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Recordando los parquímetros, diez años después

ROBERTO BLANCO TOMÁS
El 1 de marzo de 2006 entraban en funcionamiento los parquímetros en nuestro distrito, decisión municipal que daba lugar a una lucha ya mítica en Carabanchel. Lucha que además terminaba en victoria ocho años después, el 30 de junio de 2014, cuando el consistorio los retiraba definitivamente. La resistencia fue abanderada por la Asociación de Vecinos de Carabanchel Alto, que hemos visitado para recordar los momentos clave.
Marisa, que participa en esta asociación desde el principio, rememora el inicio de la campaña: “de la noche a la mañana, sale la noticia de que se amplían los parquímetros fuera de la M-30 y que uno de los barrios agraciados era el nuestro, en el casco antiguo de Carabanchel Alto. Cundió la indignación entre los vecinos, y la asociación convocó rápidamente una asamblea. Todos estuvieron de acuerdo en que había que luchar, y lo primero que hicimos fue convocar una manifestación en el barrio, que resultó multitudinaria. También se decidió abrir una cuenta solidaria y sacar bonos de ayuda para cubrir los gastos. Además, como había más barrios implicados, se propuso una coordinadora para luchar todos juntos”.
“Se pidió una reunión con Gallardón —continúa—, entonces el alcalde, para que nos diera explicaciones. En dicha reunión sostuvimos que en este barrio el problema para aparcar se daba por la noche, cuando la gente volvía del trabajo. Pero claro, el objetivo era recaudar dinero como fuera… De hecho habían querido ampliar tanto las zonas de aparcamiento de pago que se habían metido en aceras y habían quitado carriles en sitios donde no había aparcamientos. En la reunión estaban los técnicos que habían hecho el estudio, y les llamé ineptos. Gallardón se escandalizó, pero les demostré todo esto que apuntamos y se tuvieron que callar”. La lucha continuó, con unidad de acción entre los barrios afectados: “hicimos un montón de manifestaciones, muy divertidas, porque incluíamos la reivindicación en todo lo que hacíamos. Por ejemplo el Carnaval: todos los años hacíamos el ‘entierro de los parquímetros’ en el centro. También se hizo la figura del Vampirón —alusiva al alcalde—, que nos la pasábamos de barrio en barrio y circulaba por todo Madrid”. Junto a las acciones, la asociación iba luchando en otros frentes, muchas veces con éxito. “Hicimos un gabinete con abogados —explica Marisa—, y la gente venía para recurrir las multas, lo que en muchos casos se consiguió. También ocurrió que a la gente que tuvo la precaución de guardarlas se las devolvieron, porque cuando sacaron el decreto no lo hicieron bien, y no era legal”.
Toda lucha conlleva represión, y ésta no iba a ser menos. La Policía seguía de cerca las acciones, actuando cuando tenía oportunidad. No hablamos necesariamente de parquímetros rotos, sino incluso si se trata de “cosas como pegar un poquito en la ranura para evitar que entrara el dinero”, apunta Marisa. Un ejemplo es el caso de Paco, miembro de la asociación: “lo mío fue un año de cárcel, además de una multa bastante fuerte y pagar las costas. Yo ya imaginaba que me iba a caer lo máximo”. Pero era una lucha imparable, por cuanto respondía a un problema que afectaba a todos los vecinos, que la apoyaban en bloque. Como nos cuenta Paco, “el 20 Minutos hacía mapas de los parquímetros que funcionaban, que nos servían para localizarlos, pero cuando llegabas ya estaban rotos”. Y es que, como explica Marisa, “fue una época en que la gente andaba muy quemada, porque coincidió que había habido una subida de IBI bestial, luego la tasa de basura… y esto fue la gota que colmó el vaso”. En este sentido, es significativo el caso de Jesús, vocal de la asociación, que hasta entonces no había participado en ella. “Me enteré del conflicto por la prensa, y tú vives aquí y piensas: ‘¿qué hago yo?’. Y empiezas a implicarte, porque ves que tienes que hacerlo, que es importante, que es tu barrio. Yo me asocié entonces, e imagino que a muchos otros les ocurriría lo mismo. En mi caso, fue ver que esta asociación vale la pena, porque está defendiendo los intereses de todo el barrio, y hay que comprometerse”.
La lucha constante tiene sus frutos: el Ayuntamiento terminó por darse cuenta de que aquello no iba a ningún sitio. Como nos explica Jesús: “se veía que querían dejar ya el tema, y nos dijeron que si presentábamos alegaciones era más fácil que los quitaran, y lo hicimos”. Sigue Marisa: “entonces nos dicen que los quitan. Coincidió con las fiestas del barrio, y nuestra intención era ir y despedirnos de ellos cantando y de fiesta, pero se lo olieron y los quitaron antes, de madrugada. Así que hicimos una manifestación con velas en la plaza de Carabanchel Alto, sacamos el ataúd del Vampirón y los parquímetros que habíamos hecho para las movilizaciones y los quemamos allí. Lo celebramos igual”.

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