La lucha por el patrimonio en los terrenos de la antigua cárcel

El proyecto de urbanización de los terrenos de la antigua cárcel de Carabanchel, destruida con precipitación y nocturnidad en 2008, continúa su paso, lento pero sin pausa.

Dicho proyecto, heredero del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997 (PGOUM-97), afecta de lleno a unos terrenos sobre los que convergen demandas sociales y vecinales históricas:

— El mantenimiento del parque junto a la urbanización del Parque Eugenia de Montijo.

— La defensa de la vereda de Aluche, vía pecuaria que debería ser intocable.

— La protección de la Ermita de Ntra. Sra. de la Antigua y su entorno (declarada Bien de Interés Cultural pero que goza del olvido institucional).

— La creación de un Centro de Memoria de la cárcel de Carabanchel, símbolo de represión franquista, pero también de resistencia democrática, de la que posiblemente se conserven dependencias subterráneas tras su trituración en superficie.

— La puesta en valor de los restos arqueológicos de un rico yacimiento catalogado.

— Los equipamientos sociales necesarios para una población de medio millón de habitantes de Latina y Carabanchel.

Desde la aprobación del citado PGOUM-97, solo en dos ocasiones ha habido modificaciones sustanciales:

— En 2005, cuando la lucha vecinal sostenida impidió que las obras de construcción de un gran vial, prolongación del Camino de Ingenieros, se llevase por delante todo el terreno y arbolado que hasta ese momento disfrutaban como zona verde.

— En 2008, cuando fruto de nuevo de la lucha vecinal por equipamientos sociales, y en particular un hospital, el Ministerio del Interior (propietario del terreno) y el Ayuntamiento de Madrid modificaron el planeamiento, reduciendo de 1.300 a 650 el número total de pisos a construir, reservando casi 40.000 m2 para la construcción de un futuro hospital.

Las vecinas y vecinos de la zona tenemos dos posibilidades: quedarnos a contemplar pasivamente cómo las máquinas van destruyendo poco a poco toda la riqueza acumulada en esta zona y las ilusiones vecinales depositadas en dicho terreno, o salir a la calle a luchar para que lo que allí finalmente se haga sea respetuoso con las citadas demandas.

Para conseguir generar la movilización necesaria que pueda alcanzar sus objetivos, conviene estrechar un poco más los lazos entre los diversos colectivos existentes, ya que hasta ahora cada cual lucha por lo suyo, sin tener en cuenta lo que los demás demandan.

La victoria será colectiva o seguramente no será. Ése es el reto, y conviene que espabilemos si no queremos lamentarnos el día de mañana.


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