Recordamos brevemente la historia de este proceso de reforma
No nos duelen prendas si proclamamos que la reforma del centro histórico de Carabanchel Alto ha sido el proyecto madrileño más participativo, al menos del que se tienen noticias en Madrid. Y no ha sido así por el gran número de personas participantes, sino por los procesos vecinales y ciudadanos que convergieron en el resultado que ahora se está construyendo.
Pero empecemos por el acto final de esta historia. En noviembre de 2022, el actual concejal del Distrito acudía triunfante a inaugurar el inicio de la remodelación de la zona. Antes, habían aplicado la conocida como “maniobra del olvido o del cajón”, que no es otra que la estrategia habitual de esconder un proyecto aprobado por otro grupo político, amparándose en una presunta revisión y que al final busca conseguir que la ciudadanía olvide quiénes fueron los promotores iniciales. Pasado un tiempo prudencial, con el proyecto ya anónimo, se tira de la agenda electoral y del plazo de obras estimado, se desempolva, se le pone otra portada con nuevos nombres y se comienzan los trabajos con la intención de inaugurarlo como propio… justo antes de las siguientes elecciones. Vamos, de manual.
Pero esto es historia conocida. Lo que la mayoría ha olvidado (gracias a la maniobra anterior) ha sido el proceso participativo que culmina en las obras actuales. Así que comencemos a recordar. Desde 2016 el nuevo Ayuntamiento de entonces pone en marcha el Plan MAD-RE y anuncia la futura reforma de 11 plazas y centros históricos de los barrios periféricos de Madrid, olvidados siempre en favor del centro de la ciudad, y para ello avisa de la convocatoria de un concurso de ideas.
A principios de 2017, anticipándose al concurso, la Asociación de Vecinos de Carabanchel Alto puso en marcha un proceso de consulta popular. Con el material gráfico obtenido de la Dirección General Estratégica de Regeneración Urbana se elaboró un expositor-buzón donde dejar las ideas y recomendaciones de la vecindad. El mueble se colocó en la misma plaza de la Emperatriz y en el C.C. García Lorca. El resultado de la consulta sirvió para elaborar un informe que se suministró a la Administración y posteriormente a los equipos concursantes.
A mediados de 2017 se inicia una segunda fase de debate público, para diagnosticar la situación de cada plaza y proponer mejoras interesantes para que se tengan en cuenta en el concurso de ideas. Esta etapa, realizada por el Ayuntamiento, vuelve a recoger las demandas de la consulta barrial. A partir de los resultados del debate, se inició el concurso de ideas, con la presentación de cuatro proyectos solo para nuestra zona.
En octubre de 2017 tuvo lugar un tercer proceso participativo de votación popular. Durante casi un mes se podía elegir proyecto vía online. Pero lo que es mucho más interesante, durante días el Ayuntamiento expuso las propuestas en la plaza de la Emperatriz para que pudieran ser mejor conocidas e incluso votadas presencialmente por la vecindad. La AVCA colaboró invitando a los redactores de los proyectos a estar presentes para explicar sus ideas.
Finalmente, el equipo ganador del concurso comenzó la preparación de la documentación técnica necesaria. Pero, aun contado con presupuesto, fue absorbido en la maquinaria burocrática hasta que con el siguiente cambio de grupo político en el gobierno se produjo el “olvido” que ya comentamos.
Con todo, al final el proyecto en construcción, con sus errores y aciertos, ha mantenido el ambicioso programa de reforma de la plaza, donde son visibles las sucesivas aportaciones vecinales. Podrá gustar más o menos, podrá parecernos adecuado o no el uso de materiales tan nobles, podrá preocuparnos el resultado final sobre la arboleda existente y sobre el kiosco de prensa de toda la vida… Pero al final, al menos dos Ayuntamientos distintos y la población del barrio coincidieron en una cuestión: la importancia del espacio público como elemento de cohesión social que determina la identidad urbana y la calidad de vida de los barrios de la ciudad.
