Cada día, en los hogares de Carabanchel, miles de personas realizan una tarea fundamental y, a menudo, invisible: el cuidado. El 5 de noviembre, el Día Internacional de las Personas Cuidadoras, es una oportunidad para alzar la voz y agradecer a todas esas personas clave —familiares, amigos o profesionales— que dedican su vida a cuidar de quienes más lo necesitan. Su labor es un reflejo de compromiso y humanidad que sostiene a nuestro barrio.
¿Quién y por qué se cuida?
Una persona cuidadora es quien atiende y apoya a otra que, debido a la edad, una enfermedad o una discapacidad, no puede valerse por sí misma para realizar las actividades básicas diarias.
La inmensa mayoría de ellas son cuidadoras no remuneradas o familiares. Generalmente son mujeres (hijas, esposas, madres o nueras) que asumen este rol por afecto y sin recibir un salario, integrando la tarea en su rutina familiar como un acto de responsabilidad. A ellas se suman las cuidadoras profesionales, con formación específica, que aportan una atención técnica y de calidad. Ambos grupos son el motor del bienestar en nuestra comunidad.

La cara oculta del cuidado: ¿quién cuida a quien cuida?
Si bien cuidar es gratificante, también es una de las tareas más exigentes, física y emocionalmente. Las personas que dedican parte de su tiempo al cuidado de otras en situación de dependencia se encuentran en mayor riesgo de sufrir problemas de salud física, psicológica y social en comparación con la población general.
Esta situación ocasiona una sobrecarga por una disminución del tiempo personal y un aumento del estrés, que muchas veces conlleva un deterioro del autocuidado y una pérdida de salud que puede ser evitable.
Reconocer este impacto no es queja, es el primer paso para ofrecerles el apoyo que merecen.
El equipo de apoyo: profesionales del centro de salud
Para proteger a la persona cuidadora, necesitamos una red de apoyo coordinada, siendo nuestros centros de salud un punto clave.
El equipo completo de su centro de salud (médicos, enfermeras y trabajo social) constituye la primera línea de apoyo esencial para la persona cuidadora. Su rol se centra en la detección y la formación:
- Detección de la sobrecarga: La enfermera y el médico de familia se ocupan de detectar la sobrecarga física y emocional del cuidador, promoviendo que la persona priorice su propia salud y el autocuidado.
- Formación y recursos: La enfermera, como experta en cuidados, proporciona formación práctica en técnicas de movilización y manejo de la enfermedad. El equipo de trabajo social, por su parte, informa y coordina el acceso a los recursos sociales disponibles (ayudas a domicilio, respiro familiar y prestaciones por dependencia), aliviando la carga mediante el apoyo institucional.
Desde nuestro entorno (vecinos y familia)
La familia, los amigos y los vecinos tienen un papel vital:
- Ofrecer ayuda concreta: En lugar de preguntar genéricamente “¿Necesitas algo?”, proponga acciones específicas: “Voy a la farmacia, ¿te traigo lo que necesites?” o “¿Me quedo con tu familiar dos horas para que puedas dar un paseo?”.
- Escuchar sin juzgar: Permitir que el cuidador hable de su frustración o cansancio sin minimizar sus sentimientos.
Claves para cuidar sin desgastarse: el autocuidado NO es un lujo
Cuidar de uno mismo es la base para poder cuidar bien a otro. No es un acto egoísta, sino una estrategia de supervivencia. Cuídate tú también:

¿Necesitas ayuda? Recursos en Carabanchel y en línea
Si eres cuidador y necesitas orientación, apoyo o un respiro, estos recursos son para ti:

El 5 de noviembre es el día para recordar que detrás de cada persona que necesita ayuda hay una persona cuidadora que merece todo nuestro respeto, apoyo y visibilidad.
En Carabanchel, agradecer y apoyar a quien cuida es cuidar a todo el barrio.



