Gasolinera en la calle Duquesa De Tamames
En el nº 59 de la calle Duquesa de Tamames se está instalando una nueva vecina, cuya actividad está clasificada como molesta, insalubre, nociva y peligrosa. Inquietantes credenciales éstas aplicadas a las gasolineras, como la que están construyendo en los límites del Polígono Aguacate, a menos de 50 metros de las viviendas más próximas.
De nuevo, parece haber primado el interés económico frente al interés público, y no se trata de poner cortapisas al crecimiento de la actividad empresarial, pero… ¿a costa de la comodidad y puede que de la salud de la vecindad?
Desde marzo, la empresa del punto de autolimpieza de vehículos está ampliando sus instalaciones para ofrecer el autoservicio de combustible. Y mientras muestra publicidad sobre su futuro servicio, evita la instalación del obligatorio cartel de obra, donde por imperativo legal debe exponer la concesión de la licencia.
A pesar de este evidente oscurantismo, no podemos dudar de que cuenta con la preceptiva licencia de actividad, la cual la vecindad espera conocer en breve. Pero lo crucial es la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) que debe acompañarla. Todo nuevo proyecto de gasolinera tiene la obligación de presentar un Estudio de Impacto Ambiental, donde debe argumentar que la nueva actividad no resulta nociva para su entorno.
Y es la Administración municipal, en este caso, la que debe emitir el preceptivo DIA; es decir, la resolución del órgano ambiental en la que “se determina, respecto a los efectos ambientales previsibles, la conveniencia o no de realizar el proyecto o actividad y, en caso afirmativo, las condiciones de diseño, ejecución, explotación y vigilancia ambiental del proyecto o actividad que deben establecerse”.
Ante la evidencia de unas obras tan visibles, no dudamos de que esta futura gasolinera cuente con los necesarios permisos. Pero las evidencias están ahí. La presencia tan cercana a las viviendas genera en la vecindad la lógica inquietud, por los riesgos inherentes a esta actividad. La distancia desde la fachada del edificio más próximo de viviendas es de 35 metros hasta la de la gasolinera, y de unos 45 metros en línea recta hasta la futura posición de los surtidores de combustible.
Investigaciones realizadas en la Universidad de Murcia sobre la contaminación ambiental de las gasolineras han determinado que la emisión de compuestos orgánicos en el aire puede llegar a detectarse a menos de 100 metros de las gasolineras. Tras un minucioso estudio, concluyen que la instalación de esta actividad debería respectar una distancia mínima de 50 metros a las viviendas más próximas y de 100 metros para equipamientos públicos como hospitales, centros de mayores o colegios. Sin irnos a otra Comunidad, Leganés cuenta desde el año pasado con una nueva ordenanza que regula la situación de las nuevas gasolineras, aplicando los mismos criterios de distancia.
La nueva gasolinera ha llegado con intención de quedarse, y solo nos resta averiguar por qué nuestro ayuntamiento ha velado en favor de esta nueva vecina en claro perjuicio del resto de la vecindad.
A.V Carabanchel Alto