Un inmueble en el centro de Carabanchel, motivo de controversia

Arturo Prado Lima

Esta casa ha sido testigo de la historia de Carabanchel. Está situada en la calle Camino Viejo de Leganés, y en ella y sus alrededores han crecido familias, negocios, trabajos, sueños y aventuras de todo tipo. Hoy, un solitario puesto de fotografía automático es todo lo que funciona en la gran casa en pleno centro comercial del barrio.

En su interior aún quedan los rastros de sus antiguos habitantes: electrodomésticos, muebles, viejos recortes de periódicos y mesas cubiertas de la implacable memoria. Es una casa llena de historia que muchos de los habitantes del sector desconocen, pero que saben que hoy por hoy es un estorbo para los nuevos vientos modernizadores de la vida.

Muchos de los comerciantes ven en la antigua casa un refugio de suciedad, un esperpento abandonado que obstaculiza el normal desarrollo de las actividades, incluso de movilización. Por eso han pedido a las autoridades competentes que actúen y dejen lugar a otro tipo de actividades, ya sean recreativas o, lo que es más llamativo, más espacio para el comercio.

Nadie responde por ella. Ni siquiera sus dueños o herederos dan la cara para poner las opiniones de los vecinos en su lugar. Porque las visiones son variadas: unos quieren su utilidad, otros lamentan su inutilidad; unos quieren verla desparecer, otros quieren conservar este inmueble, que es, entre otras cosas, patrimonio cultural de la arquitectura local.

La casa es motivo de controversia, de preocupación, incluso de malos augurios. Corresponde a las autoridades y a la comunidad de vecinos buscar la mejor solución para este inmueble abandonado, que es uno de los tantos casos que se presentan aquí y en otras partes de la ciudad.