Después de la pandemia, ahora nos encontramos con una guerra en el este de Europa. Se han cumplido los peores augurios, a pesar de que desde la misma Rusia se negaba de forma repetida estar realizando una invasión y que nadie nos podíamos creer lo que efectivamente estaba sucediendo. Así que desde este escenario y poniéndonos en lo peor, se nos presenta ahora una situación de barbarie, muerte y destrucción. Como nunca pensábamos que iba a volver a ocurrir.
Es inadmisible la guerra desatada por Putin, no tiene justificación, y todas las medidas económicas y de presión desde Europa son válidas. Pensamos que aunque Rusia ocupe militarmente Ucrania es imposible someter a un pueblo cuando el pueblo está en contra de esa invasión. Es cierto que necesita el apoyo del resto de los países y es importante el aislamiento del agresor, que en este caso es Rusia. Por tanto todas las medidas económicas y de vacío, repudio y denuncia son importantes. Y tal como se están llevando a cabo los acontecimientos de bombardeo de la población civil, se podría acusar a los responsables de la ocupación del delito de crímenes de guerra.
Esperamos que el sufrimiento y la monstruosidad se paren, pues no se va a conseguir nada bueno durante y después de la guerra. Será muy difícil mantener una ocupación con toda la población en contra, y tenemos el ejemplo reciente de Afganistán, donde después de más de 20 años no se pudo mantener un Gobierno a favor de los invasores.
Se tendría que comprender por los hechos que no hay otra vía de avance de los pueblos, y se tendrían que firmar tratados de no agresión entre los países. Ésa sería la mejor alianza que tendría que crecer en el mundo y en las poblaciones. Y la práctica de la no violencia, que tiene su metodología de acción: el vacio, el repudio, la no cooperación con la violencia, como están haciendo la mayoría de los países, y la desobediencia civil.
Hacemos un pedido por parar esta locura y reivindicamos la actitud de la no violencia ante la agresión, ante un poderío militar ruso desproporcionado, cobarde, inhumano y que nos merece el mayor de los desprecios.
