‘Carabanchel es el barrio más musical que conozco de Madrid
José Luis Pardo, director de la Escuela de Blues de Madrid
ROBERTO BLANCO TOMÁS
José Luis Pardo, guitarrista bonaerense que vive desde hace ocho años en Madrid, es el director de la Escuela de Blues de Madrid. Esta escuela lleva cinco años en funcionamiento, y desde hace “un año y medio largo” está en nuestro barrio (C/ de Matilde Hernández, 36, 2º dcha.), habiéndose convertido en una especie de centro cultural en el que, aparte de las clases, se realizan un montón de actividades relacionadas con la música y la cultura en general.
En tu caso, ¿por qué el blues?
Yo empecé tocando blues por culpa de una publicidad. En realidad siempre me gustó, pero cuando eres chiquito, a los diez u once años, escuchas cosas y no sabes muy bien dónde encasillarlas. Yo había escuchado en una publicidad de chocolates a Stevie Ray Vaughan, y no me enteré hasta mucho tiempo después de que eso que me gustaba era Stevie Ray Vaughan y que era blues. Luego, el esposo de mi madre era tripulante de vuelo, y traía CDs cada vez que iba a EE UU. Uno de ellos fue el Unplugged de Eric Clapton, y otro de Stevie Ray Vaughan, así por casualidad. Empecé con el blues blanco, como creo que mucha gente, y seguí investigando, yendo hacia la raíz.
¿Cómo fue lo de crear una escuela de blues y luego traerla a Carabanchel?
Pasé quince años tocando con bastante suerte y mucha dedicación. Al final terminé viajando por todo el mundo, tocando con artistas de talla muy grande para los blueseros que quedan de EE UU. Estuve por EE UU, Rusia, India, Nepal… y terminé viviendo en Madrid. Aquí, de tanto tocar, fui haciéndome un grupito de amigos y compañeros de profesión. Yo venía dando también clases de modo particular, e inspirándome un poco en la Escuela de Blues de Buenos Aires, me di cuenta de que es mucho más beneficioso para el alumno, y para nosotros también, si unimos fuerzas. Si tú tienes diez alumnos de armónica y yo diez de guitarra, igual si los ponemos en contacto terminan haciéndose colegas y tocando entre ellos; aprendiendo también a tocar en grupo, que es algo muy importante.
Comenzamos en el centro, en Atocha, con las clases más pequeñitas, pero en cuanto logramos tener público interesado en la batería y en tocar en grupos, terminamos alquilando un local en el Observatorio Musical, en la calle Algorta, a tres calles de aquí, que son amigos nuestros. Descubrimos que en toda esta zona hay mucha música: vas por la calle y ves a mucha gente que lleva instrumentos, hay por aquí un estudio y varios locales de ensayo… Entonces empezamos a buscar por esta zona, porque además nuestra gente ya se había acostumbrado a venir al Observatorio, les pillaba bien, se aparca bien, no está lejos del centro, es un barrio muy agradable para caminar, es muy barrio… Quizá esto tiene algo que ver con el blues: igual en el paseo del Prado o el barrio de Salamanca pega más una escuela de música clásica, pero en un barrio como éste…
Eso te iba a preguntar: el blues nace en el sur de los EE UU, en las plantaciones… Luego se traslada a las ciudades industriales del norte como Detroit o Chicago, entre trabajadores… Y Carabanchel es un barrio de trabajadores… ¿Encuentras tú esa relación?
Correcto… Sí, yo la veo claramente… igual en su momento no fue planificada, pero a la hora del día a día sí que está ahí… La gente es parte de la onda: tú tomas el Metro, te bajas y caminas por estas cuadras, un barrio obrero… Tiene sentido con el blues, que es una música urbana, pero urbana de barrios como éste…
¿Qué cosas hacéis ahora mismo en este centro?
Aquí tenemos la escuela, pero como el espacio da para mucho, se ha convertido realmente en un centro cultural, al que hemos llamado “Los Mareados”, como el famoso tango, porque la primera actividad fuera del blues que programamos fueron clases de esta danza. Y bueno, aquí damos clases individuales y grupales de música, especializadas en blues. También tenemos un estudio de grabación, locales de ensayo, clases de danza de tango, unos talleres muy interesantes para acercar a los niños a la música, danza árabe… Luego ha habido diversas actividades: exposiciones, charlas, jam sessions, conciertos de los alumnos, muchos talleres… Y estamos abiertos a cualquier actividad, mientras sea cultural y honesta.
¿Cómo es vuestra relación con el barrio?
Tenemos, en la medida que el tiempo lo permite, vocación de hacer actividades con el barrio. Por ejemplo, llevamos dos o tres años colaborando en las actividades del Día Contra la Violencia de Género, y para cosas así siempre que nos llaman estamos dispuestos a colaborar en lo que haga falta y podamos. Con el barrio nos llevamos muy bien, en esta zona tenemos muchos colegas y nos sentimos muy cómodos. Yo vivo en el centro, pero hay muchas cosas que las hago aquí. A veces me quedo toda la mañana, compro aquí, veo a la gente y lo paso mejor. El ritmo es muy distinto, y mola mucho más, es más tranquilo. Luego, este barrio está lleno de música… Es el barrio más musical que conozco de Madrid.
Para terminar, ¿qué les dirías a los lectores?
Que se acerquen al centro y que nos conozcan. Somos un equipo de gente joven que trabajamos, vivimos y sentimos la música. Por ello, cualquier actividad cultural o similar que se proponga aquí va a ser bien recibida, estudiada y probablemente aceptada.
RECUADRO