Grupo de Empleo San Isidro, una iniciativa potente contra el paro

Esta iniciativa “surge ante la necesidad —nos cuenta Óscar Chaves, dinamizador de empleo— de buscar una salida al desempleo prolongado de un grupo de personas del barrio mayores de 45 años, que hartos de encontrarse con un muro allá donde iban (entidades públicas y privadas de empleo), y también ante las escasas ofertas de un mercado laboral muy bloqueado y reducido, deciden juntarse para, de manera colectiva, buscar una solución a esa problemática que afecta a su familia y al conjunto del barrio”. Estas personas acuden regularmente al servicio de dinamización de empleo con el que cuenta la Asociación Vecinal Alto de San Isidro, a cargo de Óscar, quien detecta dicha inquietud y trata de potenciarla, proponiendo convocar a una reunión a toda la gente que ha pasado por el servicio que pueda estar interesada. La convocatoria se hace a finales de 2013, y también invitan al club de empleo de Quintana, que acude para mostrar su experiencia. De dicha reunión surge un grupo más o menos estable de 25 personas, que desde entonces viene reuniéndose todos los martes. A partir de ese momento, Óscar pasa voluntariamente a segundo plano, dejando que sean ellos mismos quienes se autogestionen, asumiendo él más bien la tarea de “facilitador”. En ese sentido, trata de ayudar al grupo en lo posible proporcionando información, acceso a recursos, contactos y cualquier cosa que el grupo necesite y esté en su mano proporcionar.
Aunque su propia naturaleza debería convertirlo en un grupo inestable —por abandono al conseguir un empleo—, la realidad ha marcado otro camino: la mayoría de los trabajos que se encuentran son temporales, por lo que muchos continúan echando una mano mientras están empleados. En ello influye también el “sentimiento de grupo” y los lazos afectivos creados. Alberto Pulido, uno de sus miembros, incide en ello: “hay muy buena gente, y existe muy buen ambiente, la verdad… Hay unidad en el grupo”. Además, llevan a todos los ámbitos la solidaridad y el apoyo mutuo. Comparten sus recursos, desde herramientas hasta un vehículo o los conocimientos específicos de cada uno. También han consensuado la igualdad de salarios: “saben perfectamente que el oficial de primera cobra mucho más que un peón, pero sin embargo aquí se plantea en términos de que la chapuza le ha salido al grupo, el peón necesita el dinero tanto como el oficial, la hora nos va a salir a tanto, y lo repartimos…”, nos explica Óscar.
El grupo ofrece un amplio abanico profesional, desde reformas hasta cuidados, pasando por limpieza, transporte, hostelería, informática o trabajos administrativos, entre otros. Existen dos formas principales de conseguir trabajo. En la primera de ellas, el grupo funciona como una bolsa de empleo autogestionada, y cuando surge una oferta de trabajo envían dos o tres currículos y el empresario decide. En la otra modalidad, es el propio grupo quien se publicita, y los trabajos llegan a través de un teléfono común, que va rotando cada quince días. De este funcionamiento surge de forma natural una necesidad de mayor organización. “De momento no tenemos capacidad para constituirnos como figura jurídica, pero si el volumen de trabajos aumenta o conseguimos, por ejemplo, el mantenimiento de varios edificios, entonces aquí todo el mundo tiene clarísimo que la figura a adoptar es una cooperativa”, comentan.
Inevitablemente, van surgiendo problemas, a los que se va buscando soluciones: “si hay tres pintores y el trabajo es para uno, ¿quién lo hace? Aquí todo el mundo está desesperado… Lo que se ha establecido —de forma voluntaria, pero todo el mundo lo aplica— es que, de cada trabajo que salga a través del grupo, un tanto por ciento de lo obtenido va al propio grupo como ‘caja de resistencia’… Pero siempre de manera voluntaria, claro, porque hay gente que está realmente al límite”, insiste Óscar. También, en ocasiones, es necesario aclarar a la gente que se acerca al grupo el funcionamiento del mismo. Nos comenta Yolanda Zabaleta, otra de sus integrantes: “mucha gente nos llama para que les demos trabajo, entonces hay que explicarles que no somos el INEM: que vengan a participar. Nosotros invitamos a toda la gente a que venga, participe, nos cuente sus ideas…”.
A la hora de hacer balance, Óscar tiene claro que es muy positivo. “Es lo más potente que se ha armado en esta zona a nivel de empleo, al menos en el último año. No solo porque gracias al grupo ha encontrado trabajo bastante gente, sino sobre todo porque varias personas, por lo menos diez, que entraron en el grupo hechos polvo, ahora tienen una fuerza… Ha habido un proceso real de empoderamiento, con gente que llegó al grupo, estuvo dos meses sin abrir la boca, y paulatinamente se han ido convirtiendo en motores del mismo. Además este grupo se ha estabilizado, lo que es muy difícil en grupos de este tipo, porque por definición el sujeto que los conforma es temporal”. Alberto, en este sentido, comenta: “aquí te quitas un poquito la presión de estar todo el día pensando ‘joder, no tengo curro’, hecho una pena; la cabeza se te despeja”. Yolanda lo corrobora: “Mi experiencia es muy, muy buena… Yo tenía una situación muy jorobada con unas operaciones, y mis compañeros me han ayudado muchísimo…”.
A este balance hay que sumar que el grupo comienza a ser conocido en el barrio y en el Distrito, objetivo que se habían marcado, y también han establecido comunicación con otros sujetos productivos de la zona, como las galerías comerciales, estando en conversaciones para conseguir un espacio. También se encuentran en fase de coordinarse con otros grupos: al igual que el de Quintana vino a contarles su experiencia, ellos ya han ido a La Ventilla y a Lucero para hacer lo mismo, habiéndose constituido allí también grupos. El siguiente paso: preparar “un encuentro de grupos antes de que acabe el año” y seguir avanzando en el trabajo conjunto y la extensión de la idea. Y estamos seguros de que lo conseguirán: con el tesón que demuestran, no habrá obstáculo que detenga a estos vecinos en su voluntad de ser dueños de su destino.
RECUADRO
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Roberto Blanco Tomas