El lunes 29 de septiembre se produjo un hecho histórico para Carabanchel: la visita del Ayuntamiento en peso para oficializar el arranque del proyecto urbanístico sobre el parque público y los terrenos estatales de la cárcel.
¿Que cómo fue la visita? Fue una visita oportuna, en cuanto a que quería enfatizar la importancia de este proyecto… inmobiliario. Extrañamente, no estaban presentes los representantes de las consejerías de Sanidad y de Políticas Sociales, organismos con responsabilidad y mucho que decir según el plan urbanístico.
Pero sí estaban presentes los promotores y constructores, que de forma anónima no se perdían palabra de las arengas municipales. Parecían muy interesados en ver que se seguía el guion. En todo caso se quejaron de que “tenemos un 5% del terreno. No deberíamos estar aquí”.
Fue una visita organizada con prisas y con la presencia de muy pocas entidades. Oportunamente, el confinamiento y la convocatoria a toda prisa evitaron la presencia de la vecindad, siempre incómoda en estos actos, ya que no se prestan a aplaudir.
Tampoco fue invitada la Asociación Vecinal Parque Eugenia de Montijo, ni otras entidades vecinales de Carabanchel y Latina. ¿Un tirón de orejas para el departamento de protocolo?
Fue una visita autista, donde se centraron en contar los “parabienes” futuros del proyecto urbanístico, dejando a la espalda de las cámaras e imágenes el edificio BIC mudéjar más antiguo de Madrid, con la reforma inacabada y con la declaración de protección de su entorno en espera.
Olvidaron comentar el grave perjuicio que este proyecto producirá en el parque de Eugenia de Montijo. Tampoco se acordaron del gran interés vecinal por el estudio, sistemático, del yacimiento arqueológico, que casualmente se sitúa bajo esos terrenos, mientras siguen dando licencia de obras a cualquiera sin un previo informe ni estudio de Patrimonio. Recuerden la zanja de Iberdrola de este verano.
En definitiva, ¿para qué ha servido esta visita?
— Para que el Ayuntamiento, por primera y única vez en años, mandara podar y limpiar como nunca la zona donde se produjo el acto público.
— Para que un elenco de cargos públicos sin parangón atravesase el Manzanares y llegasen a donde nunca han acudido y donde será difícil volverles a ver.
— Para oficializar servilmente lo que una semana antes la promotora inmobiliaria (la que corta el bacalao) ya había anunciado a bombo y platillo en la prensa local y regional.
En definitiva, para que los nuevos políticos retomen viejos argumentos y vuelvan a hablar del bien público y vecinal, cuando en realidad lo que están vendiendo es especulación inmobiliaria pura y dura.
Sin embargo, tienen la oportunidad de desmentir esto. ¿Cómo? Dando prioridad absoluta a los proyectos que de verdad se reclaman desde la ciudadanía:
— Protejan el Parque Eugenia de Montijo como el patrimonio natural y vecinal que es, y en vez de eliminarlo para construir más carreteras, amplíenlo sobre los terrenos de la cárcel.
— Completen el proceso de ampliación del entorno del BIC de la ermita y denle el uso social adecuado.
— Recuperen la vereda de Aluche.
— Continúen el estudio global del yacimiento arqueológico, en toda su extensión, antes de poner un solo metro cuadrado más de asfalto. Y si es tan importante, como todo lo indica, doten al lugar de un centro museo y de interpretación arqueológico.
— No borren por completo la memoria histórica de un lugar, la cárcel de Carabanchel; permitan la construcción de un lugar de representación.
— Doten a toda esa zona de Carabanchel y Aluche de los equipamientos sanitarios y sociales necesarios y comprometidos. Recuerden la construcción de 11.000 viviendas en la esquina de al lado.
Si ustedes, los políticos que nos representan, son capaces de no dar una sola licencia de obras para viviendas en ese lugar antes de que todo esto sea una realidad, entonces sí serán lo que pretenden ser: representantes de su ciudadanía.
¿Si no?… Pues lo que vimos el lunes 29: políticos y promotores inmobiliarios, juntos, anunciando la próxima operación especulativa.
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