Las tradiciones de los americanos estan en todos los sitios
Las tradiciones de los americanos estan en todos los sitios

Tradiciones comerciales de los gringos nos lo han metido por embudo

 

Lo que fue el efecto año 2000


Hace años, en 1999 exactamente, nos encontrábamos muy cercanos a dar por terminado el año, pasaríamos al año 2000 y con ello también el cambio de siglo. Entrábamos en el siglo XXI, con la intriga que siempre nos había traído el año 2000 y en especial el siglo XXI. Por los años setenta y ochenta, la televisión y los cines estaban cargados de películas futuristas, se nos describía todo dentro de una nueva era, con una forma de vida basada en un futuro. Naves por el espacio luchando contra extraterrestres, coches por el cielo en las megaciudades viajando a 1.000 kilómetros por hora, conducidos por robots muy serviciales y obedientes. Todas estas cosas estarían por llegar, y el año 2000 nos parecía una referencia marcada en el calendario.

Al final nos llegó el año 2000, las campanadas empezaban a sonar y sentíamos una alegría con las uvas de final de año. De momento, hasta ese momento, las naves espaciales, espadas láser y todas esas cosas que estaban previstas para el año 2000 se quedaron en la gran pantalla, no salieron de ella. Teníamos una duda desde hace tiempo: se nos hablaba del “efecto” del año 2000, un poco asustados con lo que nos contaban. Al finalizar esas 12 campanadas todo podría ser un caos. Estábamos advertidos de que los ordenadores se podían reiniciar solos, volviendo al principio del siglo anterior, al año 1900. Como el que avisa no es traidor, con muchos meses de antelación nos empezaron a avisar. Las compañías de seguros decían que no cubrirían los daños en las empresas (apagones de luz, pérdida de datos y, entre otras muchas cosas, hasta los misiles nucleares de las potencias se iban a lanzar ellos mismos). Pues sonó la última campanada, entramos en el siglo XXI y todos nos miramos: aquí no había pasado nada, la luz seguía encendida, la televisión emitía su programa y los fuegos artificiales sonaban. No pasó nada de nada, por lo que se pudo seguir con el brindis y las llamadas telefónicas para felicitar el año.

Pero aunque no entró el año 2000 con problemas de su mal llamado y posible “efecto”, lo que sí se empezó a montar en aquella época fue el inicio de lo que luego daría paso a la crisis. Endeudamiento de las familias con la concesión de créditos fáciles y la famosa burbuja inmobiliaria (que no hemos abandonado después de años). La necesidad de mano de obra nos trajo la llegada masiva de personas procedentes de otros países para trabajar en España y cubrir estos puestos. Pasamos a convertir España en algo que hasta entonces era desconocido: diversidad cultural, religiosa, matrimonios, etcétera.

También llego  la comida basura


Teníamos en esa época el hábito de comer el genial bocata de calamares, manjar que cualquier bar cercano nos preparaba repleto a más no poder. Pero los gringos ya llevaban un tiempo por aquí con sus franquicias de comida basura (hamburguesas, pizza, etc.), así que el bocata ya se quedó para lugares concretos. El Día de los Santos ha sido en este país un día muy comprometido para la sociedad con nuestros seres queridos que ya no nos acompañaban, pero los gringos con todo el esfuerzo nos pasaron a Halloween, al truco o trato y a dos meses de publicidad de este tema. En Navidad montábamos el Belén y el árbol cuando nos daban las vacaciones en la escuela, y Santa Claus por aquí no era normal que llegase, porque no era su territorio, los trineos por aquí no tenían acceso y teníamos nuestros Reyes Magos. Pero ahora nos tiramos dos meses y medio con las luces de Navidad encendiendo y apagando en los centros comerciales, el árbol de la Puerta del Sol puesto por el Ayuntamiento de Madrid y,  vendiendo mazapán todo el año, se cayó el espíritu de la Navidad. Toda la vida las rebajas de enero para comprar cosas baratas después de la Navidad, y ahora lo importante se llama “Black Friday”, otra de los americanos. Así que estas cosas de los gringos, que me había negado a aceptar, ahora me toca “comerlas con patatas” e incluso verlas bien.

Con el paso del tiempo, nos hemos dado cuenta de que aquellas doce campanadas, aparte del año nuevo y también a todos los que nacieran durante el año 2000, nos traería una nueva generación con derecho al primer voto en las próximas elecciones del 2019. Elecciones con sorpresas y que además pueden venir todas en un mismo lote. De momento tenemos las locales y autonómicas, pero también puede que metamos las generales en el mismo saco. Esta nueva generación de voto influirá en la decisión final, posibles cambios en el Ayuntamiento, en la Comunidad de Madrid y en toda España. Sin olvidar a las personas que por esa época empezaron a llegar desde otros países del mundo y que también tendrían después su derecho al voto, ya que en muchos sitios es muy decisivo para inclinar la balanza hacia unos u otros.

 

En el 2000 también nos decían que nos fuésemos haciendo a la idea de que la “pela” se nos iba en dos años, que cambiaríamos la peseta por el euro. Empezamos a redondear los precios hacia arriba con el euro, ajustamos el café y otros productos elevando el precio un alto nivel. Los gringos nos metieron nuevos términos anglosajones para definir ciertas situaciones. Los autónomos de toda la vida se llamaban ahora “freelance”.

Así que, al igual que otras civilizaciones estuvieron siglos por estos lugares dejando construcciones y cultura, los gringos nos han dejado sus costumbres comerciales. Los fondos comerciales nos la han colado totalmente: creo que nos deberían devolver lo nuestro, y que nos dejen vivir nuestras costumbres.

 

Pedro Vicente Garcia Romero


  Votar:  
Resultado:0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos
  0 votos