Fiestas de San Isidro 2023 sin Punto Violeta

Conociendo el percal, varias amigas decidimos acercarnos a la pradera el día de San Isidro. Temiendo que no habría punto violeta, formamos uno volante ataviadas con paraguas morados, unos cartelitos colgados y unas hojas para repartir con teléfonos de información a los que llamar en caso de agresiones sexuales.

Mucha gente en la pradera a las once de la mañana. Nos dirigimos a la caseta de la Junta Municipal de Distrito de Carabanchel para preguntar dónde se encontraba el punto violeta institucional, pero —¡oh sorpresa!— no pudimos entrar porque la Junta estaba procediendo a regalar claveles, para lo que había una inmensa cola y se mantenía interrumpido el servicio de información mientras duraba esta actividad, según nos informó la Policía Municipal.

Nos dirigimos al espacio en el que el año pasado se había instalado un punto violeta institucional gestionado por una profesional y miembros de Voluntarios por Madrid, pero este año no estaba. Así que preguntamos por él a una pareja de la Policía Municipal, que se tomó todas las molestias para darnos respuesta, pero no pudo ser. Nadie sabía su ubicación.

Días antes, una de nosotras había estado en uno de los conciertos de la verbena y había oído cómo se informaba de que, en caso de agresión sexual, había que llamar a un número de teléfono que aparecía también proyectado.

Decidimos llamar a este número, pero tampoco supieron respondernos, nos tuvieron un ratito a la espera mientras trataban de averiguar la ubicación del punto. Acabaron pidiendo nuestro número de teléfono para devolvernos llamada mientras hacían sus pesquisas y después de un rato nos dijeron lo que ya nos habían dicho algunos policías municipales: que estaba cerca de la fuente de la pradera de San Isidro, donde ya habíamos estado y donde no habíamos encontrado el punto violeta. Vamos, como para una urgencia.

Dijeron que ese teléfono al que estábamos llamando era un teléfono de crisis para momentos de agresión, y entonces preguntamos qué debíamos hacer en caso de ser agredidas. Y nos respondieron que, según decía el protocolo, acudir al punto violeta. ¡Viva!

Finalmente, volvimos a pasar por la caseta de la Junta Municipal, y como ya había terminado el reparto de claveles, pudimos entrar a preguntar por la ubicación del punto violeta. La desoladora respuesta de la persona que nos atendió tras mirar el plano fue que se encontraba en el entorno de la fuente que hay en la pradera de San Isidro, la misma que habíamos revisado concienzudamente sin encontrar nada. Al preguntar por el horario previsto para el punto, el empleado no tenía la más remota idea.

Esta falta de interés que ha mostrado el Ayuntamiento por un recurso importante y necesario para la seguridad de las mujeres, además de útil para sensibilizar a la ciudadanía acerca de las violencias machistas, no nos ha dejado nada tranquilas.



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