La doble máscara pública en los tiempos de la peste

Los actores y actrices se ponen una máscara cuando se suben a un escenario para interpretar la realidad. En el teatro, los protagonistas hacen gala de dominar las emociones y deseos a través de ellas. Tapan su yo y dan rienda suelta a un personaje. Verónica Forqué nos daría la razón, con seguridad.

Hoy, la mayoría de los humanos llevamos esa máscara, en la realidad, debido a la Covid-19. Hemos puesto otra máscara sobre la que ya llevábamos. Quitarse la máscara es doloroso, pues la costumbre hace que la máscara se vuelva nuestra propia piel. Cuando uno quiere ser uno mismo y quitarse la venda, se enfrenta a una inédita experiencia: ser uno mismo. Y ser uno mismo tropieza con la masa, con la sociedad enmascarada que lo apunta con el dedo.

Nosotros, que todos vamos actuando por la vida, que hemos proyectado un ser distinto a lo que somos, nos encontramos frente a frente con la realidad y sin la máscara, nos vemos expuestos al ridículo ante el ser consumista que nos rodea. Entonces nos desesperamos y tomamos decisiones mortales, suicidas, incapaces de soportar el dolor que produce el despellejarnos la máscara que ya ha echado raíces en nuestros rostros.

Redacción: A Voces de Carabanchel.


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