de las paredes. Habían puesto inodoro de doble descarga, sin cambiar el sistema de calefacción centralizado. Y hasta habían instalado una nueva cocina integral, sin haber enganchado a la toma de gas.

En definitiva, habían actualizado el uso y la imagen domésticos sin incorporar medias de ahorro energético, con el fin de lograr un menor consumo, el consumo de energías mejores o menores pérdidas gracias al aislamiento. ¿Por qué solo eso y no lo demás? Indudablemente por el gasto, pero sobre todo por la falta de consenso comunitario para la entrada del gas, el cambio de la caldera común (posiblemente de gasoil) o el aislamiento por las fachadas.

En definitiva, porque la verdadera reforma energética depende del acuerdo de los propietarios. Y eso, amigas y amigos, es complicado, partiendo de las viejas enemistades y que ya no vivimos con vecinos, sino con desconocidos. También, porque los gastos de consumo energético los paga el inquilino. Que ahorre él. Ahora mismo, no es nada exigente.

Pero si con el libertinaje en la escalada de precios de la energía no espabilamos, quizás lo hagamos con las futuras penalizaciones en base a la calificación energética de las viviendas. Ese castigo, posiblemente en forma de impuestos, le tocará la fibra económica a la propiedad, no al alquilado. Sin embargo, algunos habrá que pretenderán repercutir estos sobrecostes en el precio del alquiler. Al fin y al cabo, en Carabanchel todo se alquila en cuestión de horas.

La foto que acompaña esta columna lo refleja todo. Se trata de la fachada de un edificio de 120 años. El último ayuntamiento de Carabanchel Alto hasta 1948. Su propietario lo transformó en lo que actualmente se podrían considerar “infraviviendas”. Ignoramos qué mejoras internas pueda haber hecho, pero al final solo cuando la fachada se caía literalmente a pedazos sobre la acera ha intervenido. Obligado, por supuesto.

En conclusión, las subvenciones adecuadas están, y no solo estatales. Las posibilidades de financiación también. Falta altura de miras vecinal y el apoyo entre los que no pueden pagar (ahora) y los que sí pueden. Debemos asumir, sin excusas, que lo que hacemos hoy en día es malgastar en vez de invertir a futuro en nuestra propiedad, en nuestra ciudad y, lo crean o no, en nuestro mundo.

Si quieres que comentemos sobre algún hecho urbanístico que te afecta, escribe a pupu2129@yahoo.es, a la atención de nuestra columna.


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