Nuevo éxito de esta ya tradicional fiesta organizada por la asociación vecinal del barrio, con taller infantil, circo, música y chocolatada
Como cada mes de noviembre, la Asociación Vecinal Alto San Isidro volvió a organizar el Otoñalto, ya tradicional fiesta vecinal que celebra el otoño, anima al vecindario a “hacer barrio” y pasar un excelente rato en comunidad y aprovecha que “nuestras calles se visten de preciosos colores otoñales y se convierten en el lugar perfecto para celebrar juntas” para hacer eso mismo: celebrar por todo lo alto el barrio y el vecindario.
Y así ha sido también este año, en concreto el pasado sábado 29 de noviembre, con un taller para los y las peques; con Fantasy Jazz Circus y su fantástico espectáculo de circo, música y comedia Smile; con la habitual y deliciosa chocolatada con churros y porras; y con la fabulosa actuación de Altillo, que han vuelto al barrio en formato acústico para ofrecer parte de su primer espectáculo Cualquier cosa combina, cajón de sastre en el que navegar por las paradojas de la existencia humana, su brutalidad y su belleza a través de su “folk transgénico”, previo a su presentación al día siguiente en el Café La Palma.
Con semejante programa, no es de extrañar que todos y todas los que acudieron a esta fiesta “barrionalista, reivindicativa (¡limpieza ya!) y en apoyo a Palestina” lo pasaran en grande y se chuparan los dedos con el chocolate, los churros y las porras, ricos, ricos, ricos…

Solo una sombra
Pero aunque la fiesta resultó, como decimos y como siempre, un éxito, sí hubo un detalle que pudo ensombrecer de alguna manera tan buen resultado. Nos lo explican desde la asociación vecinal: “habíamos solicitado un permiso del Ayuntamiento, y en el permiso estaba incluido servicio de limpieza, pero no vinieron a limpiar. Estuvimos esperando un buen rato por la mañana, y cuando vimos el percal tuvimos que empezar nosotros con escobas, ir corriendo al híper a comprar más, y dedicarnos a quitar las hojas, los excrementos, toda la basura, latas y cosas que se acumulan por aquí, y fue horroroso ver a gente de 75-80 años como algunas de nuestras compañeras y compañeros de la asociación dejándose los riñones para recoger las hojas y los excrementos para que los niños pudieran estar en un sitio decente y los artistas también pudieran hacer sus espectáculos sin pisar una caca. Y luego también le habíamos pedido al Centro de Recursos para el Asociacionismo y la Ciudadanía Activa unas carpas y sillas y tampoco sabemos qué ha pasado, pero tampoco las trajeron”.
Como se puede ver, lo expuesto en este testimonio incide en una cuestión que ya se ha denunciado a menudo en estas páginas y que sigue sin lograrse: que la Administración garantice unas condiciones de limpieza tan estables y tan dignas en este barrio como en cualquier otro de la capital. Denunciado queda, y esperamos que finalmente se consiga. Mientras tanto, bravo por ese vecindario que se organiza para superar cualquier dificultad y celebrar con alegría el barrio, el otoño y la vida.
¡Y que viva por siembre el Otoñalto!

Fotos: Asociación Vecinal Alto de San Isidro













