el contenerazo
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El ‘contenerazo’ sigue perjudicando a la vecindad de Carabanchel

A.V. CARABANCHEL ALTO

Imaginen por un momento que un mal día aparecen, enfrente de la puerta del portal de su casa, dos nuevos y gigantescos contenedores de residuos. Y por “enfrente” entiendan a poco más de un metro de su puerta. Ahora imaginen ser propietarios de un modesto local para alquilar y que les ocurra lo mismo, produciéndose el bloqueo visual de su escaparate. ¿Y si les digo que esto es real? Les ocurre, por ejemplo, a los vecinos de la calle Alfredo Aleix 38, o a la propiedad del local de la calle Casatejada 2-4.

El pasado mes de noviembre, la dirección general de Servicios de Limpieza y Residuos contactó con la Asociación de Vecinos de Carabanchel Alto, ofreciéndose a enviar a sus técnicos para una reunión y una visita de inspección de los nuevos contenedores de residuos. Tal encuentro se realizó, y se les expusieron todos los puntos conflictivos conocidos y reclamados por la vecindad. Como resultado, apenas dos de las nueve reclamaciones fueron solucionadas, mediante el desplazamiento de los contenedores (y, por tanto, el pase del problema para otros vecinos).

En relación a los problemas de accesibilidad a los contenedores de las calles Piqueñas y Marianistas, admitieron los inconvenientes e intentaron una primera solución equivocada. A día de hoy sigue en estudio. Con respecto a los puntos concretos comentados, no vieron problema en ellos y consolidaron su situación con la colocación de horquillas.

En definitiva, para la A.V. de Carabanchel Alto se constató que la imposición de un nuevo sistema de contenedores en el barrio es mala, y que el Ayuntamiento se niega a reconocerlo. En vez de ello, las soluciones aplicadas han sido un perverso juego de Tetris, trasladando los contenedores de una posición mala a otra igual de mala, esperando, se podría suponer, que la nueva vecindad afectada se resigne a disfrutar del nuevo paisaje urbano.

No obstante, no hay que perder la esperanza, y todavía es posible que el Ayuntamiento dé marcha atrás. El ejemplo de ello lo tenemos en la historia de los puntos de recogida de la calle de Gómez de Arteche, donde varias localizaciones fueron anuladas en favor de un único nuevo punto, frente a y bajo viviendas. Después de varias reclamaciones, dicha localización fue trasladándose, hasta terminar retirando los nuevos contenedores y restituyendo parte de los antiguos con ruedas.

En resumen: la mitad del barrio cuenta con un sistema de recogida y la otra mitad con uno nuevo. Y esto mismo ocurre en una misma calle.

Y como colofón, prácticamente la totalidad de los nuevos contenedores naranjas tienen un problema de deformación de las tapas superiores en el lado de la calzada, hasta el punto que la presumida hermeticidad frente a la emisión de olores se ha visto anulada (además de un defecto del material que el Ayuntamiento haría bien en reclamar).

Vamos, que debemos alegrarnos, porque siendo grandes y feos, al menos los contenedores nos sonríen. Pero cuidado, no se acerquen: posiblemente sufren de halitosis.

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