DENUNCIAS VECINALES

El Parque de las Cruces

Qué manía de llenar los parques de cemento, losetas, etc. Así la poca agua de lluvia va a las purificadoras, llevándose toda la porquería, más gasto energético.

José Manuel Noya Bueno

 


Ruidos molestos y mal uso del mobiliario público

En la plaza de Setúbal hay una mala utilización de los predios por parte de las personas que hacen uso de la misma, tanto de los padres como de los niños. La zona destinada al juego de la petanca la utilizan como cancha de fútbol, y ya se han producido casi dos accidentes porque se encuentra cerca de la calle Portalegre. El primero fue que una persona adulta se puso a jugar con un niño de cuatro años. Esta persona estaba hablando por el móvil, dio una patada al balón fuerte y el niño no lo pudo contener: fue directamente a la calzada y el niño detrás del balón corriendo. En ese momento un vehículo pasando frenó y no atropelló al niño. El segundo: unos niños ya de 12 años, uno le dio un golpe al balón con tal fuerza que golpeó a un coche y éste paro de improviso. El coche que venía detrás también frenó, evitando así una colisión, pero los padres no parecen darse cuenta del peligro porque los niños siguen jugando ahí. 

Otros niños se ponen a jugar a partir de las 16:00 entre las mesas y bancos de la plaza, que no está habilitada para el juego con balón y no tiene retención: los balonazos dan directamente hacia las paredes de las viviendas. Si no traen balón, juegan con latas de refresco o botellas de plástico, con el ruido que genera. Luego, a partir de las 18:00, vienen otros niños, que juegan en el paseo peatonal con balones: ya han golpeado a varios transeúntes, con el riesgo que esto genera para las personas de la tercera edad que pueden sufrir un balonazo, pudiendo tener una caída, que para una persona ya mayor puede implicar una rehabilitación larga y dolorosa, con pérdida de autonomía y que esta persona pueda salir adelante o no.

Las madres dicen “son niños”, pero son ellas las que tienen que ver los riesgos de lo que pueda  pasar y los gritos que dan, armando tal jaleo que se escucha incluso con las ventanas cerradas, ya que se encuentran a menos de cuatro metros de las viviendas. Hacen carreras de patines, patinetes y bicicletas entre los peatones, y pasan a mucha velocidad y gritando.

Más tarde en verano algunas personas se sientan en las mesas a beber, y cuando ya están borrachos hablan gritando, poniendo música con altavoces, y si algún vecino les dice algo ellos responden que la calle no es de nadie, que están en vía pública. Hasta que a veces viene la Policía, se van y otras personas se ponen en las mesas hasta las cinco de la mañana. Antes se podía dormir con el aire acondicionado, pero con la subida de la luz no queda otra que la ventana abierta y, rompiendo el silencio de la noche, la música a todo volumen, las conversaciones gritando... Y no se puede dormir. Así no se puede vivir. 

Éste es un pequeño resumen de la falta de educación, empatía y civismo que sufrimos los vecinos de esta plaza.

Una vecina

 


Necesidad de un albergue

Estimados amigos, ya les comenté en algún escrito anterior sobre la necesidad de abrir un albergue en Carabanchel. Cada vez veo más personas en situación de calle y sin hogar en nuestro distrito. Faltan plazas de albergues en Madrid. Esta madrugada no hay ni una cama disponible, y mientras una persona pobre, en estado de máxima necesidad, se ha puesto a dormir en el hueco rellano de nuestro portal.

La necesidad es mucha y creciente, y no se están dando salidas ni respuestas sociales, ni tampoco personales. El mejor regalo para estas Navidades en Carabanchel es habilitar habitaciones en hostales y abrir o levantar un albergue refugio social. Piénsenlo seriamente, porque el tema es muy grave.

Andrés Portilla


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