¿NUEVO MOTÍN DE ESQUILACHE EN MADRID?

Tras la implementación por el Gobierno de Sánchez del estado de alarma debido a la crisis de la COVID-19, la sui géneris democracia española habría devenido en una seudoautocracia en la que todos los poderes quedan concentrados en el presidente y en su brazo ejecutor, el Ministerio de Sanidad. En esta tesitura, la oposición se encontró desarbolada al verse incapaz de evitar la aparición en el BOE de los sucesivos decretos leyes implementados por el Gobierno, quedándole tan solo el recurso del pataleo. Sin embargo, el ínclito Aznar a través de su fundación FAES habría diseñado una estrategia para descabalgar del poder al Gobierno PSOE-Unidas Podemos y convocar unas nuevas elecciones.

Para esta operación, Aznar habría elegido a Díaz Ayuso como su nuevo delfín y adalid de la nueva política neoliberal que intenta implementar en el escenario postcoronavirus, dado que Díaz Ayuso desde su atalaya de la royal suite se habría convertido en el azote del Gobierno Sánchez. La primera fase de la estrategia aznariana incluiría una ofensiva mediática para hacer del Gobierno central el único culpable de “la pésima gestión ante la crisis sanitaria”. La segunda fase consistiría en aprovechar el malestar de amplios sectores de la ciudadanía por la duración del confinamiento y la restricción de libertades para iniciar “una revolución patriótica o multicolor” que desafió las vigentes restricciones incluidas en el todavía vigente estado de alarma y que habría tenido como epicentro el elitista distrito madrileño de Salamanca, operación que se evaporó con el fin del confinamiento y el retorno a la nueva normalidad.

La personalidad de Ayuso encajaría plenamente en la descripción medica del trastorno conocido como psicosis paranoica, pues su pensamiento es rígido e incorregible: no tiene en cuenta las razones contrarias, solo recoge datos o signos que le confirmen el prejuicio para convertirlo en convicción, y aunque esté aquejada de dicho trastorno delirante sería bastante funcional y no tiende a mostrar un comportamiento extraño excepto como resultado directo de la idea delirante.

Asimismo, sus controvertidas decisiones y manifestaciones nos permiten aventurar que nos encontramos ante un caso típico de paranoia megalómana, entendida como “delirio de grandeza que provoca que el individuo se crea dotado de un talento y un poder extraordinarios debido a que las deidades le han elegido para una alta misión” (descabalgar a Pedro Sánchez del poder mediante una revolución multicolor), quedando su vicepresidente Aguado y su partido, Ciudadanos, totalmente marginados en la toma de decisiones (léase la decisión de confinar los barrios de Madrid sur).

La paranoia de Ayuso se habría agravado al verse afectada por el llamado “sindrome de hydris o hubris” citado por el médico y político inglés David Owen en su obra The Hubris Syndrome: Bush, Blair and the Intoxication of Power. Dicho término procede de la palabra griega “hybris”, que significa “desmesura”, y en su obra Owen lo define: “la autoconfianza exagerada de los políticos cuando alcanzan el poder lleva aparejada la excesiva confianza del sujeto en sí mismo, un orgullo exacerbado y el desaire ante los demás, pudiendo derivar en un abuso de poder (autocracia) y en la tentación de perjudicar la vida de los demás” (léase los menús infantiles de Telepizza).

Otro rasgo sería el histrionismo que le impele a “llamar la atención pública y ser temerario en sus afirmaciones sin importarle la opinión de los demás debido a su evidente falta de moralidad”, de lo que sería paradigma su arenga a las masas para que demostraran en la calle su descontento con la gestión del Gobierno. Dado el caos sanitario que se avecina en la comunidad madrileña, podríamos asistir a la presentación por el PSOE de una moción de censura contra Díaz Ayuso que sería apoyada por Ciudadanos tras el desaire político sufrido por su líder Aguado y que significará la constitución de un Gobierno de coalición PSOE-Ciudadanos presidido por Ángel Gabilondo con Aguado como vicepresidente,  que contará con el apoyo externo de Unidas Podemos y Más Madrid, pero en caso de continuar la inacción de la oposición, no sería descartable un nuevo motín de Esquilache tras el confinamiento de los barrios de Madrid sur.


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