Marcheline
Las cosas que pasan en las concentraciones y en las manifestaciones tienen la apariencia del caleidoscopio. Cada relato tiene el aporte de su color, de sus vivencias. Los polis preocupados por separar y dividir a los compis que protestaban contra los desahucios de Bankia. Desahucios ilegales, como ya sabemos los compis de las organizaciones antidesahucios.
Marche es una de ellas. Los pisos que hipotecó Bankia en un 99% no son del banco: están titulizados. Marche está en el grupo que, entre integrantes de muchas asambleas, se encargan de encontrar sus hipotecas en los fondos de inversión que crean los bancos. Buscan caminos informáticos para que a todos nos sea más fácil encontrar la propia. Pero la propuesta —justa y solidaria donde las haya— encuentra en su camino la acción de los bancos que siguen presentándose ante los juzgados pidiendo el desahucio de los pisos. La indignación que produce el sufrimiento de las familias, el terror y el sufrimiento que aparece en la cara de los niños, nos movió a la convocatoria contra Bankia. Por eso nuestra lúcida compañera estuvo en la sucursal de Sol, ocupándola y exigiendo que dejen de desahuciar.
El contenido neoliberal del Gobierno PP —corporizado en los integrantes del Gobierno que pertenecen a las empresas privadas y legislan para favorecer sus beneficios empresariales— les llevó a ordenar el desalojo de la ocupación y de la concentración. Esto se puede hacer de dos formas: invitando a desalojar a los concentrados y usando las conocidas maniobras de división de los grupos, u ordenando cargar y procurando detener a quienes voceaban nuestras reivindicaciones.
Eligieron la carga, en sintonía con el tono de la Ley Mordaza, sin considerar en absoluto la variedad de la asistencia, la misma presencia de Marcheline, de más enfermos —algunos como consecuencia de los desahucios—, de bebés y niños que demuestran con su presencia la precariedad de las familias. Cuando se lanzaron a detener masivamente, los arrasaron. Marcheline sintió que su silla se desestabilizaba. El cordón policial estaba detrás de su compañero y de ella. A él lo apartaron violentamente y, por lógica, el madero chocó con la silla fingiendo querer coger al hombre que estaba a su costado. Fueron los primeros golpes que recibió. Se agarró al compañero, y el policía abandonó la presa.
Separada de su compi, en medio de la velocidad a la que suceden estos provocados acontecimientos, Marcheline avanzó un pequeño espacio por la inercia del movimiento y quedó al lado de una compi que sufre de angina de pecho crónica producida por la ansiedad de su situación. A por ella vino otro policía, y nuestra Marche sacó esa fibra que todos admiramos y queremos, aferrándose a ella con todas sus fuerzas. El agresor tiró de ambas, y Marche voló literalmente, dando con la espalda en el suelo. El golpe hizo que Marche se desasiese, quedando a merced de uniformados que avanzaban empujando a la gente con ferocidad. Golpeando a diestra y siniestra.
Cuando los primeros maderos llegaron a ella y la golpeaban haciendo como que no la veían, un cuerpo cruzó el embrollo y cubrió a Marcheline en su digno lecho de lajas callejeras. Manu, nuestro abogado, el que duerme con nosotros en los encierros o en la acera frente a la comisaría de Usera, esperando que saliesen nuestros detenidos, rendido por la jornada anterior, ofreció su espalda a los policías. La PAH Stop Desahucios, el 15M, tenemos nuestros héroes pacíficos y duros como el acero, curtidos en el ejemplo de todos los que lucharon contra las injusticias en nuestro pueblo y en el mundo. ¡Venceremos a la barbarie!
Todavía vimos a dos polis aleccionando a los del Samur los textos a redactar en los partes. O cómo sacaban en andas a los okupas de la sucursal. Bajaron la intensidad del ataque policial al ver a Marche y los niños por el suelo. A éstos no los detuvieron.
¡Sí se puede! ¡De norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue, cueste lo que cueste! Lanzamos el ataque a los bancos. Nuestras asambleas y comisiones exigirán, en cada caso, la titulación al banco y la confirmación al juzgado de la propiedad de los que piden los desahucios. Si no hay dueños de las deudas, los pisos deben integrar las instituciones creadas para cubrir las necesidades de la población y servir para crear el parque de viviendas en alquiler en todo el país. ¡Ya está bien de estafar institucionalmente a la gente!
Ernesto de Carabanchel