Por: Pedro Cintas
Paseando por General Ricardos llego a la Colonia de la Prensa, la intento visitar y veo que está sin ninguna accesibilidad para poder hacerlo: aceras estrechas por las que no pasan las sillas de ruedas, árboles en medio de las aceras o agujeros sin cubrir tras quitar los árboles... Es triste que, con el patrimonio que hay en Carabanchel, no lo podamos visitar las personas con diversidad funcional por no ser accesible para nosotros.
Un Carabanchel accesible y todo su patrimonio no es un lujo, sino un derecho que tenemos como personas. Sueño con un Carabanchel y todo su patrimonio accesible para todos, que podamos visitar y no sea una tortura hacerlo para personas con diversidad funcional como yo, que voy en silla de ruedas.
Y no solamente es eso, sino también el acceso a los comercios donde tenemos que comprar las cosas; el metro, inaccesible para mí al carecer de ascensores; o las basuras, pues no tenemos ningún contenedor accesible.
También os quiero comentar que me gusta participar en la vida asociativa de mi barrio, pero no me dejan hacerlo. He estado visitando asociaciones para pedirles apoyo para la plataforma Carabanchel Historia y Patrimonio, y cuál es mi sorpresa al comprobar en las que he acudido que ninguna es accesible.
Por ello, me siento totalmente discriminado y “ciudadano de segunda”. ¿Dónde están mis derechos? No solo son las barreras arquitectónicas de las aceras, esto es tercermundista. Todas las personas con diversidad tienen que afrontar mucho peligro para su integridad física. Somos un colectivo totalmente abandonado por las instituciones.
