NUESTRO APRENDIZ DE PARQUE...

En Carabanchel, uno de los parques más emblemáticos puede ser el Parque de la Emperatriz María de Austria. Tiene un nombre “noble” sin duda, y aunque apenas ya nadie se acuerde de ella, ocurre lo mismo con el parque en cuestión, que conocemos más popularmente como “Parque Sur”. Cuenta con 66 hectáreas, y marca una clara diferencia entre el antiguo y el nuevo parque. Es un área de descanso y respiro de muchos ciudadanos, en una zona en la que la contaminación acústica y ambiental hace imprescindible este pequeño oasis para el ocio de muchos vecinos de Carabanchel y zonas limítrofes. No todo son virtudes, sin embargo, ya que se encuentra en un deterioro imparable, si no comenzamos a hacer algo de inmediato por él.

La fase más antigua del parque ronda los 60 años, que no le hacen merecedor de ser calificado como histórico y tan noble como lo son sus vecinos del Parque del Retiro, Fuente del Berro, Parque del Oeste... y sin duda se nota en su mantenimiento, cuidados y mimos.

Pareciera que ponerle un nombre ilustre pudiera suponer darle un estatus que marcara un máximo y un mínimo; tenemos el Parque de Juan Carlos I, sirva de ejemplo. Pero no es así, nuestro parque muere día a día y nadie quiere ver la realidad. Se secan árboles, arbustos, macizos, y malamente son sustituidos por nuevas especies. Solo cuando, vía reclamaciones o esta misma denuncia pública, algún interlocutor quiere  tomar cartas en el asunto, se hacen leves maquillajes.

Es necesario realizar una reforma profunda que consolide el parque y las zonas que se encuentran actualmente como verdaderos secarrales, junto a la carretera de Toledo. Dicha carretera causa un impacto ambiental importante en esta zona del parque; se podría levantar una barrera acústica y repoblar con especies que minoren dicho impacto, en lugar de los paupérrimos aligustres, fantasmagóricos y secos en su mayor parte.

Es necesario dotar al parque de una figura imprescindible: “el jardinero”, especialista en las distintas especies, que realice limpiezas arbóreas, aplique soluciones ante enfermedades de las plantas y sustituya aquellas que se han podido secar por distintas causas. Actualmente, el personal que mantiene el parque realiza la limpieza puntual y el corte de césped... poco más. No es suya la culpa, pues seguramente estén para eso, de ahí que la figura del jardinero sea necesaria, imprescindible diría yo.

Acometer una pavimentación de caminos, en los que se encuentran aún escombros de los asentamientos de primeros del siglo pasado y es habitual pisar zonas embarradas. Parchear los últimos caminos urbanizados, dotar de riego por goteo a zonas que no conocen lo que es el agua, más que el de lluvia, y que los veranos de Madrid van dejando en el camino perdidas vegetales. Árboles que rondan los 100 años, y que por no colocarles una guía que corrija su inclinación han pasado por la motosierra como paliativo a sus males. Esto no es jardinería. También, el mal uso del parque por parte de algunos vecinos, en especial los fines de semana, nos hace ver un vertedero los lunes.

Podríamos seguir hablando indefinidamente de mejoras, pero, o se da un giro radical al uso y cuidado de nuestro parque, o en pocos años será un recuerdo en el olvido, como el de su nombre: Emperatriz María de Austria.

Un llamamiento a las asociaciones de vecinos para elevar este parque al podio que se merece. Nuestro parque no es menos que otros...

B. José Sánchez Rodríguez
Foto: Candela

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