La delegada de Obras y Equipamientos afirma que las obras tienen todas las garantías y estudios de seguridad para minimizar los impactos
“Hoy se han cumplido los peores augurios de las AMPAs y las asociaciones vecinales del entorno del antiguo Vicente Calderón. El curso escolar ha arrancado con las calles más próximas levantadas por obras, movimiento de camiones, elevados niveles de ruido y nubes de polvo, todo consecuencia del derribo del estadio de fútbol”, denunciaba la FRAVM el pasado 9 de septiembre.
Además, “El programa del nuevo Consistorio menciona un posible cambio en el proyecto, con el soterramiento del tramo de la M-30, lo cual supondría muchas más obras y más tiempo (y mucho más dinero de los contribuyentes)”, sostenían entidades vecinales y AMPAs en la nota de prensa hecha pública ese día. En ella expresaban sus dudas de que se esté cumpliendo el plan de salud ambiental, que debe vigilar Madrid Salud, garantizando que se cumplan los niveles máximos de ruido y partículas permitidos.
Estos colectivos tienen razones de peso para estar preocupados: “Tras un verano espantoso para los vecinos que han sufrido ruidos y polvo incluso en horas intempestivas, el comienzo del curso escolar dispara todas las alarmas, ya que no está garantizada la seguridad y la salud de la población escolar de los centros educativos colindantes y de los vecinos. Las calles de los entornos escolares están levantadas y valladas, dificultando el acceso a los centros”, sostienen, antes de continuar: “el tránsito de camiones es muy elevado, en particular por el paseo de Pontones y en la plaza de Francisco Morano. Con el acceso a la M-30 y las calles patas arriba, se temen grandes problemas de movilidad en cuanto comiencen las clases y la ciudad retome su ritmo cotidiano”.
Por ende, “los niveles de ruido y polvo son muy altos (…) Se ha derribado completamente la fachada del estadio Vicente Calderón, que debía mantenerse en pie parcialmente —a modo de barrera protectora— durante el resto de las obras y el desvío de la M-30, dejando así totalmente expuestos el instituto Gran Capitán y las viviendas más próximas. Las obras de demolición de la tribuna del estadio sufren un retraso, generando dudas sobre si esto supondrá todavía trabajos de envergadura —previstos inicialmente en verano— una vez iniciado el curso escolar”.
Reunión
Para aclarar estas dudas, representantes de las AMPAs del CEIP Tomás Bretón, el IES Gran Capitán y el CEIP Joaquín Costa y de la Asociación Vecinal Pasillo Verde-Imperial mantuvieron una reunión con responsables del Ayuntamiento de Madrid el 12 de septiembre en la Junta Municipal de Arganzuela. Tras dicho encuentro, la delegada de Obras y Equipamientos, Paloma García Romero, ratificó el compromiso del Ayuntamiento de seguir esforzándose al máximo para minimizar todo lo posible las molestias ocasionadas por las obras en el ámbito Mahou-Calderón y agilizar los trabajos en la medida de lo posible, apuntando que el Ayuntamiento es consciente de que estas obras, como cualquier otra de esta envergadura, generan molestias en la zona, y añadiendo que éstas tienen todas las garantías y estudios de seguridad para minimizar los impactos.
La delegada ha explicado que, a lo largo de la reunión, se ha informado “de todo aquello que hay preocupación, de las doce mediciones diarias de ruido que hay, dos más de las que se habían pedido”. Sobre estos medidores y sus resultados, ha asegurado que “hemos visto que están dentro de las medidas de ruido razonables. También se han dado los resultados de las cuatro estaciones de calidad del aire, se ha visto que no hay ningún problema de salud para los vecinos del entorno, y también se ha informado de todas las medidas de seguridad que se están adoptando que demuestran que es una obra segura, adecuada, y sobre todo se están aportando más medidas de seguridad y de control tanto de ruidos como de calidad del aire”. García Romero también ha informado de que los datos que se obtengan de las estaciones de medición “serán colgados en el Portal de Transparencia”.
Las AMPAs y la asociación vecinal citadas confían en que el Ayuntamiento de Madrid “muestre sensibilidad con las familias y los vecinos y”, con la “mayor transparencia y diálogo”, tome “todas las medidas necesarias para minimizar el impacto de las obras, así como para garantizar la seguridad y la salud de la población escolar y los vecinos”.
