Antonio Antequera, arquitecto, está realizando un trabajo de investigación que estudia el patrimonio y la identidad urbanos en los Carabancheles
ROBERTO BLANCO TOMÁSAntonio Antequera es arquitecto por la Universidad Politécnica de Madrid y está realizando un trabajo de investigación de tesis doctoral sobre el patrimonio y la identidad urbanos en barrios de la periferia de Madrid, centrándolo en los dos Carabancheles. Un tema que, evidentemente, nos interesa y mucho, por lo que este mes hemos mantenido con el una jugosísima entrevista.
Antonio, comencemos definiendo los Carabancheles a efectos arquitectónicos…
Son dos núcleos que tienen dos zonas de tipo casco histórico, con sus callejuelas, su antigua plaza de la iglesia donde también estaba el ayuntamiento, que en Carabanchel Bajo incluso se conserva aún como junta municipal. De haber sido un entorno rural durante siglos, de repente en el S. XVIII empiezan a llenarse de fincas de recreo de la nobleza por ser un lugar idóneo para ello: lo suficientemente apartado de Madrid como para alejarse de ese ambiente más enrarecido, con muy buenas vistas y agua abundante, sobre todo Carabanchel Bajo. Así que esta zona llegó a ser realmente como la “corte de verano” de Madrid.
También tentemos un yacimiento romano, y la ermita del siglo XIII…
Sí, la verdad es que Carabanchel tiene un montón de tesoros. Para empezar, el mismo nombre, que dicen que viene del árabe… Hay dos versiones: una sostiene que “Carabanchel” viene de “garbanzal”, por surtir esta zona de garbanzos a la antigua Magerit. Lo que pasa es que no hay mucha constancia de que hubiera garbanzos por aquí, entonces está la otra versión, que dice que viene de “caravana”, por ser esto un lugar de paso de caravanas que iban a Madrid.
El caso es que éste era un lugar importante. De hecho, Madrid es la única capital de Europa fundada por los musulmanes, y eso durante muchos siglos fue mal visto, por lo que se quiso buscar un origen romano. Para ello siempre se ha tirado de una descripción que hace Plinio, que habla del famoso Miaccum, pero nunca se ha encontrado evidencia de que Miaccum fuera Madrid. Sin embargo, aquí se han encontrado restos al lado de la cárcel, el famoso “mosaico de la primavera”, y hay quien sostiene que Miaccum podría estar relacionado con el arroyo Meaques, que pasa por aquí y encaja más con Miaccum que Madrid. La pena es que no se ha llegado a investigar nunca en plan sistemático, pero igual el famoso Miaccum era Carabanchel, y no estaba en la plaza de Oriente.
En tu estudio defiendes que además del patrimonio “oficial” existe el “no oficial” pero asumido por la gente en su imaginario colectivo, y que con frecuencia no coinciden…
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Galería Quinta Alegre[/caption]Sí, la cárcel es el ejemplo máximo. Hay quien podrá decir: “pero si era una cárcel, ¿para qué conservarla?”. La gente prefiere ver palacios y parques, pero una cárcel también hay que preservarla si ha sido un lugar histórico, un lugar de memoria, y en el caso de Carabanchel lo era claramente, porque estamos hablando de que esa cárcel fue un símbolo de represión durante muchísimos años, y es verdad que dejó una huella en el barrio, para lo bueno y para lo malo. Entonces extirpar eso y hacer como si no hubiera existido fue una pérdida importante, aparte de su propio interés como objeto arquitectónico: estaba basado en la teoría del panóptico, que sostenía que para vigilar no hacían falta muchos puntos, sino uno solo centralizado. Era un edificio que había llevado esos principios de control al máximo y se conservaba bien, y era tan grande que se podrían haber hecho un montón de cosas en él.
Pero volviendo al tema identitario, hay una cosa muy curiosa que me encontré cuando hice el estudio con los vecinos… Les pedía para detectar el patrimonio que dibujasen mapas del barrio, y empecé a encontrarme un fenómeno que me constató que algo pasaba con esto: es cuando te escriben todavía “cárcel” en el solar de la cárcel, aunque ya no existe. Si yo ese plano se lo doy a alguien de fuera de Madrid para que se oriente, va a buscar una cárcel, y cuando vea un descampado va a decir: “¿qué me está contando esta gente?”. La cárcel no ha desaparecido de la cabeza de la gente, está en su memoria, luego tendría que haberse dejado. Era un lugar muy arraigado y con una vinculación muy fuerte.
Otro ejemplo claro es la Finca de Vista Alegre. Estamos hablando de 45 hectáreas, casi la mitad que El Retiro. Está cerrada, pero lejos de verse como algo ajeno al barrio, los vecinos siempre han dicho que la quieren como parque. Y lo cierto es que está en un área del Distrito muy necesitada de zonas verdes.
¿Hay elementos patrimoniales del barrio que corran peligro a día de hoy?
Sí, por ejemplo el yacimiento romano, que está en la zona del intercambiador de Eugenia de Montijo, al lado de las tapias del cementerio. Según testimonios, tiene que ser alucinante, así que no entiendo por qué no se excava… Ahí, según el Plan General, está previsto hacer una avenida. Es un buen ejemplo de “patrimonio oculto”, porque la gente no es consciente de que está ahí. Cualquier día hacen la avenida, cuentan que han aparecido cuatro cositas y ya está, y se acabó el yacimiento…
Otro: el último ayuntamiento de Carabanchel Alto, el de después de la guerra, donde al parecer se firmo la anexión. Hoy es una casa particular con un nivel de protección ambiental, que no implica la conservación material del edificio mientras se mantengan ciertos elementos que lo emulen; o sea que lo pueden tirar, y mientras pongan un edificio con teja y balcones de rejería, vale. Está en la avenida de Carabanchel Alto, y no hay ni una sola placa: cualquier día lo tiran y construyen otra cosa.
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Casa de Oficios Quinta Vista[/caption]Otro interesante: donde está el antiguo Instituto Politécnico del Ejército hay un edificio llamado la Torre del Reloj. Es patrimonio oculto también: la gente no tiene acceso ahí de forma normal. Pero es el edificio más alto de Carabanchel: desde el auditorio del Parque de las Cruces, viendo el skyline del barrio, se distingue perfectamente. Es una torre de los años cuarenta, erigida donde estuvo uno de los primeros telégrafos de España.
¿Aprecian los carabancheleros su patrimonio?
Sí, decididamente. Recuerdo por ejemplo ver una noticia, hará más de diez años, que decía “los vecinos de Carabanchel Alto recuperan el cartel que marcaba la antigua entrada del pueblo”. Los mismos vecinos habían restaurado un cartel olvidado, que ya no se leía y estaba todo pintado. Para el Ayuntamiento era una mera chapa olvidada, que cualquier técnico podía haber quitado en cualquier momento, sin embargo los vecinos sabían que existía y que era importante para ellos. Eran conscientes de que era patrimonio y que había que transmitirlo.
Un ejemplo más extremo de esto es el parquímetro que se pidió conservar...
Claro, el patrimonio no es algo que tenga que ser necesariamente antiguo o artístico... Tiene que ser algo que la gente sienta como suyo, que rememore historias; apela a la memoria. Todos recordamos el intento del Ayuntamiento de poner parquímetros: hubo una revuelta como el 2 de Mayo [risas], y finalmente no se salieron con la suya. Cuando se fueron retirando los parquímetros, vi la noticia de que los vecinos pedían que se mantuviera al menos uno para recordar aquella lucha vecinal victoriosa. Es curioso: hoy está inutilizado, ya no es un parquímetro, el elemento está patrimonializado y tiene un valor simbólico. También es ejemplo de otra de las características del patrimonio: que se va haciendo con el tiempo. Algo a lo que hoy no prestemos atención puede ser el nuevo patrimonio de Carabanchel dentro de 30 años. El patrimonio se está construyendo constantemente, es siempre un proceso inacabado.
